El Deportivo Alavés tiene muchas papeletas de bajar a Segunda División, pero, a falta de cuatro jornadas para el cierre del telón, continúa vivo y nada hace pensar que vaya a dar su brazo a torcer. Tras el varapalo sufrido en Son Moix, el conjunto babazorro reaccionó este sábado tal y como toda su afición esperaba y, gracias a un gol de Laguardia y otro de Escalante, logró imponerse (2-1) en un siempre fiel Mendizorroza al Villarreal, quien, pese a jugar contra el Liverpool el próximo martes, se plantó sobre el césped del Paseo de Cervantes dispuesto a sumar tres puntos de cara su pelea por puestos europeos.

Ahora bien, aunque, como se ha mencionado, el resultado frente al Mallorca fuera muy negativo, la imagen del equipo vitoriano en tierras baleares no fue mala y, en consecuencia, Julio Velázquez optó por dar continuidad a ese mismo once en la final ante los groguets. Una alineación, cabe recordar, protagonizada por la presencia de Manu García, que acompañó a Escalante y Loum en el centro del campo y, de esta manera, dibujó un claro 4-2-3-1 en el que la punta de lanza, como es habitual, fue para Joselu Mato.

Respecto a la contienda, esta arrancó, al contrario que en otras ocasiones, de la mejor manera posible. Cuando solo habían transcurrido tres minutos de partido, el propio futbolista asturiano sacó un córner al primer palo, allí el nueve albiazul consiguió peinar al segundo y, llegando desde atrás, Laguardia empujó el balón al fondo de la red defendida por Sergio Asenjo. Algo que, lógicamente, provocó que el submarino amarillo diera un paso al frente y sometiera -con cierta facilidad, además- a los gasteiztarras durante un buen rato.

Sin embargo, en el fútbol manda la efectividad y, por fortuna, el Villarreal no la tuvo. Pedraza y Chukwueze pusieron en muchísimos apuros a la zaga babazorra y, todavía así, la ventaja no solo se mantuvo en favor del Glorioso, sino que se vio ampliada. Sobre la media hora de juego, en el mejor momento de los visitantes, los locales aprovecharon un despiste defensivo y, después de un primer intento de Rioja, Duarte dispuso un centro raso al punto de penalti, desde donde Escalante, sin oposición alguna, colocó el 2-0 en el electrónico.

Este tanto, el cuarto del centrocampista argentino con la zamarra albiazul, no cambió el guión del encuentro y eso fue muy bueno para el Alavés. Porque, a pesar de que los hombres de Emery siguieron acosando el área de Pacheco, la realidad es que la principal sensación de peligro la continuaron ofreciendo los de Velázquez, pues, al borde del descanso, Edgar -el más flojo en la primera parte- pudo marcar, pero se le adelantó Asenjo, en un contragolpe solo posible gracias a la velocidad y la mordiente del mencionado extremo sevillano, por fin a la altura de antiguas actuaciones.

Ya en la segunda mitad, esta vez fueron los groguets, renovados con la entrada de Lo Celso y Foyth al campo, quienes lograron marcar rápido y así recortar distancias. Ahora bien, Chukwueze no necesitó la participación de los dos hombres de refresco -ni de nadie más- para anotar; él solo se marchó de tres futbolistas albiazules y superó a Pacheco, muy endeble a la hora de atajar el remate centrado del jugador africano.

A partir de ese momento, mientras brillaba el 2-1 en el marcador, comenzó un intercambio de dominio y ocasiones. El Alavés reaccionó mejor inicialmente, con dos oportunidades de Joselu que consiguieron sacar primero Asenjo y después Foyth -este último en la línea de gol-; y el Villarreal respondió por medio de Manu Trigueros, cuyo remate se encontró con la gran intervención del portero pacense. Además, también la tuvo Loum, que lo intentó, sin éxito, de vaselina.

Luego, ya en la recta final, el protagonismo fue para los nervios; y no solo el de los alavesistas que acudieron a Mendizorroza. El Glorioso sufrió mucho a la hora de sacar los diferentes balones que colgaron los pupilos de Emery al área y, si se sumaron los tres puntos, fue gracias al ejercicio de resistencia de todo el equipo y, especialmente, de Pacheco. El extremeño compensó sobremanera -evitando, entre otras, la diana de Alcácer- y el error que había cometido al inicio de la segunda parte y, de esta forma, los gasteiztarras se mantienen con vida en la lucha por la permanencia.