Álava es rica y diversa. Álava es naturaleza y patrimonio, pero también museos y festivales, actividades al aire libre o gastronomía, y cuenta con recursos que atraen a miles de visitantes: la Almendra Medieval de Vitoria-Gasteiz, las playas de Landa y Garaio, los viñedos y bodegas de Rioja Alavesa, el espectacular Salto del Nervión, el horizonte blanco del Valle Salado, etc.

Pero además de estas visitas obligadas, auténticos must para cualquier viajero, Álava esconde otros tesoros igual de preciados que cuentan con un valor adicional en este tiempo de pandemia: la tranquilidad y la ausencia de masificación. Hoy vamos a hablar de uno de estos tesoros:sus castillos y palacios fortificados.

Álava fue tierra de paso durante siglos, territorio en permanente disputa entre los reinos de Navarra y Castilla, y esta circunstancia explica la abundancia de castillos, torres defensivas y villas amuralladas. Conocerlos es la excusa perfecta para recorrer la provincia, disfrutar de sus paisajes y gastronomía, empaparse de historia y respirar aire puro.

Porque los castillos y torres de Álava pueden disfrutarse de forma segura al aire libre y, de hecho, están enclavados en escenarios naturales de gran belleza y constituyen atalayas que brindan vistas impresionantes.

Empezamos nuestro recorrido con la más conocida y emblemática de las fortalezas alavesas: el Castillo de Portilla. Este castillo se asienta sobre un impresionante cerro a casi 800 metros de altura vigilando la localidad de Portilla y el valle del Ebro, en el sur del territorio, y un hecho atestigua su importancia histórica: su torre aparece en el escudo de Álava.

Aunque no se sabe con exactitud, las últimas investigaciones apuntan a que fue construido en la primera mitad del siglo XI por el rey pamplonés Sancho Garcés III el Mayor (1004-1035) o su hijo García Sánchez III (1035- 1054) dentro de un proceso de expansión y fortalecimiento del Reino de Pamplona en el Condado de Castilla.

El Conjunto Monumental de Portilla está integrado por el castillo, restos de la muralla de la antigua villa medieval de Portilla y los paredones de su antigua iglesia. Todo el conjunto es visitable tras la consolidación de las edificaciones, la habilitación de accesos y la musealización de uno de los espacios con mayor riqueza paisajística y patrimonial de Álava y de Euskadi.

Muy cerca, junto al pueblo de Ocio, luce el segundo castillo de nuestro recorrido: el Castillo de Lanos. Construido en el siglo XI o XII, controlaba el valle del Inglares y su salida hacia el valle del Ebro, y se componía de seis elementos principales: una torre, un edificio unido a ella por el oeste y cuatro líneas de muralla concéntricas que no llegan a cerrarse.

El visitante puede llegar al Castillo de Lanos en coche, pero recomendamos hacerlo a pie por una pista de apenas un kilómetro de longitud que parte del pueblo de Ocio y disfrutar así del maravilloso entorno natural. Los paneles informativos situados junto a la puerta de entrada explican la distribución de la fortaleza.

Una recomendación para los amantes del senderismo: completar la ruta circular de 14 kilómetros y 563 metros de desnivel une los castillos de Portilla y Lanos.

Nuestra tercera parada es el Castillo de Guevara, posiblemente la fortaleza más poderosa de todas las edificadas durante la Edad Media en Álava. Se desconoce la fecha exacta de su construcción, pero los expertos fijan sus orígenes en el siglo XV en el pueblo que lleva su nombre, en el municipio de Barrundia, a 15 kilómetros de Vitoria-Gasteiz.

De su antigua construcción se conserva una parte de la torre del homenaje y restos de los muros, y los ocho cubos que protegían la fortaleza.

TORRES DEFENSIVAS

Continuamos nuestro recorrido medieval con las casas torre de Álava. La geografía del territorio está salpicada de palacios fortificados donde familias de nobles residían rodeados de lujo y se protegían de sus enemigos con elementos defensivos más propios de castillos como murallas, torreones, saeteras e incluso fosos.

La Torre-Palacio de los Varona (s.XIV), ubicada en el pueblo de Villanañe, es el mejor ejemplo. Se trata del conjunto fortificado mejor conservado de Álava y el único que conserva un foso que lo protege por tres de sus lados. No sorprende su catalogación como Monumento Nacional y Conjunto Histórico Artístico Monumental.

Totalmente aconsejable descubrir su interior a través de una visita guiada gratuita disponible todo el año. Entrar en este edificio es una experiencia única que permite viajar a lo largo de cinco siglos de historia: camas con dosel, alacenas repletas de vajilla de la Cartuja de Sevilla y cristalería de Bohemia, librerías con auténticos incunables o pianos verticales.

No muy lejos, a escasos kilómetros de Vitoria-Gasteiz, proponemos admirar la Torre de Mendoza (s.XIII), ubicada en el pueblo del mismo nombre. Iñigo López de Mendoza guerreaba junto con los oñacinos, partidarios de Castilla, y mandó construir esta imponente fortaleza para proteger el enclave del bando gamboíno, partidario de Navarra.

La Torre de Mendoza se encuentra rodeada por una muralla de 25 metros de largo a cada lado, con cuatro torreones protegiendo sus flancos. Después de ser la residencia de los Mendoza, se usó como cárcel, y más tarde, tras su restauración, albergó un museo. Hoy puede disfrutarse sólo desde el exterior, pero merece sin duda una visita.

Nuestro itinerario concluye con la Torre de Murga, construida en el siglo XIII por orden de Juan Sánchez de Murga, fundador del linaje, en pleno corazón del valle de Ayala. El puente que cruza el río Izoria forma parte del conjunto monumental, integrado además por un caserío del s. XVI y restos de una pequeña muralla. De titularidad privada, ofrece visitas guiadas.

Podríamos continuar con la Torre de Orgaz y el Conjunto Monumental de Quejana, y las villas medievales de Laguardia, Labraza, Peñacerrada, Antoñana, Artziniega o Salvatierra. Pero eso será en una próxima ocasión.

Toda la información sobre los castillos, torres y villas medievales de Álava en www.alavaturismo.eus