Este miércoles se cumplen cuarenta y cinco años de los sucesos del 3 de Marzo de Gasteiz, la huelga general que terminó en masacre, con cinco personas asesinadas por la Policía Armada. Esa es la historia que todo el mundo conoce y que, casi medio siglo después, DIARIO NOTICIAS DE ÁLAVA trata de contextualizar con la ayuda de Josu Santamarina. El historiador gasteiztarra es miembro de Memoria Gara, el movimiento que pugna porque lo sucedido aquella jornada se recoja en el futuro memorial en el que se convertirá la iglesia de San Francisco de Asís de Zaramaga.Surge una nueva Vitoria

La inmigración: La fábrica y el barrio

Santamarina explica que Vitoria era una ciudad que crecía de forma vertiginosa en los años sesenta del siglo XX. "En el año 65 la mitad de la población de Gasteiz, al menos, era nacida fuera de la ciudad; habían aparecido un montón de fábricas y empresas y se creó una clase obrera que no existía". Fruto de ese fenómeno se produce en 1962 "la famosa huelga de la Michelin, que se considera el primer acto de reivindicación obrera fuerte", y que fue duramente reprimida. También surgió, a final de la década, la asociación vecinal de Arana, que seguía la senda de las de Errekaleor y Adurza, y de ese modo "se crea un modelo de lucha con dos focos, las fábricas y los barrios", señala el historiador, a imagen y semejanza de lo que ocurría en otras ciudades industriales.

Llegan a Vitoria miles de inmigrantes que viven muy cerca de sus puestos de trabajo; en Gamarra, en Betoño, en Arriaga. "Así se crea una identidad de barrio, con gente que incluso viene del mismo pueblo", señala Santamarina, que explica a modo de ejemplo el caso de Brozas, un pequeño pueblo del norte de Cáceres buena parte de cuyos habitantes acabaron trabajando en Gasteiz.

Por otro lado, "hay dos espacios segregados por género. El modelo sociolaboral del franquismo es hombre ganador de pan en la fábrica, y mujer ama de casa; con lo que los espacios público-fabril y el privado-doméstico componen dos frentes de luchas conectados pero con dinámicas distintas". Esos espacios empiezan a ocupar el hueco que dejaron libre los extintos modelos de lucha de la Guerra Civil y la primera mitad de la dictadura.

El papel de la IglesiaLa clase obrera se acoge a sagrado

Esas redes obreras pueden desarrollarse con cierta libertad dentro de las iglesias, blindadas ante el régimen por el Concordato entre el Vaticano y el franquismo. "El catolicismo tuvo mucho peso, y en Gasteiz especialmente, la Doctrina Social de la Iglesia. Ya en los años cincuenta la Hermandad Obrera de Acción Católica empieza a reunir un sindicalismo cristiano que intenta aprovecharse de las estructuras del régimen con ideas nuevas, y también aparecen los curas obreros", explica el historiador. Un nombre propio de aquellos años fue Carlos Abaitua, que "junto con Setién y otras figuras de la iglesia vasca de la época promovieron barrios como el de Adurza o Errekaleor, con la cooperativa Un Mundo Mejor".

Sindicalismo sin sindicatosEl asamblearismo, seña de Gasteiz

"Ya tenemos todos los ingredientes que nos van a llevar hasta el 76", sintetiza Santamarina. Y con esos elementos, sin grandes sindicatos históricos, aunque sí había una UGT clandestina, existían las Comisiones Obreras e iban surgiendo otro tipo de fuerzas, los obreros se organizan "sobre todo a nivel de barrio, de fábrica, de asamblea de iglesia". Así, en Vitoria, entre 1972 y 1976 surge una dinámica muy característica. "Era un gran reto para el régimen porque no era solo un movimiento social o laboral, también tenía connotaciones políticas de gran envergadura, entre ellas que era un sistema muy asambleario y horizontal". Las comisiones representativas, apunta el historiador, "que es el concepto clave del 3 de Marzo, tenían una soberanía muy grande; llevándolo al extremo se podría parecer a una forma de soviet, en el sentido más puro". ¿Cómo podía el franquismo descabezar un movimiento sin cabeza?

La TransiciónSí o no a partidos y sindicatos

A principios de 1976 Franco lleva tres meses muerto y los partidos de la oposición "se iban preparando para el desembarco. Había movimientos sobre todo por parte del PCE y el PSOE para capitalizar la oposición antifranquista, había tensiones entre los dos partidos, los comunistas hicieron una oposición más fuerte y estructurada al régimen, pero el PSOE sabía cómo sacar rendimiento a todo eso", explica Santamarina.

Esas formaciones se enfrentaban al reto de "encajar en unas redes obreras que escapaban a su control", y surgió entonces un debate en aquellas asambleas de las iglesias. "Ya en el 76 había caras conocidas del movimiento obrero de Gasteiz a favor de la integración en el sistema de partidos y sindicatos, y quienes reivindicaban el asamblearismo, no burocrático ni institucional. Ya existían esos debates, muy interesantes, que hoy no se conocen demasiado", apunta.

Memoria HistóricaLa otra lectura, la positiva, del 3 de Marzo

"Al hilo de los debates de Memoria Gara -apunta Santamarina-, una cosa muy interesante que hemos visto en talleres y jornadas es que se habla bastante entre quienes vivieron aquello de que podemos hacer hincapié en la tragedia, que la Policía tomó la ciudad y mató a cinco trabajadores, en la impunidad; o darle un sentido más optimista a las esperanzas de aquella época. Podemos pensar en qué clase de utopía imaginaban quienes protagonizaron aquello". En ese sentido, señala, "siempre contamos la historia del poderoso que aplasta al débil, pero podemos darle la vuelta y pensar en una ciudad conservadora, de curas y militares, muy provinciana, a imagen y semejanza del régimen". En ese contexto, "los obreros y obreras se organizan en el 76, crean una politización de base enorme, muy asamblearia y democrática. Es un ejemplo destacado, y así se entiende mejor también porque la represión fue tan grande".

Surge otra nueva GasteizLas consecuencias del 3 de Marzo

Josu Santamarina asegura que tras los sucesos del 3 de Marzo "Gasteiz nunca volvió a ser igual, nunca volvió a ser una ciudad dócil y apática, esto fue irreversible". De ahí en adelante, rememora, "Vitoria ha sido escenario de muchas luchas; el Gaztetxe, Hala Bedi Irratia, Errekaleor, ha habido una Gasteiz tropical y rebelde, y hoy hay gente del movimiento de pensionistas que vienen de ahí, gente que estuvo en Zaramaga, en las fábricas; mujeres de Areitio, que son el germen ahora de un movimiento popular muy potente", concluye el integrante de Memoria Gara.

Centro MEmorial: un acuerdo histórico

Consenso. El 18 de febrero, el Gobierno Vasco, la Diputación Foral de Álava, el Ayuntamiento de Vitoria y la Diócesis de la capital alavesa colocaron "la primera piedra" del Centro Memorial de las víctimas del 3 de Marzo de la iglesia de San Francisco de Asís, llamado a oficializar, 45 años después, el reconocimiento de lo sucedido. Un hecho histórico que fue celebrado por el colectivo Memoria Gara, que ahora espera, en palabras de su portavoz, Nerea Martínez, "que no sea un contenedor vacío, ni que se pretendan contener los sueños de justicia social que evocan esas memorias".