- De la misma manera que de lunes a viernes las calles de las ciudades se llenan de autocares escolares a primera y última hora de la mañana, las carreteras alavesas acogen a una ingente cantidad de vehículos que llevan a los estudiantes hasta sus centros, colegios o institutos. Grandes autocares o microbuses, taxis y, por supuesto, vehículos particulares conforman una imagen que se repite sin variaciones a lo largo del curso escolar.

Se trata del transporte escolar, el servicio puesto a disposición de las familias cuyas hijas e hijos están matriculados en enseñanzas obligatorias y cuyo domicilio se encuentra a determinadas distancias del centro de estudios, ya que su principal objetivo es facilitar la agrupación de estudiantes en un centro, bien porque no en todos los pueblos hay escuela o porque los institutos básicamente están en las cabeceras de las comarcas.

Según los datos facilitados por el Gobierno Vasco, el alumnado que se puede beneficiar de ese transporte es quien estudia Primaria y Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y, desde el curso pasado, niñas y niños de Infantil a partir de los dos años. Para todos esos casos, se facilita cuando se cumplen ciertos requisitos. En primer lugar, los de distancia: que el centro docente se encuentre a una igual o superior a dos kilómetros desde su domicilio en el caso de Infantil, Primaria y primer y segundo curso de ESO; a una distancia igual o superior a 4 kilómetros desde su domicilio en el caso del alumnado de tercer y cuarto curso de ESO y Formación Profesional Básica y a más de 500 metros para el alumnado con movilidad reducida permanente. Se tomará como referencia para la medición de distancia el trayecto más corto desde el domicilio al centro.

Y, en segundo, la edad: No haber cumplido más de 18 años el año en el que finalice el curso escolar, en el caso de la enseñanza obligatoria, y no haber cumplido 18 años en el momento del acceso a la FP Básica o 21 años en el caso de alumnado con necesidades educativas especiales.

Con ese perfil, el curso pasado, 2019/2020, se llevaron a cabo 573 itinerarios hacia 259 centros que beneficiaron a 21.564 alumnos. De ellos, aproximadamente 148 correspondían a Álava y a 3.850 alumnos respectivamente. El curso anterior fueron 146 itinerarios y 3.818 alumnos. Las adjudicaciones se suelen otorgar a las empresas de autocares cada dos años y ya el año pasado, en Álava se renovaron las flotas de vehículos de 31 itinerarios en el territorio.

Pero en estas cifras no están todos los estudiantes alaveses o vascos. El transporte se materializa solo para la educación obligatoria y por esa razón quedan fuera los alumnos de bachillerato y de grados de FP.

Para ellos queda la opción de que las ampas se organicen y gestionen el transporte, cuyo coste corre a cargo de las familias. Para esa finalidad existen las ayudas individualizadas que concede el Gobierno Vasco y que bien se destinan para el pago colectivo de esos autocares que contratan las ampas o para pagar los costes de autocar de línea regular o taxi privado que gestiona cada familia. El curso pasado se beneficiaron de esas ayudas 1.604 alumnos vascos, de los que 497 son de Álava. Y para este año escolar, ha destinado un total de 3.773.000 euros.

Por su parte, las ikastolas, al igual que el resto de centros concertados, mantienen su propia red de contratación de transporte, que no ofrece ninguna dificultad.

En general, en lo que se refiere al transporte escolar de la educación obligatoria, las valoraciones son muy positivas en cuanto a puntualidad, comodidad para los alumnos y tranquilidad para los padres. Otra cosa es, el tiempo que tienen que estar en el vehículo muchos de los estudiantes, al tener que recorrer siempre varios pueblos.

En Montaña Alavesa, el presidente de la institución comarcal, Anartz Gorrotxategi, confirmaba que este servicio funciona sin ningún problema, aunque dada la dispersión de pequeñas localidades algún conflicto tenía que surgir y este llegó desde Okina. El autobús no pasaba por esa localidad y se trató de paliar buscado plaza en el autobús de Vitoria, aunque seguía siendo necesario un buen desplazamientos hasta la parada. Por esta razón, de la misma forma que se ha hecho en otras comarcas, el Gobierno Vasco ha contratado un servicio de taxi y desde entonces no hay ninguna dificultad.

La mencionada 'pega' del tiempo que deben permanecer los alumnos en los autocares fue la razón por la que los padres de los alumnos de la comarca de Añana que estudian en el instituto Badaia, de Nanclares de la Oca, se movilizaran hace ahora un año, para protestar porque la ruta obligaba a muchos de los jóvenes a permanecer una hora en cada desplazamiento.

Madres y padres denunciaron que las rutas diseñadas "suponen un riesgo para la seguridad de nuestros hijos, al estar más tiempo expuestos por carreteras secundarias, con el peligro que ello supone en invierno" y hablaron con la dirección del instituto y con la Cuadrilla. Y es que el curso comenzó con una línea de autobuses que partía de Ribabellosa a las ocho y cuarto de la mañana y llenaba un autobús de 56 plazas. Además, en la comarca existe otra línea que recorría las localidades de Mellades, Manzanos, Antezana de la Ribera, Estavillo, Añastro y Nanclares de la Oca, que partía de Mellades a las siete y media y ocupa 20 plazas en un autobús. Hay que recordar que las clases en Nanclares comenzaban a las ocho y media.

