- Conseguir establecer una rutina durante el confinamiento en una casa con niños, aunque necesario, no es nada fácil. Arantza Redondo está viviendo el encierro junto a su marido y sus dos hijas, Izaro de 15 años, y June de 8 años. Por las mañanas toca hacer los deberes del colegio, la limpieza de la casa y la comida. Las tardes las dedican a hacer actividades en familia como lectura, ver series y películas, manualidades, y en la cocina hacen algunos postres.

También hay tiempo para usar la tablet por las tardes y para hablar con los amigos por videoconferencia para que no pierdan el contacto con otros niños.

"Además, hacemos ejercicio, por ejemplo, ponemos clases de zumba en la tele. Nos organizamos según el día, sobre todo para no cansarnos de algunas actividades y no aburrirnos", explica Arantza, quien incide en la importancia de hacer ejercicio en casa con los niños, "sino, a la pequeña, que es un terremoto, le costaría dormirse". Reconoce que tanto June como Izaro llevan bien el encierro, "incluso mejor que yo porque todos los días tienen actividades diferentes para hacer".

Arantza tiene que conciliar su casa y con una visita a sus padres cada dos o tres días. "Son muy mayores y mi ama es diabética, voy a su casa muy poco tiempo y con todas las medidas de seguridad, pero tengo que ir para vigilar cómo llevan el encierro".

Arantza, que lleva desde el 14 de marzo con la persiana bajada de su peluquería debido al estado de alarma decretado, sabe sacar la parte positiva de este encierro. "Estoy dedicando mucho más tiempo a descansar y a estar con la familia, hacemos juntos actividades que antes era imposible por horarios y trabajo".