Cerca de 900 alaveses luchan contra el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) en la actualidad. Casi 6.200 en toda la Comunidad Autónoma Vasca. Son pacientes invisibles que luchan contra un desafío ético y contra el estigma y la discriminación por ser enfermos de esta infección silenciosa. Además del VIH, o el sida que es la enfermedad final que se desarrolla por este virus, también siguen a la orden del día otras enfermedades de transmisión sexual (ETS) como la clamidia, el herpes genital, la gonorrea, las ladillas o la sífilis. Hoy se celebra el Día Internacional de la Salud Sexual y varios profesionales explican a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA que, en la actualidad, cada vez hay más concienciación contra las enfermedades sexuales, pero todavía hace falta más trabajo social para poder luchar contra ellas y evitar que se sigan transmitiendo entre la población, cada vez más joven.

"Hay un mantenimiento en cuanto a los casos anuales que se detectan en las enfermedades de transmisión sexual. Solo el pasado año, en el territorio alavés se contabilizaron 13 nuevos casos de VIH", explica Mikel Resa, sexólogo de la Comisión Ciudadana Antisida de Álava. Este número, que entra en las estadísticas y se cataloga como estable, tiene dos lecturas diferentes, según explica el propio sexólogo. Por un lado, podría interpretarse que se siguen manteniendo prácticas sexuales de riesgo entre la población, pero también tiene una segunda interpretación, la más positiva. "Estos datos reflejan que las campañas de Hazte la prueba están siendo eficaces y eficientes", opina. Es decir, cada vez son más las mujeres y hombres que tras mantener prácticas sexuales de riesgo por no utilizar el preservativo en la penetración vaginal o anal, deciden hacerse la prueba del VIH.

Para el médico Manuel García Manero, del departamento de ginecología y obstetricia del hospital Vithas de Vitoria, los datos son negativos. "La infección por el virus del sida no solo no ha disminuido, sino que además ha aumentado. Cabe destacar que las generaciones más jóvenes no ven esta enfermedad como un problema y aunque han mejorado los tratamientos, todavía no tiene cura", destaca".

Detectar en una persona si porta la infección o no es una prueba sencilla y prácticamente indolora. Basta con pinchar levemente el dedo de quien quiera realizarse la prueba y el test, a los pocos minutos, determina el estado de salud. Esta prueba se puede realizar en la propia Comisión Ciudadana Antisida (calle Nueva Fuera, 15) de manera gratuita, anónima y confidencial. También la realiza Osakidetza a petición personal informando al médico de cabecera. Además, el test también está a la venta libre en farmacias. Según valora Mikel Resa no importa dónde realizarla, lo importante es hacerlo: "Lo que más nos preocupa de los nuevos casos que detectamos es que más de la mitad son diagnósticos tardíos". Es decir, positivos que se detectan varios años después de ser portadores de esta infección.

Y es que, a diferencia de otras ETS, el VIH es asintomático. No hay un síntoma concreto que determine que una persona está infectada. Es con el pasar del tiempo, de los años, cuando el sistema inmunológico del paciente va apagándose con lentitud y despiertan otras enfermedades oportunistas, como una neumonía o un cáncer, por ejemplo. De ahí la importancia de diagnosticar esta infección a tiempo, según informa el sexólogo. "Las personas que llevan infectadas desde hace mucho tiempo tienen un nivel de anticuerpos de defensas muy bajo y debutan entonces otras enfermedades, por la falta de fuerza en el sistema inmunológico", explica.

Si el VIH es detectado en su fase inicial, se puede tratar con medicamentos y evitar, de paso, que la infección continúe propagándose. De hecho, el virus del VIH (que con el tiempo puede causar la enfermedad del sida) se transmite por cuatro vías: con la penetración vaginal, anal, a través de la sangre o en la lactancia materna. En la vida cotidiana no existe riesgo de transmisión y, por ello, "la información y la prevención son las únicas armas de las que disponemos para limitar la propagación del virus. El conocimiento es la primera herramienta preventiva, y es importante que comprendamos cómo protegernos", añade.

