Vitoria - Mucho se ha parecido la primera vuelta liguera del Deportivo Alavés a la de ese mal estudiante que deja pasar el tiempo sin preocuparse hasta que la fecha de la evaluación se aproxima y entonces decide darse el atracón final para recuperar todos esos días que había dejando pasar anteriormente sin haber cumplido con los mínimos. En esta ocasión, la reacción final protagonizada desde la llegada al banquillo de Abelardo Fernández le ha servido al Glorioso para alcanzar un aprobado raspado que supone haber alcanzado el ecuador fuera de la zona de descenso y, por primera vez, con una renta, en este caso de dos puntos, sobre el primer equipo que se sitúa en la zona roja, el Deportivo de La Coruña. Un suficiente que no es para echar las campanas al vuelo en global, pero que como viene precedido de una gran reacción final hace que se puede tener una cierta sensación de optimismo de cara al futuro inmediato más allá de que los dieciocho puntos sumados sean una cifra aún muy baja.

La primera vuelta tiene dos partes muy diferenciadas y el punto de referencia hay que situarlo en el antes y el después de la llegada de Abelardo al banquillo alavesista. Tras las trece primeras jornadas, en las que se sucedieron al mando del equipo Luis Zubeldía, Javi Cabello y Gianni De Biasi, el balance era de dos victorias y once derrotas, seis puntos que condenaban al equipo vitoriano al fondo de la tabla y auguraban un descenso sin siquiera pelear por la permanencia. Fue llegar el preparador gijonés y cambiar por completo el escenario con la memorable remontada en Girona que supuso un punto de inflexión al devenir de este colectivo. Cuatro victorias y dos derrotas se han sumado en el periplo del asturiano, que ha conseguido doce puntos que han servido para abandonar la zona de descenso y poner ya un colchón de dos puntos con respecto al Deportivo.

Arranque desastroso La reacción del último mes ha servido como contrapunto a un arranque de campaña que fue un auténtico desastre. El Alavés comandado por Zubeldía se vino abajo por completo desde que en la jornada inaugural errase Manu García un penalti ante el Leganés. Desde ese momento, todo fue cuesta abajo y sin frenos. Derrotas, malas sensaciones, decisiones incomprensibles y unas elevadas dosis de mala suerte -sin ser peor en muchos partidos, el cuadro albiazul no sumó ni un solo punto ante Leganés, Barcelona, Celta y Villarreal- que acabaron con el técnico argentino en solo cuatro jornadas.

En la interinidad de dos encuentros (Deportivo y Real Madrid) de Cabello, la mejoría no fue suficiente para sumar y se abrió en la séptima jornada una etapa con De Biasi al frente. El italiano se estrenó con victoria ante el Levante y dio cierta consistencia a un equipo que en el quinto partido del transalpino consiguió, ante el Espanyol -había perdido antes frente a Real Sociedad, Betis y Valencia, pero compitiendo bien y ofreciendo por momentos buenas sensaciones-, su segundo triunfo. Cuando el calendario propiciaba la oportunidad de asentar la remontada, los desastres mayúsculos encadenados ante Getafe y Eibar finiquitaron la experiencia con De Biasi como entrenador.

Remontada providencial Apostó entonces el club vitoriano por Abelardo. Apenas llevaba unas horas al frente del equipo y había completado dos entrenamientos cuando el equipo albiazul protagonizó un pequeño gran milagro que supuso el volantazo y cambio de dirección a la mala tendencia precedente. Si hasta ese momento nada le había acompañado, en los veinte minutos finales del partido en Girona todo le salió de cara al Alavés para sobreponerse a un 2-0 que le hundía irremediablemente en la miseria y acabar firmando una remontada 2-3 que dio alas a la esperanza de un equipo desde entonces renacido y que, por fin, comenzó a creer en sus opciones de salvación.

Con la mano de Abelardo siendo ya evidente en el juego del equipo, se ganó al Las Palmas y se compitió de tú a tú en la derrota contra el Atlético de Madrid. De nuevo, la superioridad albiazul fue evidente ante el Málaga en otro de esos partidos en los que no se podía fallar. La imagen en el derbi contra el Athletic y la consiguiente derrota han sido el único punto negro desde la llegada del asturiano. Un error que se enmendó ayer con creces con la mejor actuación del Alavés en lo que va de temporada con momentos de exhibición en la sensacional victoria ante el Sevilla.