El Colegio Oficial de Enfermería de Álava (COEA) se ha aliado con esta psicóloga, que desempeña su labor en el gabinete gasteiztarra Inari, para dotar a sus profesionales de mejores herramientas en el día a día. La sede colegial celebrará hoy su segundo taller para el colectivo, en el que tomarán parte, como hace justo una semana, doce nuevas sanitarias.

El colectivo enfermero está acostumbrado a cuidar, a acompañar y a tratar pacientes con enfermedades graves. ¿Por qué es necesaria ahora una formación como esta?

-Esta formación siempre es necesaria para todos los sanitarios, pero me parece interesante que en concreto sea para la Enfermería porque son los profesionales que están más al pie del cañón, tienen un trato más continuado con los pacientes, pasan más tiempo con ellos y al fin y al cabo se les plantean más dudas. En la primera charla les comenté que es muy importante abordar el sufrimiento como una variable más dentro del tratamiento del paciente, de esa atención. Porque tener esa empatía siempre va a hacer que la atención sea más satisfactoria.

¿Fácil llevarlo a la práctica?

-Lo que compartieron al menos la semana pasada es que hay falta de tiempo. A ellas les gustaría dedicarles más tiempo, explicarles más detalladamente diferentes situaciones, o simplemente escucharles. Pero muchas veces no pueden estar tanto con ellos como les gustaría. Van, sobre todo en según qué plantas y épocas, un poquito contrarreloj. Y es muy complicado hacer de enfermeras y de psicólogas en tan poco tiempo.

El avance de la telemedicina y de las consultas telefónicas tampoco parece el mejor aliado en este sentido.

-Sí, aunque este tema no salió, porque al menos en este taller participaron enfermeras del ámbito hospitalario. Pero cuando las consultas son telefónicas siempre se puede mostrar esa cercanía a través de la voz, o simplemente hacer esa llamada por preocuparse del paciente o hacer un seguimiento. Siempre se agradece.

¿Cuáles son las pautas fundamentales o los consejos que está trasladando a las profesionales?

-Cuando se dan malas noticias o hay que explicar tratamientos más complicados, o más duros, los pacientes pueden entrar en fase de shock y no llegar a asimilar toda la información que se les está dando. En estas situaciones, además de demostrar esa cercanía, esa empatía, ponerles nombre, hay que humanizar la comunicación, porque esa persona está sufriendo. De alguna manera, debe sentir que podemos dedicarle ese tiempo y darle toda la información que necesita para disminuir la incertidumbre y el sufrimiento que puede experimentar. A veces se da por hecho que el paciente conoce cierta información, y bien porque no le ha llegado o porque está en ese shock, no está de más cerciorarnos de que tienen esa información o, al menos, darles la opción de que puedan saber más y devolverles parte del control.

¿Dar esas malas noticias es lo más difícil para las profesionales?

-Claro. Aunque no les toca dar diagnósticos, que están más relacionados con la parte médica, sí tienen que explicar tratamientos, por ejemplo. Yo les insisto en que es importante, por un lado, estar en un lugar tranquilo, ser amable, mostrar interés, confianza... y de alguna manera, adaptarse también al paciente, a su condición emocional, a su lenguaje verbal y no verbal. Atender a esos aspectos que nos pueden dar información sobre cómo se encuentra. Y prepararle a la persona antes de soltarle la información de golpe y porrazo.

Empatizar sin verse afectadas a nivel emocional tiene que ser también muy complicado.

-Sí, buscar ese equilibrio es complicado, sobre todo trabajando en servicios como Oncología. Pero es importante que cada una tenga sus habilidades y herramientas para hacer frente a estas situaciones. Para eso es muy importante gestionar las propias emociones, porque no todos los días nos encontramos igual ni todos los casos nos afectan igual. Si estoy triste, quizá tenga que dedicarme un tiempo a mí misma para llorar o desahogarme y buscar el apoyo en otras personas.

La pandemia está siendo un periodo muy duro para el propio colectivo enfermero. ¿Su salud mental y emocional están en riesgo?

-Obviamente, llevan un cansancio físico y emocional porque de por sí es un trabajo duro. Tienen que enfrentarse a situaciones muy delicadas y que les tocan emocionalmente. Y sí, con toda esta etapa del coronavirus en la que han estado al frente, arrastran un cansancio extra. Han mostrado mucha implicación, se han involucrado, siempre quieren mejorar y en la primera charla se vio claramente.