Mientras desde la dirección del instituto se realizaban gestiones, desde la Cuadrilla de Añana se hizo llegar a Delegación una propuesta viable, "lo suficientemente buena como para ser tenida en cuenta", como contaban los padres, mientras mantenían concentraciones diarias a la salida del bus. De esta manera, entre unos y otros se llegó a una solución con la delegación de Educación: se planificó un autobús desde Ribabellosa a las ocho y cuarto de la mañana. Otro tendría su salida a las 07.55 horas y recogería a los estudiantes de Melledes, Manzanos y Antezana y, en tercer lugar, un taxi llevaría a los alumnos de Estavillo y Añastro a las ocho y cuarto de la mañana. Estos cambios, según el centro, se hicieron efectivos inmediatamente.

Por su parte, en Rioja Alavesa, la secretaria del ampa del instituto Samaniego, de Laguardia, Blanca Casado, confirmaba que "desde el punto de vista de los padres, el funcionamiento del transporte es fantástico. Sabemos que tenemos que ser solidarios y que, con las actuales líneas, igual para hacer 15 kilómetros, como le pasa a algún alumno de Baños de Ebro, tiene que estar 45 minutos en el autobús. Pero es comprensible, porque estamos en una zona con mucha dispersión de los pueblos y todos tenemos asimilado que se tardará en llegar al centro, pero se llegará, porque el servicio es muy puntual y funciona muy bien".

Matizaba, sin embargo, que, en algunas ocasiones, por matrículas realizadas fuera de plazo, esos alumnos se encontraban sin plaza de transporte, pero se ha buscado la solución de contratar un taxi por parte de Educación, como en otros pueblos, y el problema ha quedado solucionado.

Otra cosa son -explica Blanca Casado- los alumnos que estudian bachillerato o FP, para quienes no se ha programado la subvención de su transporte. "En este caso somos las ampas las que tenemos que gestionar el transporte, que además es el mismo que realiza el de la educación obligatoria, y la presidenta de la ampa tiene que formar el contrato con la empresa de transportes y realizar los pagos. Afortunadamente, el instituto nos ayuda para coordinar las rutas y no ocasionar complicaciones".

Comenta Casado que el coste total del transporte se divide entre todos los alumnos y dependiendo de varios factores, cada uno paga 450/500 euros al año. "Esa es la cantidad que tiene que pagar cada familia por cada uno de sus hijos en edad de enseñanza no obligatoria, para mantener estudiando a sus hijos y que no haya abandono escolar. Ese es el agravio comparativo con cualquier estudiante de este tipo de la capital", censura.

La cuestión es que estos estudiantes podrían acceder a las ayudas que antes ofrecía el departamento de Desarrollo Territorial y ahora es tema de Juventud. Son las ayudas a los desplazamientos para estudiantes universitarios y educación no obligatoria, "pero el problema es que tienes que estar dependiendo de que haya suficiente dinero". La dificultad es que nunca está garantizado y los padres "tenemos que pagar por delante ya que el ingreso, cuando se concede, llega en junio o julio".

Esa situación genera otro problema: "Hay madres y padres que no pueden pagar y dejan los recibos a deber. Para nuestra desgracia a veces tenemos problemas de impagos, de los que nos tenemos que hacer cargo la ampa, porque no vamos a ir a la parada del autobús a bajar a ese alumnado para decirle: tus padres no han pagado, porque no es justo ni de recibo hacerlo", añade. En su opinión, la solución sería modificar las líneas de ayuda para que lleguen directamente a la ampa o al centro para que no quede ningún alumnos sin poder estudiar, apunta Blanca Casado.

Itinerarios. El curso pasado, 2019/2020, se llevaron a cabo 573 itinerarios hacia 259 centros que beneficiaron a 21.564 alumnos. De ellos, aproximadamente 148 correspondían a Álava y a 3.850 alumnos respectivamente. El curso anterior fueron 146 itinerarios y 3.818 alumnos.

Adjudicaciones. Se suelen otorgar a las empresas de autocares cada dos años y ya el año pasado, en Álava se renovaron las flotas de vehículos de 31 itinerarios en el territorio.

Ayudas individualizadas. El transporte se materializa solo para la educación obligatoria y por esa razón quedan fuera bachillerato y FP. Para esa finalidad existen las ayudas individualizadas que concede el Gobierno Vasco. El curso pasado se beneficiaron de ellas 1.604 alumnos vascos, de los que 497 son de Álava. Y para este año escolar, ha destinado 3.773.000 euros. Por su parte, las ikastolas, al igual que el resto de centros concertados, mantienen su propia red de contratación de transporte.