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Árbitro Del Cerro Grande (madrileño).

0-1, minuto 70: Joselu. Saque de falta lateral de Camarasa al segundo palo que devuelve Manu, Vaclik deja el balón muerto y el delantero gallego empalma a la escuadra.

1-1, minuto 77: Ocampos, de penalti. Centro de Navas que golpea en la mano de Duarte y Ocampos marca de disparo a la derecha.

Amonestó a Reguilón (minuto 48), Laguardia (minuto 64) y Vázquez (minuto 81).

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Puntuar en la visita al Sevilla era un resultado que todo el alavesismo firmaba de antemano, pero la sensación con la que El Glorioso cerró el partido fue la de haber dejado pasar una oportunidad de oro de haber dado un paso de gigante hacia la permanencia. Después de haber firmado un ejercicio de solvencia defensiva sobresaliente sin haber concedido apenas ocasiones y tras haber conseguido adelantarse en el marcador con la pegada de Joselu en una acción a balón parado, el enésimo penalti en contra de la temporada -van diez ya-, por una nueva mano en esta ocasión de Duarte, echó por tierra esa opción de ganar en el Sánchez Pizjuán en una partida táctica que Garitano le había ganado por la mano a Lopetegui. La pena capital, otra vez, hizo un daño tremendo, aunque el punto no es para nada malo.

El planteamiento, recuperando el sistema 5-3-2 que solo había utilizado anteriormente en una ocasión con motivo de la visita al Getafe, dejaba clara la idea del preparador de Bergara de sembrar un campo de minas sobre el césped del Sánchez Pizjuán. Cerrar los costados para evitar el peligro de los extremos y el desdoblamiento de los laterales con la ayuda de Navarro a Martin y de Magallán a Duarte y cuatro piezas móviles por delante del debutante Fejsa para tratar de entorpecer la salida de balón sevillista. Todo ello para pintar el encuentro de un tono marrón, una carrera de obstáculos hacia la portería de Pacheco y poner a prueba el estado de ánimo de los de Lopetegui tras el varapalo copero ante el Mirandés.

El planteamiento defensivo rozó la perfección, pues al cuadro local se le hizo prácticamente imposible encontrar espacios. Demasiadas piernas por detrás del balón, sobre todo en un balcón del área atestado de futbolistas en todo su ancho. Más allá de un par de desplazamientos en diagonal que fueron incapaces de resolver, los sevillistas se chocaban una y otra vez contra un muro que se mantenía firme. Durante toda la primera parte, poco más que espectador de lujo fue Pacheco, que solo tuvo que atrapar un cabezazo flojito de De Jong.

Cierto es que al Glorioso le faltaba mordiente en ataque, incapaz de conservar el balón tras la pérdida del rival. Pero consiguió instalar el nerviosismo en el ánimo de su anfitrión. Primero con una presión adelantada que más que a la recuperación condujo a la pérdida. Los murmullos en el Pizjuán no tardaron en asomarse. Pero el miedo en el cuerpo se les metió al borde del descanso, cuando Joselu, de nuevo tras descolgar un balón caído del cielo, encontró la conexión con Camarasa. Solo ante Vaclik, el defectuoso disparo del delantero gallego lo salvó el guardameta checo con su pie derecho en la mejor ocasión, y prácticamente la única, de los dos contendientes en todo el primer acto.

En el arranque del segundo, viendo que el panorama no había variado ni un ápice, quemó casi de inmediato Lopetegui sus dos primeros cambios, buscando mayor mordiente con Suso y Mudo Vázquez. Una velocidad mayor en el juego para tratar de descolocar a una defensa vitoriana que desde ese momento comenzó a sufrir. La primera advertencia, un cabezazo de Koundé a la base del palo en un córner.

Oxigenó piernas Garitano con Pons y Rioja y fortaleció aún más el centro del campo, de donde desapareció Fejsa, sacrificando la presencia arriba de Burke. Salvadas dos faltas peligrosas al borde del área de Laguardia, la segunda del todo inexplicable, se pudo respirar de nuevo. Y por completo se llenaron los pulmones cuando poco después funcionaba la estrategia, con un servicio de falta de Camarasa que devolvía en el segundo palo Manu, Vaclik no era capaz de despejar y Joselu mandaba a la escuadra en el minuto 70.

El Alavés había conseguido la cuadratura del círculo y rozaba ya con la yema de los dedos tres puntos que suponían recorrer un tramo casi definitivo hacia la permanencia. Pero la desgracia apareció de nuevo en forma de un penalti completamente evitable. Un centro de Navas se encontró en su camino con el brazo izquierdo abierto de Duarte y condujo directamente al punto fatídico, desde donde Ocampos ejecutó a Pacheco para rubricar con esa pena capital la pérdida de dos puntos que dejan peor sabor de boca que el empate que se sumó.

Planteamiento y desarrollo La idea de Garitano de maniatar al Sevilla con cinco defensas para dedicar una vigilancia especial al peligro que siempre generan sus extremos y laterales funcionó de maravilla y el equipo hispalense fue incapaz de generar una sola ocasión clara en juego y solo pudo empatar de penalti.

Gol y error Ya bien entrada la segunda parte, parecía imposible que el cuadro alavesista, con Joselu solo en punta, fuese capaz de perforar la portería de Vaclik, pero en esos compases empezó a sacar muchas acciones a balón parado y acabó acertando por mediación de Joselu. Cuando la victoria ya se rozaba con la punta de los dedos, una mano de Duarte propició el penalti del empate.

La temporada del delantero gallego sigue ganando en brillo con su noveno gol de la temporada en una acción de cazador del área. Una nueva batalla ganada a los defensas.

El almeriense evidenció ayer de nuevo que tiene un grave problema con los penaltis esta temporada y cometió un grave error después de haber firmado una actuación muy buena.