dulantzi - Los ecos de los tambores en honor a San Prudencio fueron el sábado los protagonistas en Dulantzi. Durante aproximadamente dos horas la localidad de la Llanada honró al patrón alavés a golpe de tamboriles y barriles de mayores y txikis. Tras un minuto de silencio en memoria de Florentina y María José, madre e hija asesinadas el viernes en Vitoria, el sonido de los tambores y barriles se adueñó de las calles. Diez años después de ese primer encuentro, los miembros de la asociación cultural Okeluko volvieron a reunir en la plaza a un centenar de niños, niñas, mujeres y hombres ataviados con impolutos trajes blancos y gorros del mismo color.

En primera fila, los más txikis, quienes sujetaban fuertemente los palos bajo la atenta mirada de los padres y madres que se arremolinaban entorno a la plaza. Todas las miradas se pusieron a las seis en punto en el kiosco de la plaza donde, una veintena de alumnos de la escuela de música Sabin Salaberri de la localidad comenzaban a tocar los primeros compases de las melodías festivas. Trompetas, saxofones, trikitixas y guitarras entonaban los primeros acordes de la canción en honor al patrón alavés. Abajo, los tamborreros y barrileros seguían el ritmo marcado por la banda y por los directores, Eduardo y Ernesto, mientras las majorettes y cantineras comenzaban su particular baile.

Con el tambor bien amarrado y los palillos en las manos los participantes del desfile familiar extendieron el sonido de la fiesta a las diferentes calles de la localidad por las que transcurrió el desfile ante los aplausos de los que se congregaban en el recorrido. La retreta de San Prudencio, Kosakos de Kazan, Tatiago, Marcha de San Sebastián, Tamborrada de Dulantzi, Prashkuarena o Tamborrada de Gaztelubide fueron algunos de los que se pudieron disfrutar durante el recorrido por las calles de la localidad tras dos intensos días de ensayo en el patio del colegio. El sonido del tambor se coló por todos los rincones de la villa. - Eva San Pedro