ADios pongo por testigo que mientras vayamos ganando partidos seguiré titulando con la misma cantinela. El objetivo: “Aún podemos ganar la Liga (y 25)”. Ya no nos queda nada. Próximo objetivo, los del pez llamado Wanda. La pena es que me temo que todos los rivales no serán como Las Palmas. “Pío, pío, pum, pum”. Los canarios se plantaron en Mendi con jet lag, bañador y piña colada. Velada placentera donde las haya. No vivía un partido tan tranquilo desde el España-Malta del 84. Cierto es que los insulares se comportaron como la Madre Teresa de Calcuta, aunque no es menos cierto que el Glorioso hizo las cosas “daguten”. Presión arriba, robo en la medular, aperturas por bandas, seguridad defensiva, camisetas planchadas? 2-0 y pudieron ser 12. Hasta el colegiado se alió con nosotros al no ver la patada de kung-fu de Duarte sobre Oussama. El marroquí pudo terminar con la tibia y peroné en el Paseo de Cervantes, pero el árbitro estaba mirando a Cuenca. ¡Grande, señor árbitro, grande! Grande por defender la confraternización y el amor entre los pueblos al no señalar penalti. Pelillos a la mar. Para líos, mejor dejarlo así. La autopista A-68 pasará a partir de ahora a llamarse Autopista Pedraza y L´Equipe está cambiando las planchas para incluir a Ibai junto a Cristiano Ronaldo en la portada de la entrega del Balón de Oro. No creo que al delantero portugués, el hombre más guapo y rico del mundo, el mejor futbolista del universo, el ser con la picha más esplendorosa de la galaxia, el humano que mea colonia y expulsa por lo bajinis caracoles en su salsa? le importe compartir protagonismo con el expreso de Santutxu, un goleador al que según va sumando txitxarros la barba se le va poniendo más pelirroja. En la banda, Abelardo, técnico con cara de buena persona, de los que te llevarías a tomar unas cervezas a fiestas de San Martín Zar. El asturiano, en sus primeros movimientos de ajedrez, ha sabido colocar sus peones con lógica. Desde fuera, como suele ocurrir, tampoco parecía tan complicado. El portero, donde el portero; el lateral, donde el lateral; el vendedor de almohadillas, donde el vendedor de almohadillas? Todos creemos saber de fútbol, más o menos, hasta Mariano Rajoy, y todos tenemos un pequeño entrenador en nuestro corazoncito. Pero la lógica parece ser el primero de los pasos tanto para organizar un equipo como para preparar un kalimotxo. Si mezclas vodka con naranja consigues un vodka con naranja, raramente un kalimotxo. Si colocas a un extremo donde un lateral, un zurdo donde un derecho y un político en una sala de streptease nos resulta agua de borrajas. Si apuestas por no jugar a nada, probablemente no juegues a nada. Abelardo, con su cara de seminarista, ha implantado la paz y el amor, la cordura en medio de la indefinición y el desasosiego, la lógica en un cubo de Rubik hasta ahora desarmado. Eso sí, tampoco olvidemos que hace diez días, en Girona, en el minuto 70, el naufragio parecía inevitable. 20 minutos de quilates y cinco días de oro después, seis nuevos puntos al zurrón. Es la transformación de los panes y los peces. Antes el gintonic se hacía con garrafón; ahora, al menos, se mezclan ginebra y tónica. Puede ser de mejor o peor calidad, Seagrams o Gordons, pero al menos es ginebra. Resulta evidente que son los entrenadores los que imprimen su sello y personalidad al equipo. Por ejemplo, un macarra como Mourinho -la reencarnación de mister Scrooge de la Navidad- reeditó el pasado fin de semana en la Premier sus andanzas camorristas de su pasado como técnico del Madrid. Cuando los resultados no acompañan, las verdades afloran. Mauricio Pellegrino, el técnico que ya no nos valía para la presente temporada, hace de su Southampton el cuarto equipo en posesión de la Premier, por detrás del Manchester City, Tottenham y Arsenal. Por el contrario, el Glorioso se desmanteló -sólo nos quedaron las líneas de cal- y la secretaría técnica hubo de emprender la reconstrucción desde los cimientos. De arquitecto, Sergio Fernández; jefe de obra, Luis Zubeldía; resultado, catacrack. Cambio de planes. Nuevo jefe de obra, Gianni Di Biasi. Cambiamos los planos del edificio. Resultado, cotocrock. Nuevo cambio de planes. Nuevo jefe de obra, Abelardo Fernández. Resultado, de momento, convincentes vodka con naranja y gintonic. Sólo espero que los efluvios del alcohol no nos embriaguen y que el objetivo de ganar la Liga sea una realidad. Y si no, la Champions?