Vitoria - El atropello mortal a la joven Irene, la niña de 14 años que falleció tras ser golpeada por un coche mientras cruzaba por un paso de peatones en la Avenida Naciones Unidas, ha puesto de nuevo en el foco el grave problema de seguridad vial que los vecinos de Zabalgana y Salburua sufren desde hace años. La excesiva velocidad con la que los conductores circulan por las principales y largas arterias de ambos barrios, auténticas autopistas en las que el único elemento disuasorio es la conciencia de los que van al volante, provoca que los viandantes que paseen por sus calles sufran en sus carnes la intranquilidad que puede suponer algo tan simple como cruzar por un paso de cebra.

En Zabalgana, la Avenida Naciones Unidas, Bulevar de Mariturri, la Avenida de Iruña-Veleia, la Avenida de los Derechos Humanos y la Avenida Reina Sofía son algunos ejemplos. Mientras, en Salburua el Paseo de la Ilíada, la calle Antonio Amat Maíz, la Avenida de Bruselas o el Bulevar de Salburua comparten también los mismos problemas.

El Ayuntamiento anunció esta semana una inversión de 300.000 euros para incrementar la seguridad en algunos pasos de cebra -aún resta saber cuáles- mejorando la iluminación, pero el propio alcalde asumía recientemente la “dificultad” de asegurar la tranquilidad de los vecinos de los nuevos barrios, “que no se hicieron a escala humana”, con “calles muy anchas que invitan a los conductores a ir más rápido”. De momento, el viernes por la mañana técnicos municipales estudiaban el paso de cebra en el que falleció la joven para establecer las medidas a tomar en ese lugar.

La asociación vecinal Zabalgana Batuz se ha puesto manos a la obra y trabaja ya en un estudio para conocer en detalle el tráfico y seguridad vial del barrio, cuyas conclusiones presentarán en el auzogune del próximo día 19. Además, en Zabalgana tuvo lugar el viernes por la tarde una nueva concentración, en la calle Reina Sofía en este caso, para exigir “soluciones globales, no parches”. En Salburua, sin embargo, su otrora activa asociación vecinal no se ha pronunciado hasta la fecha para reclamar mayor seguridad también para sus vecinos.

En el barrio del este, en las todavía poco pobladas zonas de Arkaiate y Larrein, Paseo de la Ilíada y la calle Antonio Amat Maiz son dos buenas muestras de lo que es una auténtica autopista en plena ciudad. En el primer caso, el tramo de 1,2 kilómetros que arranca en la rotonda con Bulevar de Salburua, junto al futuro colegio Errekabarri, hasta la salida por la A-132 sufre los acelerones constante de los conductores más incívicos. En 2016, una campaña de control del Ayuntamiento apuntó que el número de vehículos que circulaban a velocidades superiores a 71 km/h resultó “elevado”, pero nada se ha hecho para evitarlo. El pasado mes de junio, el Consistorio aseguró que estaba trabajando en un plan para disminuir la anchura de la calle, que cuenta actualmente con tres anchos carriles, más el espacio destinado al estacionamiento, dejando a los coches dos carriles, los más cercanos a la mediana. Nada se ha sabido desde entonces.

En Larrein, el Ayuntamiento ni siquiera tiene un plan concreto para la calle Antonio Amat Maiz, otro kilómetro de vía que arranca bajo un peligroso paso bajo las vías del tren para los peatones, con estrechas aceras, que se abre a una rotonda que en sentido contrario los vehículos enfilan cuesta abajo a velocidades indecentes. A partir de ahí, Antonio Amat Maiz es una calle con más de un kilómetro con un único elemento de calmado de tráfico (un paso de cebra elevado) para los vehículos, muchos de ellos con salida o destino al polígono de Oreitiasolo, confluyendo tras él en otro de los grandes puntos negros de Vitoria, la rotonda de Esmaltaciones.

Por su parte, Avenida de Bruselas arrastra el tráfico que entra y sale en la A-132 como una puerta abierta a pisar el acelerador, mientras en Bulevar de Salburua, donde tras producirse un doble atropello mortal en 2012 se colocó un radar, el problema ha pasado de ser la velocidad de los vehículos a las continuas dobles filas, especialmente antes de los pasos de cebra, para comprar el pan o tomar algo en uno de los bares de la calle.

En Zabalgana, la Avenida Naciones Unidas, donde se produjo el atropello de la joven estudiante, cuenta con catorce pasos de cebra en sus cerca de 1,3 kilómetros. “Si tenemos que poner catorce semáforos los conductores, los autobuses, ambulancias o los vecinos se quejarán de la dificultad de transitar”, subrayaba Urtaran el viernes sobre una vía que separa a un lado el centro cívico y al otro el colegio de Zabalgana.

Naciones Unidas, al igual que sucede con los dos kilómetros de longitud de Bulevar de Mariturri, acapara una buena parte del tráfico de ida y vuelta tanto a Jundiz -el polígono más grande de Euskadi- como a Mercedes -la fábrica más grande de Euskadi-, con las avenidas de Iruña-Veleia y Derechos Humanos como afluentes. En la Avenida Zabalgana los problemas son similares a los de Bulevar de Salburua, con las predominantes dobles filas poniendo en peligro a los viandantes.

Calles. De arriba a abjo y de izda. a dch.: Avenida de los Derechos Humanos, Bulevar de Mariturri, Reina Sofía, Iruña-Veleia y Naciones Unidas.

Calles. De arriba a abajo y de izda. a dch.: Bulevar de Salburua, Paseo de la Ilíada, A. de Bruselas, Antonio Amat Maiz y la rotonda de Esmaltaciones.