La visita del Sevilla al Deportivo Alavés de este viernes a las 21.00 horas se antoja como un choque de alto voltaje en Mendizorroza. El conjunto vitoriano, que acostumbra a ofrecer su versión más volcánica en el recinto del Paseo de Cervantes y ansía resarcirse de la amarga derrota sufrida ante el Espanyol, recibe a un rival inmerso en un delicado estado de tensión, pero que salvó un match-ball con su agónico triunfo ante el Getafe gracias a un providencial gol de Navas.

Lo cierto es que el Sevilla no ha tenido otro remedio que cambiar el foco de sus objetivos en cuestión de dos años. Ha pasado de ser un firme candidato a luchar por una plaza que acredite el billete a las competiciones europeas, a luchar por mantener su vacante en la máxima categoría.

Y eso que el conjunto hispalense es el indiscutido rey de la Europa League y, de hecho, conquistó su sexto trofeo en la campaña 2022-23. Sin embargo, en los últimos tiempos el proyecto no ha evolucionado y finalizó el pasado ejercicio en la 14ª posición después de una trayectoria deficiente. 

El Sevilla no ha arrancado la temporada precisamente de la manera soñada. García Pimienta constituyó el relevo de Quique Sánchez Flores al frente del banquillo hispalense después de que el madrileño lograse la permanencia con buenas dosis de oficio, pero también desgaste a nivel personal. 

La llegada de García Pimienta supone a todas luces un cambio radical en cuanto al estilo de juego. Como en cualquier modificación de esta índole, todo proceso lleva su tiempo. El técnico catalán inició el curso con cuatro jornadas sin conocer la victoria, pero saboreó su primer triunfo en la quinta jornada ante el Getafe.

Cambios de entrenador

Precisamente la inestabilidad en la dirección técnica del equipo constituye uno de los aspectos que más críticas genera entre la afición sevillista. En los últimos dos años, el Sevilla ha visto desfilar por su banquillo a Julen Lopetegui, Jorge Sampaoli, José Luis Mendilibar, Diego Alonso, Quique Sánchez Flores y ahora Javier García Pimienta. Un total de siete técnicos distintos con un libreto diferente cada uno de ellos. 

En cualquier caso, otra de las grandes preocupaciones en Nervión procede del escaso límite salarial del que dispone el club para fichajes. El límite salarial refleja la cantidad máxima que pueden destinar a pagar para fichar y pagar la nómina de sus jugadores. En esta ocasión, el club nervionense tiene un nuevo límite de 2,4 millones tras disponer el pasado ejercicio de 152 millones de euros. Un tijeretazo en toda regla.

La fórmula del éxito del Sevilla en la última década radicó en su meticulosa política de fichajes. La entidad hispalense logró el sobresaliente en su tarea de reclutar talento a bajo coste y después lograr grandes ventas tras su revalorización en las filas andaluzas. 

Es el caso de jugadores como Kounde (el Barcelona desembolsó 50 millones por él), Ben Yedder (40M) o Lenglet (36M), entre otros. Sin embargo, el Sevilla no ha logrado el éxito en el difícil relevo de los futbolistas que durante su etapa en el Sevilla constituyeron la columna vertebral del equipo y, en la actualidad, las limitaciones del límite salarial tampoco permiten abordar inversiones de gran envergadura.