- Consumida ya prácticamente la tercera semana de trabajo desde que se pudieron retomar los entrenamientos, el horizonte del regreso a la competición en el fútbol parece cada vez más claro. Todos los implicados trabajan ya con la premisa de que el balón vuelva a rodar a partir del próximo 11 de junio y únicamente un drástico giro negativo en la situación sanitaria parece en estos momentos capaz de alterar estos planes. Como consecuencia de todo ello, la vertiente estrictamente deportiva cada vez comienza a tener más peso en unos análisis en los que, desgraciadamente, en los últimos meses han primado otros aspectos.
Por ello, sale a la palestra de manera reiterada una de las cuestiones que el coronaviris ha obligado a alterar. Como consecuencia de su terrible y dramático efecto, los encuentros que restan de la presente temporada -está por determinar qué ocurrirá en el arranque del próximo curso- se disputarán a puerta cerrada. Un escenario desconocido para todos los implicados pero que en casos como el del Deportivo Alavés plantea una gran interrogante.
Porque si en algún aspecto se ha mostrado solvente la escuadra de Asiera Garitano desde que comenzó el ejercicio es en sus comparecencias en el Paseo de Cervantes. Ha sido en su propio estadio donde ha sumado la mayoría de los puntos que figuran en su casillero y donde ha cimentado la parte fundamental del edificio que tiene como objetivo conducirlo hasta la salvación.
Claro que todo eso lo logró con el incondicional apoyo de sus fieles seguidores en la grada. Algo de lo que, desgraciadamente, no podrá disfrutar ahora. Por ello, se le plantea sobre la mesa el mayúsculo desafío de mantener vivo el Efecto Mendizorroza que tan buenos réditos le ha ofrecido hasta el momento.
Con 32 puntos en su casillero y siete de ventaja sobre el Mallorca -que ocupa la primera de las tres plazas que conducen a Segunda División-, El Glorioso tiene en su mano permanecer una campaña más entre los mejoresEl Glorioso. Sin embargo, un epílogo tan atípico y acelerado como el que ofrecerá la actual temporada no perdona el más mínimo despiste y cobrará una factura extremadamente cara por cada error.
En consecuencia, el conjunto albiazul pretende mantener todo lo posible sus puntos fuertes para evitar sufrimientos innecesarios. Y, evidentemente, entre esas fortalezas destaca sobremanera su rendimiento como local. De las once jornadas que restan por disputarse, cinco tendrán lugar en el Paseo de Cervantes. Son por lo tanto quince los puntos que se pondrán en liza en el feudo vitoriano. Resulta obvio que firmar un pleno supondría la consecución de una permanencia más que holgada para los de Asier Garitano pero incluso con algún tropiezo podría ser suficiente.
De entrada, el conjunto gasteiztarra tendrá que hacer frente a dos derbis que, sin duda, supondrán un exigente examen para comprobar si es capaz de mantener la línea positiva de antes del parón. De esta manera tras comparecer en el campo del Espanyol en el duelo que supondrá la vuelta a la Liga el Alavés recibirá a la Real Sociedad. Los donostiarras no están dispuestos a dejar escapar el billete para la próxima edición de la Liga de campeones que tienen ahora mismo en sus manos y han dejado sobradas muestras de ser un plantel temible. El siguiente visitante de Mendizorroza tiene un perfil bien diferente pero no por eso menos duro. Se trata de Osasuna, inmerso de lleno en la lucha albiazul por garantizarse la permanencia.
Posteriormente llegará el turno de Granada y Getafe. Los andaluces con la salvación virtualmente asegurada tras su excelente primera mitad del curso y los de José Bordalás previsiblemente en plena lucha por conseguir de nuevo un puesto europeo. El último peldaño de esta singular escalera será un Barcelona que puede presentarse con todo decidido o con la Liga en el alero. Una circunstancia que, evidentemente, marcará de manera determinante la contienda.
El conjunto albiazul disputará cinco de sus once compromisos en su feudo, donde ha sumado 23 de los 32 puntos de su casillero