A lo largo de la presente temporada, han sido varios los rivales que le han amargado el día al Deportivo Alavés de Luis García Plaza –sobre todo, lejos de Mendizorroza–. No obstante, si hubiera que elegir a uno de todos ellos como la gran bestia negra o némesis, sería al Levante del exalbiazul Javi Calleja, con quien, curiosamente, los babazorros van a jugarse desde este domingo la última plaza de ascenso a la máxima categoría del fútbol español.
El primer golpe de los granotas llegó en la recta final de la primera vuelta. Allá por el mes de diciembre, cuando los gasteiztarras no pasaban por su mejor momento, los de Orriols hurgaron aún más en la herida por medio de un 0-2 que acabó con su invencibilidad babazorra en el Paseo de Cervantes. Hasta ese momento, el Glorioso había sumado seis victorias y tres empates ante su gente, siendo así el segundo mejor local de la categoría.
Ahora bien, lo preocupante de dicho encuentro no fue la propia derrota, sino la imagen que ofreció el Alavés sobre el terreno de juego. El Levante maniató por completo a los albiazules durante gran parte del choque y, cuando hubo oportunidad de llevar la batuta del juego, no se generó ningún peligro a la meta valenciana. Esa fue, y sigue siendo, la peor actuación local de la presente temporada, además del único batacazo en casa.
Ya en choque de la segunda vuelta, la superioridad granota no fue tan importante, pero el enfrentamiento acabó con el mismo resultado. La plantilla alavesista se plantó en el Ciutat de València consciente de que, si asaltaba el feudo de su rival directo, se mantenía en puestos de ascenso y, ni con esa motivación, evitó ser el invitado ideal de la gran fiesta levantinista. La continuidad de Calleja no estaba clara antes del triunfo de aquella tarde.
En esa jornada 38, al Alavés le condicionó demasiado un error tempranero de Antonio Blanco, cuyo despeje a la frontal del área lo aprovechó Pepelu para marcar uno de los goles de la temporada. Por detrás desde el minuto 7, los babazorros jugaron la narrativa que quiso el Levante y, ya con el testarazo de Bouldini antes del descanso, sus esperanzas volaron, si bien es cierto que un gol les podría haber metido en el partido.
Afortunadamente, muy poco o nada tienen que ver esos dos encuentros con los que se vivirán este domingo y el próximo sábado en la gran final por el ascenso a Primera División. El play off es un escenario diferente, como ya se ha demostrado en infinidad de ocasiones, y cualquier cosa puede suceder sobre el terreno de juego, donde los nervios se sentirán a flor de piel. Habrá que ver cuál de los dos contendientes controla mejor esta circunstancia.
Asimismo, es digno de mención que el Levante, salvo contra el Alavés, ha dejado muchas dudas a lo largo de estos meses. Su falta de creatividad arriba, condicionada en parte por las múltiples lesiones que ha sufrido por el camino, le ha impedido conseguir uno de los billetes de promoción directa a la élite y eso, frente a una retaguardia fuerte como la albiazul, podría ser un factor decisivo. En especial, si se consigue ir a Orriols con ventaja.
Esto último, seguramente, será una de las claves de la eliminatoria. El Glorioso necesita ganar, pues el empate, al haber quedado por delante en la tabla, favorece a los granotas al término de una hipotética prórroga, y el mejor lugar para hacerlo es, sin lugar a dudas, Mendizorroza. Un resultado favorable este domingo permitiría a Luis García elegir narrativa en el partido de vuelta, lo cual parece decisivo entre dos equipos tan parejos.
En contra del Alavés juegan, eso sí, las bajas de última hora: Salva Sevilla, sustituido ante el Eibar por un problema muscular, y Antonio Blanco, convocado por la selección sub-21–. Y eso sin olvidar, por otro lado, el hecho de que la plantilla gasteiztarra descansará 24 horas menos que la valenciana. Algo sobre lo que, sin ningún reparo, no ha dudado en quejarse Luis García, quien, incluso, ha propuesto una Final Four para futuras ediciones.
LAS SEMIFINALES
Lo que parece evidente, salvo sorpresa mayúscula, es que esta eliminatoria se va a parecer más a la disputada por babazorros y armeros que a la vivida por el Levante y el Albacete. El juego descarado, a veces temerario, de los manchegos le puso en bandeja de plata el pase a los de Javi Calleja, mucho más inteligentes, y así lo demostró el resultado global (6-1), si bien es cierto que, para los de Rubén Albés, llegar al play off ya era un premio.