La afición del Alavés, de "las más activas" de 'LALIGA' a domicilio

El Deportivo Alavés consiguió la permanencia la temporada pasada gracias, en gran medida, a su rendimiento como visitante. Lejos de Mendizorroza, los pupilos de Eduardo Coudet mostraron su mejor cara y asaltar estadios como el Benito Villamarín, Montilivi y el José Zorrilla fue clave a nivel de puntos, sobre todo considerando lo mucho que le costó al conjunto gasteiztarra empezar a sacar provecho de sus duelos en casa.

Y esas tres gestas, sumadas a los empates contra el Leganés, Mallorca, Las Palmas y Sevilla, hubieran sido mucho más complicadas sin el apoyo de la afición babazorra, que no dejó sola a su equipo cuando más necesitaba su aliento. Cómo olvidar a Carlos Vicente celebrando su gol con la esquina del bastión gironí o a toda la plantilla disfrutando de la salvación matemática también en el vértice del campo del Real Valladolid.

En la línea de lo anterior, como reconocimiento a su gente, el Alavés publicó este lunes varios datos sobre los desplazamientos de la recta final del curso. Sobre aquellos, en concreto, en los que el propio club babazorro apostó por fletar autobuses de manera gratuita para aquellos seguidores que se hicieran con una de las entradas. 27 autocares salieron de Vitoria-Gasteiz para recorrer más de 4.000 kilómetros por la permanencia.

El servicio de transporte del club desplazó a más de 2.000 aficionados albiazules y lo hizo a cinco destinos distintos: Leganés (482), Girona (236), Sevilla (450), Bilbao (575) y Valladolid (606). Unas cifras a las que, por supuesto, habría que sumar a los diferentes hinchas que decidieron acompañar al Glorioso por sus propios medios. Oficialmente, fueron más de 5.000 las entradas adquiridas por el siempre fiel alavesismo.

DESPLAZAMIENTOS PESE A TODO

Todo esto, según especificó la entidad babazorra, ha formado parte del programa “Grada Visitante” de LALIGA, que en su segunda edición “ha batido récords con 63.737 localidades vendidas a nivel global”, siendo la hinchada albiazul “una de las más activas”. Eso no quita, claro está, el maltrato habitual al que son sometidas las aficiones, obligadas muchas veces a asumir precios abusivos o a vivir el fútbol en una jaula de metacrilato.