- La Comisión Europea ha autorizado a los agricultores y a las asociaciones a poner en marcha medidas de regulación de la oferta de vino durante seis meses, para paliar las pérdidas económicas como consecuencia del coronavirus, según un reglamento publicado este martes pasado.

A través del Diario Oficial de la Unión Europea se publica dicha normativa, que tiene como objetivo ayudar a los vitivinicultores ante los “desequilibrios del mercado” por la pandemia, las restricciones de movimientos, el cierre del turismo y, en consecuencia, la caída del consumo. Para ello, junto a medidas anteriores, Bruselas autoriza también los acuerdos relativos a la producción de uvas de vinificación y vino entre agricultores, asociaciones, organizaciones e interprofesionales reconocidas.

La justificación de esta medida se debe a numerosas razones. En primer lugar porque la propagación de la enfermedad y las medidas que se tomaron han limitado la disponibilidad de mano de obra, lo cual compromete, en particular, las fases de producción, elaboración y transporte de uvas de vinificación y vino. Por otra parte, el cierre obligatorio de restaurantes, hoteles y bares, así como la anulación de actos festivos y celebraciones como bodas, cumpleaños y eventos empresariales han interrumpido durante varios meses la actividad de los sectores de la hostelería y la restauración, provocando graves daños a las ventas y la oferta de vino y, de paso, a la próxima vendimia, ya que muchas bodegas están llenas de stocks y se niegan a coger más uva.

Además, el turismo y las actividades de enoturismo tales como las degustaciones, las ferias y las compras en el lugar de producción se han visto muy perturbados en la mayoría de los Estados miembros desde marzo de 2020, según explica la Comisión.

El estado de alerta sanitaria ya pasó, pero a pesar de la reciente relajación de algunas medidas y de la atenuación de determinadas restricciones de circulación, incluida la reapertura de restaurantes y establecimientos de hostelería, no se espera que la situación se normalice en los próximos seis meses, según la institución europea. Los restaurantes y otros establecimientos de hostelería tienen que respetar las condiciones de distanciamiento social, que limitan el número de clientes. Además, en muchos Estados miembros persisten algunas restricciones en cuanto al número de asistentes a las reuniones sociales, entre ellas los actos privados como las bodas, en que tradicionalmente se consume vino.

A esto se añade que tampoco cabe esperar que el turismo mundial, cuyo volumen de negocios experimentará, según las previsiones, una caída del 70% en el segundo trimestre de 2020, reemprenda en los próximos seis meses sus actividades en medida suficiente para compensar la falta de consumo en los restaurantes durante el período en que se aplicaron las restricciones generalizadas de los desplazamientos.

En consecuencia, en general, se calcula que el consumo de vino en la Unión en la campaña de comercialización 2019/20 se reducirá a 108 millones de hectolitros.