Vitoria - El Alavés que Abelardo heredaba hace apenas una semana tenía un encadenado de dos partidos consecutivos en el exiguo margen de cinco días y en tan breve espacio temporal se ha conseguido la misma cosecha de puntos que se había obtenido en los más de tres meses precedentes de competición. Solo dos partidos con el preparador asturiano al frente del banquillo vitoriano han servido para acumular seis puntos, la misma cifra que se había sumado en los trece partidos precedentes y que había situado al Glorioso en las catacumbas de la tabla clasificatoria y que hacía ver como una utopía la salvación. La permanencia sigue siendo ahora una cuestión complicada porque no todo va a salir redondo como en los dos últimos encuentros, pero el equipo albiazul ha recibido mucho más que oxígeno para salvar un momento tremendamente delicado por culpa de la pesada mochila que venía arrastrando desde su caótico inicio de campaña.

La competición arrancó a mediados de agosto, un mes que el Alavés se pasó en blanco. Así seguiría hasta finales de septiembre, finiquitada ya la breve trayectoria de cuatro partidos de Luis Zubeldía y la interinidad de Javi Cabello de dos encuentros. En el estreno de Gianni De Biasi llegaría la primera victoria de la temporada en la visita al Levante el último día del noveno mes del año.

Durante el mes de octubre, de la mano del italiano no se consiguió ningún punto más. Hubo que aguardar a la primera fecha en el calendario de noviembre, con la victoria agónica en Mendizorroza ante el Espanyol para sumar el segundo triunfo y, con él, seis puntos en el casillero. Una cifra que se mantendría inamovible en los dos siguientes encuentros, con sendas derrotas vergonzantes que se llevaron por delante a un De Biasi que agotó de repente el crédito que se había ganado. Tras las trece primeras jornadas, el Alavés cerraba la clasificación. Y, lo peor de todo, lo hacía con seis puntos que suponían unos de los registros más bajos en la historia de Primera División desde que se implantara el actual sistema de puntuación que otorga tres por cada victoria. Una situación más que alarmante vistos los precedentes, ya que nunca nadie que a esas alturas de curso, superado el primer tercio, tenía tan pocos puntos había conseguido al final salvar la categoría.

El renacimiento de la esperanza ha llegado con el inicio de diciembre. En apenas cinco días, de la mano de Abelardo se han igualado esos seis puntos que se habían acumulado anteriormente a lo largo de más de tres meses. No solo a la mano del gijonés hay que achacar la mejoría porque mucho tiempo tampoco ha tenido para implantar sus ideas, pero es evidente que su llegada ha supuesto ese volantazo que el equipo necesitaba. El subidón anímico de la remontada en Girona vino seguido ayer del mejor partido, de largo además, de toda la temporada. Una base para seguir creyendo.