VITORIA. Las ciudades como forma de organización de la población son uno de los elementos más antiguos en la historia de la humanidad. Ya en tiempos de la Grecia clásica, 1.200 años antes de Cristo, toda la vida se organizaba en torno a la Polis, unas ciudades estado independientes surgidas de la concentración de grupos o núcleos de población.

Desde aquella primitiva estructuración, la organización y peso de las urbes ha evolucionado con el paso de las centurias hasta el punto de convertirse en el principal motor de la economía globalizada en este primer cuarto del siglo XXI. De hecho, el 54% de la población vive en alguna ciudad del planeta, lo que supone un total aproximado de 4.000 millones de personas. Se trata de una tendencia que se acrecentará en el futuro y, para el año 2030, se estima que las ciudades albergarán un total de 5.000 millones de personas. Consciente de la importancia de lograr un correcto desarrollo, la Organización de Naciones Unidas (ONU) a través de la nueva agenda urbana pretende poner de relieve los desafíos urbanos mundiales e involucrar a la comunidad internacional. Todo ello tiene su reflejo en el amplio listado de los objetivos de desarrollo sostenible (ODS). En concreto, el número 11, pretende conseguir que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros y sostenibles.

Esas tres últimas características son parte del ADN de una ciudad como Gasteiz, embarcada desde hace décadas en llevar a buen puerto todos ellos. En esta carrera de fondo y largo recorrido, la capital alavesa es uno de los faros internacionales en cuanto a sostenibilidad. La designación como European Green Capital, en el año 2012, fue la guinda a un trabajo iniciado en las últimas décadas del pasado siglo y que ha sido asignatura de obligado cumplimientos para los distintos alcaldes que han ocupado el cargo desde que José Ángel Cuerda empezara a desbrozar y marcar el camino. Con él como pionero del desarrollo sostenible y la cohesión social empezaron a llegar reconocimientos como el Europa Nostra (1982) por la recuperación del Casco Medieval de la ciudad. Durante sus más de dos décadas de mandato empezaron a tejerse redes tan interiorizadas por todos los gasteiztarras como implantar en cada barrio un centro cívico, con su amplia catarata de servicios, y conformar los primeros pasos de un desconocido concepto como el Anillo Verde en los alrededores del entramado urbano. Asentado ya el siglo XXI no se concibe una Gasteiz sin esos 14 centros cívicos donde pequeños y mayores encuentran siempre algún tipo de actividad que encaja con sus gustos y preferencias.

Imprescindible es también ese Anillo Verde por donde miles y miles de gasteiztarras oxigenan sus pulmones a diario y que, tras la reclusión obligada de la pasada primavera, se convirtió en la vía de escape donde mitigar los efectos del implacable covid-19. La originaria idea del año 1993 del técnico municipal Evelio Lobera es una de la señales identificativas de Gasteiz y que le ha hecho acreedora de recibir multitud de reconocimientos. Ese círculo de parques periurbanos se articula en torno a los parques de Armentia, Olarizu, Salburua, Zabalgana y Zadorra. Resta únicamente un tramo por cerrar en el sur, en la zona de las Neveras, con el ambicioso proyecto de Larragorri. Por sus 833 hectáreas hay distribuidas un total de 90 kilómetros de rutas ciclistas y peatonales, incluida una vuelta al Anillo Verde que consta de 33 kilómetros de trazado.

Este escudo verde que protege a la capital alavesa esconde más tesoros como el de sus abundantes ejemplares de ciervos y observatorios donde escudriñar el día a día y costumbres de las aves y fauna de este singular hábitat.

La ciudad que promedia más de 42 metros cuadrados de zona verde para sus 255.000 habitantes, ofrece más elementos de bienestar que garantizan una elevada calidad de vida. Desde el corazón de la Llanada Alavesa donde está enclavada, las calles de Gasteiz ofrecen un perfil idóneo para realizar los desplazamientos de un punto a otro sobre dos ruedas. A disposición de los ciclistas urbanos hay una extensa red de 160 kilómetros de carriles bici que se extienden por todos los puntos cardinales de la ciudad. Esta facilidades hacen que cerca del 13% de los desplazamientos se hagan ya a bordo de una bicicleta, arrinconando al vehículo particular y escogiendo también el transporte público como segundo medio más demandado. Fruto de ello son los más de 24 millones de pasajeros que se subieron al autobús o tranvía en el año 2019 para elevar esta estadística a una categoría de máximo histórico. Las tres líneas de metro ligero que se extienden por el norte y sur de Gasteiz dan cobertura a una gran parte de la población. En marcha están ya las obras para adentrarlo por las calles de Salburua y la llegada a Zabalgana será el siguiente hito que haya que acometer.

La revolución del transporte público asistirá en otoño de 2021 a una nueva vuelta de tuerca con la puesta en funcionamiento del bus eléctrico (BEI). El servicio en la actual línea Periférica pasará a ser prestado por unos vehículos que destierren el uso de combustibles fósiles y ahorran la emisión de miles de toneladas de CO2 a la atmósfera. Será una línea que unirá más de una docena de barrios de Gasteiz y estará a las puertas de más de 100.000 vecinos de la ciudad. Para quienes sigan apostando por los desplazamientos a pie, las supermanzanas han comenzado a aflorar por diferentes partes de la ciudad, como nueva figura del urbanismo que logra recuperar el espacio público para los residentes y peatones. l