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El entrenador errante

El entrenador errante

Alos 23 años tuvo a sus órdenes a un pívot ruandés al que el FBI había rescatado de la guerra tribal de su país después de haber sufrido el asesinato de once miembros de su familia, con 24 se vio obligado a llevar guardaespaldas y a ver cómo su casa era custodiada por soldados armados las 24 horas del día, con 25 sus resultados le valieron para aparecer en la portada del New York Times, antes de los 30 tuvo que huir a la carrera de un pabellón después de patentar la puerta atrás mexicana... La trayectoria profesional de Pep Clarós, entrenador ayudante del DKV Joventut, da para escribir un libro. De hecho, ya lo ha publicado. Bajo el título Preparado para viajar, este badalonés de 40 años ha recogido sus vivencias como trotamundos de los banquillos (Ferrerías de Menorca, Northeast Missouri St. University, selección de El Salvador, American University de Puerto Rico, Correcaminos Reinosa de México, Trotamundos Carabobo de Venezuela, Correcaminos Ciudad Victoria de México, Fort Wayne Fury de la CBA estadounidense, Rosalía, Tarragona, Madeira de Portugal, Hanzevast Capitals de Holanda y La Penya) en una sucesión de equipos que a él mismo le cuesta catalogar de correcta porque "siempre me salto alguno. Siempre quise ser entrenador y aunque este trabajo es muy provisional nunca me había planteado que iba a estar continuamente cambiando de país. Son cosas que han ido surgiendo sobre la marcha de una forma muy peculiar". Y tanto que sí.

Northeast Missouri State

Llegada a los banquillos americanos con 23 años

Clarós tilda de "inolvidable" la experiencia de ser entrenador ayudante a los 23 años en una universidad estadounidense, a la que llegó de la mano del ex jugador Jack Schrader. "Cuando yo militaba en el Sant Josep, Jack jugaba en el Cotonificio y ya había sido entrenador mío en categorías inferiores. Él llevaba ya cinco o seis años como ayudante en Northeast Missouri State y cuando le promovieron a primer técnico buscó dos personas para que fueran sus ayudantes y yo fui una. El primer contacto me lo facilitó Miguel Ángel Forniés, actual jefe de prensa del Joventut, ya que sabía que Jack iba a ocupar ese puesto", recuerda. Pese a que el nivel competitivo del equipo no era muy alto -fue allí donde tuvo a sus órdenes al ruandés Joseph Kalimba-, Clarós destaca los numerosos medios para trabajar y la extrema organización reinante. "Sabíamos hasta las canciones que iban a sonar por megafonía durante los partidos y en qué minuto lo iban a hacer".

Selección de El Salvador

Guardaespaldas propio y soldados custodiando su casa

El año siguiente, 1995, Clarós se convirtió en seleccionador de El Salvador "de forma bastante accidental y peculiar. En la Universidad nos llegaban muchos ofrecimientos de jugadores de Honduras, Panamá o El Salvador que querían jugar con nosotros. En una de estas cartas nos hicieron llegar que en ese país el puesto de seleccionador estaba vacante. Yo había estudiado con un salvadoreño que era piloto de avión y que justo en ese momento estaba en el país. Contacto con él para preguntarle y, curiosamente, resulta que era muy amigo del presidente de la federación, que, curiosamente también, había vivido 30 años en Barcelona y había jugado con el Español y el Picadero. Al final me invitaron a pasar una semana allí viendo el Centroamericano de clubes, me explicaron la situación... y acepté. Eso sí, fue algo muy peligroso. Sólo habían pasado dos años desde la Guerra Civil, era un cargo muy politizado, yo iba con guardaespaldas, los soldados vigilaban mi casa 24 horas al día con fusiles, tuvimos que competir por Belice, Nicaragua, Honduras, Panamá...", rememora.

American university (NCAA)

Portada en el "New York Times" tras batir al campeón

En su desembarco en la NCAA, la casualidad volvió a jugar un papel primordial, tal y como Clarós recuerda entre risas. "A Mario Butler le cortaron justo cuando yo estaba en Puerto Rico pasando las vacaciones de Navidad. El director atlético de la universidad era el seleccionador Carlos Morales, ahora comentarista de ESPN Latinoamérica. Habíamos hecho relación en un torneo de selecciones que jugamos el año anterior... y acabé fichando. Estuve dos temporadas allí, en una universidad pequeña, pero compitiendo en la NCAA. Teníamos un torneo muy prestigioso, el San Juan Shootout, al que invitábamos a los mejores equipos del país y tuvimos la suerte de jugar contra Arkansas, que era el número uno del ranking después de ganar el título el año anterior. Les batimos y salimos en la portada del New York Times. Tenía un equipo buenísimo, con tres jugadores de la selección que fue plata en el Mundial de Australia en el que España fue séptima con Dueñas y De la Fuente. Jugábamos contra equipos del Top 20 y ganamos a Alabama, perdimos en la prórroga contra St John"s... En Estados Unidos nos dieron mucho bombo".