Otras enfermedades

Las enfermedades de transmisión sexual se están incrementado a la sombra de la pandemia. Así, para Manuel García Manero, "lejos de lo que se pudiera pensar por la elevada información sobre las mismas, la incidencia sigue cada año en aumento progresivo". Dentro de las enfermedades clásicas, la sífilis es la más frecuente, seguida de la gonorrea e infección por clamidia. Desde Sidálava confirman también que la sífilis encabeza la lista. En este sentido, según añade García Manero, es cierto que estas enfermedades han comenzado a contraerse en población más joven debido a comenzar las prácticas sexuales en edades más tempranas. Sin embargo, añade que lo común sigue siendo encontrarlas en población más adulta: "Podría parecer que las enfermedades de transmisión sexual son propias de la juventud y adolescencia. Sin embargo, el rango de edad más frecuente es entre los 25 y 44 años".

Otra de las enfermedades que se puede contraer es el virus del papiloma humano (VPH); existen cerca de 200 tipos y alrededor de 40 afectan a los genitales. Estos se propagan a través del contacto sexual con una persona infectada. Existen dos categorías de VPH de transmisión sexual: el de bajo riesgo puede causar verrugas en o alrededor de los genitales, la boca o la garganta; el de alto riesgo puede desencadenar diferentes tipos de cáncer, como el de cuello uterino, ano, garganta, vulva o vagina. "Actualmente no existe curación del VPH, pero eso no debe alarmar porque la mayoría de las personas infectadas no tendrán ningún problema en su vida. La vacunación de los adolescentes mejora la protección contra el virus, pero debemos recordar que no protege contra todos los tipos de virus".

"La población cada vez está más concienciada. Llevamos muchos años trabajando para reconocer la importancia de protegerse frente a las enfermedades e infecciones de transmisión sexual. Sobre todo, en el momento en el que cambiamos de pareja sexual. Frente a esto, el preservativo es la herramienta más segura y la única manera de protegernos y proteger al resto", recuerda Mikel Resa.

Desde el hospital Vithas, el profesional García Manero asegura, no obstante, que queda mucho trabajo por hacer: "En mi opinión existe concienciación cuando uno se encuentra con el problema. Podemos decir que existe información sobre el tema, pero insisto en que debemos analizar si esa información llega a la población". También ofrece un consejo "muy simple". "Sexualidad responsable y saludable", concluye.

Ayuda en diferentes etapas

Desde la Comisión Ciudadana Antisida de Álava llevan décadas trabajando por la salud sexual de los alaveses. Se trata de una organización no lucrativa declarada de acción social. Tiene diferentes fines y la ayuda que ofrecen los miembros del equipo es diferente. De hecho, en los últimos años han ido abriendo nuevos horizontes, según explica Mikel Resa.

Por un lado, realizar de manera anónima y gratuita las pruebas de VIH a los interesados, pero también los test de embarazos no deseados. Es especialmente esta prueba la que acerca a los jóvenes a sus instalaciones y es entonces cuando el sexólogo aprovecha para explicar y alertar sobre la importancia de prevenir las enfermedades. "Aquí los jóvenes vienen especialmente por los embarazos no deseados, pero entonces les explicamos sobre el resto de enfermedades", explica.

Entre sus principales objetivos está, precisamente, informar y concienciar a la sociedad acerca de la problemática de la infección por VIH u otras infecciones y enfermedades para fomentar cambios en el comportamiento que reduzcan las prácticas de riesgo. Se trata de un trabajo educativo de promoción de la salud y de prevención comunitaria.

También trabajan para potenciar el sentido de la solidaridad "para evitar la discriminación y el rechazo hacia las personas afectadas". Según explica el sexólogo, estas enfermedades todavía afectan en la repercusión social de manera negativa. Por ello, fomentan, mediante el acompañamiento socio-educativo y la posibilidad de formación individualizada, la inclusión social de personas que por sus características o situación necesitan un apoyo específico.

Además, trabajan para propiciar la construcción de una ciudadanía "crítica, participativa, responsable y comprometida con prácticas y valores que promuevan la igualdad".