lava está empezando a desenmarañar el complejo ovillo de qué se puede hacer con toda esa lana de latxas que empezaron a acumular los pastores vascos de rebaños de raza de oveja lechera autóctona desde que en 2016, el cierre de fronteras impidió que se pudiera llevar a países como Rusia.

Un problema, el de la gestión de este residuo, que se hizo más que evidente entre diciembre de 2018 y marzo de 2019, cuando los ganaderos se llegaron a quedar con 157.000 kilos, equivalentes a 25.000 ovejas, tal y como ilustró la pasada semana el diputado alavés de Agricultura, Eduardo Aguinaco. No en vano, en el mercado interno apenas tiene aceptación, puesto que es más apreciada la de la raza ovina merina.

Y aunque realmente la lana de las latxas pesa poco, ocupa muchísimo espacio en las explotaciones. Urgía, por tanto, la necesidad de deshacerse de ella, y fue entonces cuando se pensó que ésta podía tener alternativas útiles y sostenibles. Surgió así Lanaland, un proyecto de cooperación tecnológica y transfronteriza, porque participa también Francia, financiado por la Unión Europea y coordinado por Neiker, que pretende desarrollar soluciones innovadoras para revalorizar este producto y ofrecer nuevas oportunidades de crecimiento a las empresas locales, desde el punto de vista circular. Ello se hace también en colaboración de otras seis entidades: Latxa Esnea Koop., Ekolber, Urkome (que representa también a las asociaciones de desarrollo rural de los tres territorios), Cámara de Agricultura de los Pirineos Atlánticos, Cámara de Comercio de Baiona y la Universidad de Pau et des Pays de l'Adour.

La labor de Neiker, como precisa Miriam Pinto, coordinadora de Lanaland, es dinamizar este proyecto, poniéndose en contacto con empresas del sector primario. En este caso, ganaderos.

En concreto, Lanaland desarrolla cuatro prototipos con esta lana de latxa. El primero de ellos consiste en crear un material degradable que sustituya al plástico actual de un solo uso. Para ello, tratan la lana de las latxas y se mezcla con el colágeno que se encuentra en el interior de la piel de vaca. Como aclara Pinto, este prototipo se está desarrollando en Ekolber, una firma de Bergara (Gipuzkoa). Fruto de esta mezcla nace un material biodegradable que, entre otros usos, permitirá sustituir la balizas señalizadoras de los montes. "La ventaja de las de Lanaland es que aunque se te olvide quitarla, en 15 días va a estar completamente degradada", destaca.

La misión de Neiker, en este caso, es estudiar la degradabilidad y compastabilidad del producto, "porque hay que hacer también analíticas para certificar si es degradable o no". Están ya con los primeros prototipos "y pronto empezaremos con las pruebas de degradabilidad", detalla.

La segunda innovación es la creación de hilo 3D. "En este caso, trabajamos con la Escuela de Ingeniería de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), de Donostia. Lo que se hace es utilizar la lana para combinarla con otros materiales para que pueda ser filamentada. Gracias a ello, se obtiene un hilo 3D, que es el que se introduce en las impresoras 3D, para que puedan desarrollar piezas o lo que haga falta", precisa.

"Ya se ha visto cuál es el pretratamiento de la lana más adecuado y en el siguiente trimestre empezarán a hacer las primeras filamentaciones de la lana", avanza. El objetivo, una vez más, es el de lograr con estos hilos 3D obtenidos a través de la lana, un material degradable. "Obviamente, eso va a limitar el uso final porque se tiene que saber que es temporal porque se degradará. Por eso hay que tener en cuenta el uso final que hay que darle", matiza la coordinadora de Lanaland.

La tercera innovación es el sustituto de poliéster e industria textil, bajo el liderazgo de Neiker, teniendo en cuenta sus propiedades hidrófugas e ignífugas. "Aquí lo que hemos buscado son proveedores que sean capaces de trabajar con la lana para que sean capaces de sustituir la mayoría de rellenos de poliéster de los plumíferos. Un material que es procedente del petróleo. La idea es sustituirlo por unos fieltros de lana, debidamente trabajados, con el grosor adecuado para que puedan servir de relleno", explica. Así, el material se sustituye por otro más ecológico. Para lograrlo, están en contacto con una empresa textil cántabra, que hará pruebas para vestuario profesional.

Aparte del uso profesional, también participan en otro proyecto para crear prendas con lana para su comercialización, con una diseñadora alavesa que se llama María Clé.

El cuarto prototipo de Lanaland es usar la lana como fertilizante, un compostaje que se está probando en Francia. "En este caso, con lo que hay que tener cuidado es que con el de lana se necesitan unos compostajes más largos", agrega Pinto.

Lo que hacen es mezclar la lana con residuos de otro origen y esperar a que se degrade como un compost normal, dejándola en una pila mezclada con otros materiales. Y una vez degradada, se emplea en el campo, como fertilizante. "Que sea con lana tiene una ventaja, que es aplicable in situ, es decir, en la propia explotación. Sin que la tengan que recoger", puntualiza.

En definitiva, que queda mucha lana de latxa que cortar, pero ahora, como dice la coordinadora de Lanaland, solamente falta saber cómo el pelo de las latxas se puede utilizar lo mejor posible.

¿Qué es Lanaland? Es una cooperación tecnológica que busca dar usos alternativos a la lana de ovejas de raza latxa, sustituyendo plásticos alternativos y otros contaminantes. Neiker lidera este proyecto transfronterizo y en él participan otras seis entidades: Latxa Esnea Koop., Ekolber, Urkome, Cámara de Agricultura de los Pirineos Atlánticos, Cámara de Comercio de Baiona y la Universidad de Pau y el Pays de l'Adour (UPPA).

Áreas de investigación. Lanaland desarrolla cuatro soluciones con la lana de ovejas latxa: como sustituto de plástico creando, por ejemplo, un material degradable con el que se pueden hacer balizas señalizadoras; hilo 3D para impresoras; sustituto de poliéster en la industria textil y como fertilizante. Ésta última se hace bajo el liderazgo de la Universidad de Pau y el Pays de l´Adour. Aparte, Acol (asociación de criadores de ovino latxo de Bizkaia) ha realizado con Neiker ensayos de compostaje de pilas de estiércol y lana, en otro proyecto financiado por el Gobierno Vasco.

Así lo destaca la coordinadora de Lanaland.

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Entidades. Hacen posible Lanaland.