Barcelona-Alavés (3-1) en Les Corts. Seis tiros a los postes de la portería albiazul

oy les vamos a contar el último encuentro que los albiazules -frente al FC Barcelona-, disputan en el mítico Estadio de Les Corts. Recalco, lo de frente al FC Barcelona, pues esa misma temporada, 1955-56, la escuadra alavesista volverá a jugar en ese terreno de juego. El sábado 5 de mayo de 1956 los Mendizorroza visitarán al conjunto de La España Industrial -filial del Barça a todos los efectos-, en la primera jornada de una Fase de Permanencia-Ascenso, que abocará al ‘Glorioso’ al descenso de Primera División. También volverá más tarde, durante tres temporadas consecutivas (1957-60), para enfrentarse al Condal, nueva denominación del filial ‘culé’, en Segunda División.

Nos centramos en el partido del domingo 23 de octubre de 1955. Es la séptima jornada del campeonato liguero 1955-56 y los albiazules, que vienen de golear al Hércules (4-0), regresan a Les Corts fuera de los dos puestos de descenso directo y de los dos que llevan a esa fase de permanencia citada. Por su parte el Barcelona es el líder de Primera. El Deportivo Alavés, como visitante, está teniendo muchos problemas defensivos. En el Campo de El Ejido (4-1), Estadio Metropolitano (8-1) y Estadio Riazor (5-3), ha sido goleado por la Cultural Leonesa, Atlético de Madrid y Deportivo respectivamente. Pese a la mejoría registrada en La Coruña, no parece Les Corts el mejor sitio para rehabilitarse. La expedición albiazul parte de Vitoria el viernes 21, después de comer, y pernocta en Zaragoza. Etxezarreta -técnico albiazul- cuenta con tres sensibles bajas para el encuentro frente al Barça: Ucelay, Etxaniz y Elorriaga. El sábado 22, al mediodía, los alavesistas llegan a la Ciudad Condal, hospedándose en el Hotel Espléndido en el Poble Sec.

El técnico alavesista, en la previa, no rezuma optimismo: “No es cosa de hacerse muchas ilusiones, sólo esperamos a quedar bien” (sic). Viendo la alineación que presenta el Barcelona ese domingo 23 de octubre, uno entiende el pragmatismo del de Irún, ya que el conjunto de Les Corts presenta un once plagado de internacionales. Ramallets, Biosca, Segarra, Luis Suárez o Kubala, son los nombres más sonoros de una alineación de ensueño.

El encuentro transcurre según lo previsto, dominio aplastante del Barça y excelente defensa albiazul. El portero alavesista, Carlos Larrañaga, tiene una excelente actuación y además se ve ayudado por los postes y el larguero. ¡Hasta en seis ocasiones remates de los delanteros azulgranas, son rechazados por los palos! ¡Carlos sonríe! Hasta el minuto cuarenta y uno no se deshace la igualada inicial. Kubala hace el 1-0. El 2-0 llega en el setenta y cuatro, logrado por Segarra. Bixente Etxeandia, fiel a su cita con el gol a Ramallets, acorta distancias un minuto más tarde. Manchón cuando el partido agoniza, hace el definitivo 3-1. ¡El modesto ‘Glorioso’ ha conseguido poner nerviosos a los blaugranas!

Tras el encuentro todo son parabienes para los albiazules: “Perdió el Alavés jugando las cartas de buen fútbol y de la corrección más exquisita. Los de Vitoria a lo largo del partido recibieron muchas pruebas de simpatía, pero ninguna tan expresiva como la ovación con que fue premiado su tanto, gol que situaba el marcador en un alarmante dos a uno, en plena fase final del partido” (sic) (Revista Deportiva Lean de Barcelona).

Habrían de pasar algo más de treinta y dos años, 22 de febrero de 1978, para que el Deportivo Alavés volviese como visitante del FC Barcelona y entonces lo haría en el Camp Nou. ¡Sin saberlo era el adiós a Les Corts, por parte del ‘Glorioso’ frente al Barça!

“El Deportivo Alavés demostró que no es absolutamente necesario poner un cerrojo con siete candados, pasa salir airoso de un campo difícil. El duelo entre Erezuma y Kubala, fue una de las contiendas más limpias de los últimos tiempos”. (sic).

“Este admirable Alavés se fue de Les Corts entre merecidos aplausos. Se defendió sin tregua de los ataques del Barcelona, pero no cometió un solo ‘faut’ con intención. Su portero Carlos tuvo una actuación digna de elogio durante todo el partido”. (sic).

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