Vitoria - Segundo parón liguero en la era De Biasi y segunda oportunidad para seguir ganando tiempo al calendario y, de paso, mejorar las prestaciones del equipo. Aunque el técnico italiano ya advirtió el pasado sábado después de imponerse en casa ante el Espanyol (1-0) que preferiría jugar la siguiente jornada en lugar de parar como consecuencia de los compromisos internacionales, la realidad es que el transalpino tiene desde hoy diez días por delante para preparar su segunda final del mes de noviembre, la que le obligará a desplazarse el próximo sábado 18 de noviembre hasta Getafe para medirse a un rival que se presume va a ser directo en la lucha por la permanencia al final del campeonato y que gobierna desde el curso pasado el exalbiazul José Bordalás, al que De Biasi recientemente ya le ganó en los 1/16 de final de la Copa con un solitario gol de Santos.
Con la vista, por tanto, puesta en ese decisivo duelo, el cuerpo técnico del Alavés trabaja desde el pasado lunes en Ibaia en un plan diseñado para pulir los defectos que atesora este plantel hasta el momento y potenciar las virtudes, escasas la verdad, de las que ha hecho gala hasta la fecha y que continúan lastrándole a los puestos más bajos de la clasificación desde que arrancó el campeonato. Las que acontecen podrían ser algunas de ellas.
Once jornadas después, el deportivo Alavés presenta un once más o menos fiable. El que Gianni De Biasi puso en liza ante el Valencia y una semana después contra el Espanyol. Un bloque que el italiano ha repetido prácticamente en esos últimos dos compromisos (solo Vigaray no estuvo por sanción federativa) y que, salvo causa mayor, volverá a utilizar ante el Getafe dada la buena imagen ofrecida. Mientras que ante el conjunto Ché fue mejor en líneas generales pero terminó perdiendo (0-2), ante los catalanes ocurrió justo lo contrario. