La actuación que ofreció el Deportivo Alavés en Ipurua no fue la más brillante de la temporada, no obstante, sí le sirvió para ser fiel a sí mismo. La escuadra albiazul no se obsesionó con ganar en el bastión armero, aunque esto le hubiera permitido dar un importante golpe sobre la mesa, y ofreció un encuentro muy serio con el que no aumenta su colchón de puntos, pues no pudo pasar del empate (0-0), pero sí mantiene esa línea regular que, superada la decimosexta jornada del campeonato, le protege en lo más alto de la tabla.

En esta ocasión, la gran novedad en el once del conjunto babazorro fue la entrada de Aleksandar Sedlar como pivote defensivo. Pese a que el jugador serbio acumulaba siete partidos sin ser titular –y apenas había disputado unos pocos minutos en su reaparición ante el Lleida Esportiu–, el técnico madrileño confió en su polivalencia y le empleó en la posición de Carlos Benavídez, ausente por su expulsión contra el Real Zaragoza, para así mantener una pieza de corte más destructivo en la sala de máquinas. 

Una decisión, teniendo en cuenta las condiciones del escenario y el rival, bastante predecible y que, desde el pitido inicial de Arcediano Monescillo, dio buenos resultados al Alavés. Al contrario que otros equipos que habían visitado previamente Ipurua, los albiazules, muy serios en defensa y también tranquilos a la hora de manejar la posesión, impidieron que los armeros tomaran la batuta del encuentro al principio, reduciendo así el riesgo de que los locales se pusieran pronto por delante en el marcador. 

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La buena puesta en escena del Glorioso, sin embargo, no evitó que los más de 300 seguidores babazorros desplazados al feudo guipuzcoano tuvieran un par de sustos en la primera mitad. Cuando corría el minuto 17 del derbi, Sivera no acertó a atrapar un remate lejano de Imanol y Stoichkov, siempre el más atento dentro del área, envió el rechace al fondo de la red; afortunadamente, el gol fue anulado por fuera de juego del propio atacante gaditano, cuya posición tuvo que ser revisada en el videoarbitraje.

Y, por si esto último no fuera motivo de inquietud suficiente, los contratiempos físicos también hicieron acto de presencia. En concreto, en la espalda de Abqar, quien pidió el cambio, aunque no se produjo hasta el descanso, después de un golpe con Blanco Leschuk. Por lo demás, dos voleas de Jason y una carrera de Rioja, que perdió una buena oportunidad al no atreverse a definir con la derecha, fue lo más interesante de un duelo entre gasteiztarras y eibarreses que llegó al intermedio con tablas justas.

Tras el paso por los vestuarios, Laguardia ocupó el lugar del central marroquí y este cambio, en realidad, fue la única variación en la narrativa del encuentro. El juego continuó muy trabado, con ambas escuadras más pendientes de no cometer errores que de generárselos al rival, y las ocasiones claras brillaron por su ausencia, si bien fueron los armeros quienes, cada vez más dispuestos a imponer el factor Ipurua, encontraron mayor facilidad para enviar balones al área contraria por medio de sus hombres de banda.

Para evitar lo anterior, Luis García optó por hacer una doble sustitución superada la hora de partido. Toni Moya saltó al césped por Salva Sevilla, menos importante en el momento que el Eibar empezó a mostrar su estilo más directo; y Xeber Alkain entró por Jason, de lo más activos en la primera mitad, con el propósito de dar algo más de mordiente al Alavés por el costado derecho, dificultando de esta manera las incorporaciones del carrilero Imanol, cuyos centros estaban siendo muy problemáticos. 

Sin embargo, ninguna de las variaciones en uno y otro lado, a las que se deben añadir las de Rober y Taichi, fueron suficientes para desequilibrar la balanza y los porteros, salvo por el asedio en el descuento del Glorioso, fueron meros espectadores del transcurso de la segunda parte. Es decir, azulgranas y albiazules se repartieron puntos en el primero de los dos derbis que disputarán esta temporada; la secuela, dentro de dos meses y medio en Mendizorroza.