- Un total de 12 jóvenes procedentes del País Vasco y de otros lugares del Estado conforman este año el grupo de voluntarios juveniles que continúan la labor de rescatar el poblado minero de San Ildefonso, ubicado en los términos de Maeztu y de Korres, al tiempo que disfrutan del conocimiento del territorio de Montaña Alavesa.

El rescate de ese lugar, cubierto por la frondosa naturaleza, es un empeño del alcalde de Arraia-Maeztu, Anartz Gorrotxategi, que ha contado siempre, y lo seguirá contando, según asegura la directora de Juventud, con el respaldo del programa Auzolandegiak de campos de voluntariado juvenil del Gobierno Vasco, ya que este es el quinto año, aunque los dos últimos no se pudieron celebrar campos de voluntariado a causa de la pandemia. Un aspecto importante del campamento de este año es que se desarrolla con un criterio de inclusividad, ya que uno de los integrantes se desplaza en silla de ruedas, pero no le supone ningún problema para trabajar en la excavación como cualquier otra persona.

Y como todos los años ayer se realizó la visita oficial, aunque oficiosa, de las instituciones que colaboran con la dirección de Juventud del Gobierno Vasco para hacer posible estos campos de trabajo veraniegos.

El alcalde comentaba que lo que se pretende lograr este año es conocer mejor la parte inferior del poblado cuyo uso aún no está claro para el arqueólogo Raúl Elorza. De momento este año han aparecido bloques de asfalto, moldes y siguen rescatando suelo original en el interior de los edificios que, como no podía ser de otra manera, es de asfalto fundido.

Por su parte, Natividad López de Munain, directora de Medio Ambiente de la Diputación Foral de Álava, destacaba que estos campos están en zonas de gran calidad medioambiental. “Como se ve, está todo tapado por la vegetación, porque la naturaleza ha hecho su función y ha ido ocupando el terreno. Con los trabajos que realizan los voluntarios se ha podido despejar y ahora ya se ven los edificios, que en este caso casi son elementos añadidos de valor para este medio natural”.

López de Munain añadía que con esta iniciativa de recuperación, “que es una de las primeras que se han hecho a nivel mundial para rescatar estos paisajes del asfalto y es por tanto una experiencia única y muy sobresaliente” ha servido para aflorar este poblado que da sentido a las personas que han vivido aquí y “sirve además, para que chicas y chicos del siglo XXI conecten con esta experiencia, aprendan, trabajen en equipo, y se dé oportunidad a que personas con otras capacidades puedan compartir y aprender y sentirse útiles”.

Como era de esperar, al igual que sucederá con la mina Lucía, de Atauri, el poblado minero de Korres formará parte del proyecto en el que trabaja actualmente la Diputación, Lakua, ayuntamientos y juntas administrativas para poner en valor cultural y turístico todo el mapa de la minería de la Montaña Alavesa.

Para la directora de Juventud del Gobierno Vasco, Agurtzane Llano, “es importante comprobar que en todas las actividades que desarrollamos, se tiene especial cuidado en mantener el concepto de inclusión, lo mismo que la solidaridad, y por eso este año también hemos ofrecido plazas a personas con diversidad funcional”.

Los campos de trabajo de Auzolandegiak cumplen dos funciones, explicaba la directora. “Por un lado, fomentan el voluntariado, con el que tratan de integrarse en un proyecto que contribuye a la comunidad, en este caso la recuperación del poblado y la fábrica de asfaltos de San Ildefonso. Y, por otro, que a través de la convivencia con personas que vienen de diferentes procedencias reforzar los valores de solidaridad, respeto, diversidad, cooperación”.

Llanos recordaba que este año se celebran tres campos de voluntariado. En Valderejo se llevará a cabo en la primera quincena de agosto y las plazas ya están completas. En este caso se va a proceder a la restauración de la fuente y acondicionamiento de las calles del despoblado de Villamardones, en Valderejo. En Laudio el campo de trabajo está siendo la recuperación ambiental del calero, nevera y sendas del entorno del Santuario de Santa María del Yermo. La modalidad de este campo es de recuperación del patrimonio histórico y medio ambiente, tiene ámbito internacional y el idioma ‘oficial’ será el inglés. En esta localidad hubo otro campo de trabajo previo en el mismo lugar y con el mismo objetivo, pero en este caso los idiomas oficiales fueron el euskera y el castellano, ya que su ámbito es estatal.

Finalmente, el arqueólogo Raúl Elorza, que también lleva todos estos años como responsable de esa área en la excavación de San Ildefonso, explicaba que “este año hemos retomado la excavación donde la dejamos en 2019. Estamos en un edificio industrial de grandes dimensiones, con un alzado inicial de tres plantas, aunque no queda nada de todo ello” y avanzaba que “lo que estamos haciendo es que como ya teníamos localizado en 2019 el suelo original lo que haremos será seguir aflorando para poder conocer la dimensión real del edificio”.

Comentaba que “está saliendo mucho material industrial, como ‘panes de asfalto’, adoquines, los moldes y bastante escoria.