México y Venezuela

Capotazos del mono vestido de torero y la "back door" mexicana

Tras dar carpetazo a su periplo en Puerto Rico, en 1997, Clarós regresó al baloncesto profesional en clubes de México y Venezuela, competición esta última que califica de "muy interesante, muy loca, con mucho colorido, muchos americanos... Los aficionados lo viven con extrema intensidad, hay muchas trifulcas y tanganas. Por aquel entonces, la Liga contaba con jugadores de mucho nivel, ya que por allí andaban Tanoka Beard, Derrick Alston...".

De su paso por México, recuerda una anécdota hilarante. "Cuando dirigía al Correcaminos de Ciudad Victoria jugamos un partido de la final en la cancha del Tampico, club con el que teníamos una gran rivalidad. Perdíamos de 20 puntos y a falta de dos o tres minutos el técnico rival pidió un tiempo muerto, algo que no me molestó. Al cabo de un rato, quedando un minuto, volvió a pedir otro. Mis jugadores ya estaban molestos y yo les decía que no pasaba nada, pero en una de estas pasó por mi lado la mascota del rival, un mono vestido de torero, y me empezó a pasar el capote por encima de la cabeza, con todo el público gritando: "¡Olé, Olé!" Le dije que no volviera a hacerlo porque, de lo contrario, le iba a tener que dar un puñetazo y me hizo caso... pero cuando quedaban 30 segundos ellos volvieron a pedir otro tiempo muerto. Entonces decidí preparar una jugada: la back door (puerta atrás) mexicana. Consistía en que un jugador mío sacaba de banda, le pasaba el balón al jugador que estaba de base y éste se la tenía que pasar al alero, que se colocaba justo delante del entrenador rival. El base tenía que hacer un pase de béisbol fuerte a cuatro metros de distancia. En ese momento, el alero debía hacer una puerta atrás para que el técnico rival recibiera el balonazo en la cara. La jugada salió perfecta, se montó una tangana descomunal y tuvimos que salir por patas del pabellón".

Fort Wayne Fury (CBA)

Ayudante de Keith Smart, una auténtica leyenda en Indiana

En la temporada 1999-2000, este badalonés hizo un paréntesis en su aventura latinoamericana para ser ayudante de Keith Smart, hoy en día en los Golden State Warriors, en los Fort Wayne Fury de la CBA, la extinta Liga Comercial estadounidense. "Por aquel entonces no existía la NBDL, por lo que la CBA era la segunda mejor Liga del mundo. En nuestro equipo todos los jugadores tenían pasado NBA excepto dos. Todos los demás tuvieron al menos contratos de diez días o incluso llegaron a destacar más, como Moochie Norris o Antonio Lang. En esa época, Keith era una leyenda porque fue el que metió la canasta que le dio el último título a la Indiana de Bobby Knight ante Syracuse. Fue una experiencia buenísima porque el talento de los jugadores era enorme. Lo de Indiana con el baloncesto es increíble, creo que en ningún lado se vive como allí. Hay 15 ó 20 universidades en un área de 400-500 kilómetros".

Regreso a Europa

Liga LEB, Portugal, Holanda y ayudante en "La Penya"

Clarós regresó a Europa en 2001 para entrenar al Rosalía de LEB. Tras pasar también por Tarragona, en 2004 volvió a emigrar para hacerse cargo del Madeira, con el que llegó a ganar una Copa, mientras que en 2007 siguió afrontando retos exóticos al hacerse cargo del Hanzevast Capitals holandés. En la actualidad, cumple su segundo ejercicio como ayudante de Sito Alonso en LaPenya.

Experiencia humanitaria en África

"No planté un árbol, pero sí una canasta"

Además de su labor como técnico, Clarós ha emprendido también proyectos humanitarios. Hace años pasó un mes en Ghana trabajando con niños huérfanos. "No planté un árbol pero sí que planté una canasta junto a los niños. Cortamos la madera, la pintamos, hicimos el aro... Ésa sí que fue una gran experiencia". Si lo dice él que ha vivido tantas...