“El Getafe no propone nada”. Esas fueron las palabras de Ferran Torres, MVP del encuentro, después de que su Barcelona venciera al cuadro azulón en el Estadi Johan Cruyff. Algo a lo que, por supuesto, José Bordalás respondió en sala de prensa: “Es una opinión muy ventajista, puesto que la diferencia son 1.000 millones. No tengo nada más que decir, creo que es una falta de respeto hacer ese comentario”.

Y razón no le falta al técnico alicantino, próximo rival del Deportivo Alavés y con un pasado breve, pero glorioso, en Mendizorroza. Los futbolistas que forman parte de transatlánticos como el club culé no pueden pretender que el resto de mortales les jueguen de tú a tú, allanándoles el camino. No con esa diferencia económica y de plantilla que existe en LALIGA, a años luz de la Premier League en este sentido.

Lo positivo es que, después de tantos años en la élite –y aunque ser su rival sea un auténtico suplicio–, cada vez son más los aficionados, sin importar su equipo, que consideran a Bordalás uno de los mejores entrenadores del país. Una etiqueta que se empezó a forjar en el fútbol modesto, que tuvo un punto de inflexión en el Paseo de Cervantes y que se ha corroborado tanto en el Valencia como, sobre todo, en Getafe.

ULTRACOMPETITIVOS

Un buen técnico es quien saca rendimiento de sus jugadores, sin importar lo bonito o feo que sea su estilo. Y, en eso, el alicantino es único. Con temporadas mejores y peores, sus equipos siempre son ultracompetitivos. Nadie quiere verse las caras con el conjunto azulón, pero no solo por ser una escuadra que rasca. Otras, sin tanta fama de ello, son iguales o peores y nadie se hace eco cada dos por tres.

Por supuesto, todavía más mérito tiene lo que está haciendo Bordalás en el Coliseum cuando se analizan casos concretos. El mencionado Uche, por ejemplo, llegó siendo un mediocentro sin experiencia en el fútbol profesional, procedente del Ceuta de 1ª RFEF, y en apenas un año lo ha convertido en un delantero preciado, tanto como para que el Crystal Palace haya pagado alrededor de 20 millones por él.

Todo puede pasar, pues este deporte es impredecible, pero en el Getafe tienen la certeza de que, mientras el exalbiazul esté al frente de su banquillo, perder la categoría va a ser una utopía. Y no hay nada más valioso para un club así, que vive sus años dorados en este siglo, que ese pensamiento. La cuestión es si Ángel Torres será capaz de mantenerlo mucho más allí, en especial después del último verano.

José Bordalás, celebrando el ascenso a Primera con Dani Pacheco.

Durante su etapa en Vitoria-Gasteiz, de un solo curso (2015-16), Bordalás dirigió a los babazorros 44 partidos. Hizo al Alavés campeón de Segunda División, devolviéndolo a la máxima categoría 12 años después, y conquistó el corazón de Mendizorroza, quien aún no ha olvidado su pasión al frente del equipo. Un periplo breve, pero muy especial.

Su salida costó de entender por parte de la hinchada albiazul, pero los resultados posteriores hicieron fácil el duelo. Su sucesor, Mauricio Pellegrino, consiguió la permanencia con holgura y llevó al equipo a la primera final de Copa de toda su historia. Luego, salvo por el accidente de Luis Zubeldía y Gianni De Biasi, el Pitu Abelardo también dejó huella.