- Rioja Alavesa acumula una importante cantidad de calados, principalmente en los pueblos, que en su mayoría estuvieron dedicados a la elaboración de vinos, pero también como almacenes de alimentos o escondites de la población. Su visita es una de las atracciones que llevan a muchas personas hasta la comarca, y un estudio que publicará el Gobierno Vasco, en sus colecciones de patrimonio cultural, se puede convertir en una guía eficaz para conocer la arquitectura subterránea de Rioja Alavesa, donde no todo era vino.

Ha sido el carácter inquieto de la empresa Qark Arqueología, y especialmente de su directivo y arqueólogo, Leandro Sánchez Zufiaurre, lo que la ha impulsado a investigar en primer lugar el barrio de bodegas de Samaniego, Matarredo; posteriormente el de Elciego, Barrihuelo; y más tarde el enorme complejo de galerías de Laguardia. Asimismo, debido a su implicación en numerosos proyectos en Navaridas, ha tenido ocasión de conocer en profundidad las que horadan el cerro, la mayor parte de ellas en la calle Tesoro.

Cuenta Leandro Sánchez que ese trabajo “se corresponde con tres proyectos diferentes a lo largo de tres años”. Fruto de ese trabajo y de hablar con los propietarios e instituciones, se ha podido apreciar que “existe interés en poner en valor esos calados, pero aún no hay ningún proyecto para trabajar conjuntamente con las bodegas, que es algo que nosotros estamos desarrollando para realizar con ellos”.

Durante ese trabajo de investigación han podido apreciar que no existen conocimientos previos de la situación real de los calados. “Es verdad que la gente sabe que están ahí, cómo están e incluso existe un catastro, pero éste está fatal, bastante mal dibujado, con muchas bodegas fuera de sitio, y eso se debe actualizar”. Para paliar esa situación, “lo que estamos preparando es una propuesta a los ayuntamientos de un sistema de gestión integral. El problema es que son propiedades privadas, que son de muchas personas”. Y cada una con un fin diferente.

Así, los investigadores se han encontrado con que hay calados en perfecto estado e incluso visitables y otros están destrozados. Se han encontrado con espacios que funcionan como tiendas, otras como bodega todavía, como depósito, como txoko… y otros que están en buen estado, pero sin uso, porque las familias hacen unas limpiezas regulares y un mantenimiento. “La casuística es muy amplia y para poder establecer un sistema de gestión es necesario dibujarlas, saber de quién son. Y en ocasiones asalta un temor fiscal, porque hay propietarios que piensan que al documentar bien esa propiedad luego les va a venir el ayuntamiento a reclamarles impuestos o tasas. Nosotros les aclaramos que no venimos a eso, sino solo a realizar un estudio científico”.

Con ese estudio científico, cada ayuntamiento deberá realizar, posteriormente, un análisis y un debate sobre lo que se puede hacer en cada caso. Y es que, como explica el arqueólogo, “no es el mismo caso el municipio de Laguardia que el de Elciego. Incluso, en Elciego no es lo mismo el barrio de las bodegas que las bodegas que hay en su casco urbano. Esa es la razón por la que de momento no se puede proponer una gestión o un proyecto integral”.

De acuerdo con las prospecciones realizadas por Leandro Sánchez en Laguardia, los calados visitados, una selección entre los 234 que están censados, “en general, están en buen estado porque están debajo de las casas y calles, y en buena medida la casa que está encima depende de que el calado se mantenga en buen estado”.

Actuaciones discutibles Otra cosa son las actuaciones en algunos de ellos, de “dudoso gusto”: “Hubo una intervención del ayuntamiento, en el subsuelo de algunas calles, del que no sabemos su eficacia para contener la calzada, pero que, en cuanto a estética, es discutible. Son unas cuevas encementadas y lo que ves es un calado recubierto por una capa de cemento grueso y basto. Además se corre el riesgo de que las humedades se queden concentradas entre la roca y el cemento y al final, a largo plazo, el efecto será perjudicial”.

Para todos los casos, sería muy interesante que hubiera una línea de ayudas, y en su momento “ya hablamos con el Gobierno Vasco y con Diputación Foral de Álava. En el programa que existe de actualización de inventarios podría habilitarse una línea para actualización del catastro”.

Añade que no han visitado todas las bodegas, sino que solo han entrado en una muestra muy significativa. Pero tenerlas documentadas, conocer su valor histórico, es muy importante para profundizar en la cultura e historia del vino y “también del mundo subterráneo de Rioja Alavesa, que es muy diferente del que creíamos y que puede servir para conocer mejor la historia de los pueblos de Rioja Alavesa”.

Leandro Sánchez desgrana que se comenzó con el estudio de un barrio de bodegas, Matarredo, de Samaniego, un barrio “que se crea a partir del siglo XVII, cuando las bodegas empiezan a salir del pueblo porque el espacio era muy pequeño y necesitaban un lugar mucho más grande donde almacenar la gran cantidad de vino que estaban elaborando”. El problema es que solo queda un calado en todo el casco urbano.

Tras el estudio, se plantearon investigar un pueblo que tuviera bodegas dentro y fuera del casco urbano y se decantaron por Elciego. Allí encontraron, bajo el edificio del palacio, una de las mejores bodegas de las estudiadas, con las estratigrafías muy visibles para poder datar su evolución, lo que les condujo hasta el siglo XV, con 24 intervenciones de otras tantas épocas. Allí sí pudieron comprobar que las bodegas nacieron en los cascos urbanos, y a partir del siglo XVII, y sobre todo del XVIII y XIX se consolidan los barrios de bodegas y es cuando se generan estos polígonos industriales del vino, como es el caso de Barrihuelo, en Elciego.