Vitoria - El Deportivo Alavés salió con una severa cornada del encuentro del pasado viernes contra el Getafe y con efectos secundarios más allá de su abultada derrota. Cuando ya no había absolutamente nada en juego, la frustración por el desastre llevó a cometer algunos errores de graves consecuencias. El principal de todos ellos, la tarjeta amarilla que recibió Tomás Pina, que suponía la quinta en su ciclo particular. Como cabía esperar, el Comité de Competición situó ayer al centrocampista de Villarta de San Juan entre los sancionados de cara a la próxima jornada liguera. Una resolución que deja de nuevo a Abelardo Fernández sin una de sus piezas fundamentales, lo que viene siendo tendencia habitual. Un Ibai Gómez del que ya hay que olvidarse desapareció del vestuario antes del duelo contra el Girona; en Montilivi y luego en el Coliseum no estuvo un lesionado Jony Rodríguez que tampoco reaparecerá el próximo lunes; y en el Coliseum también faltó un Víctor Laguardia al que, sancionado, también se le echó de menos. Que en esta ocasión la ausencia del pivote de Ciudad Real no pese tanto como la de sus compañeros es una de las tareas que tiene por delante el preparador alavesista y también los centrocampistas que se perfilan como alternativas de cara al duelo con el Rayo Vallecano.
Pina se ha erigido como uno de esos futbolistas que se convierten en bastiones de un equipo y ahora es un bastión que queda, aunque sea momentáneamente, derribado. La puesta a punto física del centrocampista tras pasar en Bélgica media temporada en blanco fue un factor determinante en el renacer alavesista la pasada campaña y esa ascendencia sobre el juego del equipo ha tenido continuidad en cuanto ha retomado el tono tras un nuevo verano complicado. El mediocentro es uno de esos futbolistas que mejoran a quien actúa a su lado y no es de extrañar que las mejores versiones de Manu García, Mubarak Wakaso o Darko Brasanac hayan llegado con el de Ciudad Real actuando como su guardaespaldas.
En el doble pivote que plantea habitualmente Abelardo, o también cuando decide actuar con tres hombres en la zona ancha, Pina es el encargado de ejercer de ancla. El clásico cierre argentino que comanda el juego ofensivo y ejerce de referente por delante de la defensa cubriendo los espacios que dejan sus compañeros. Con la seguridad que supone tenerlo por detrás, los otros centrocampistas cuentan con una libertad de movimientos mayor para subir y bajar con soltura.
Ese sensacional rendimiento y que sea el único que puede jugar como pivote puro -el otro es Dani Torres, en el que no hay confianza- ha propiciado que Pina sea uno de los indiscutibles para Abelardo, titular siempre que ha estado disponible. El de Ciudad Real se perdió las cinco primeras jornadas por lesión, en la sexta llegó su única suplencia -ante el Getafe, en un duelo entre semana- y el siguiente domingo se estrenó como titular, una condición que no perdería hasta que un nuevo problemas muscular sufrido en la visita al Eibar le obligase a parar durante otros dos encuentros. Su balance en los once compromisos que ha completado es sensacional, con cinco victorias, tres empates y tres derrotas, además de haber aportado un par de goles
Con la baja de Pina, el preparador alavesista tiene que elegir una nueva configuración en el centro del campo. Y acertar no parece sencillo vistos los precedentes. En los ocho partidos en los que el futbolista de Ciudad Real no ha sido titular, Abelardo ha utilizado hasta cuatro configuraciones distintas. Comenzó con un trivote Wakaso-Torres-Manu (Barcelona); siguió con la pareja formada por el ghanés y el vitoriano (Betis y Espanyol); la siguiente fue con el africano y el serbio (Valladolid, Rayo y Getafe); y la última, con Brasanac y el capitán (Huesca y Leganés).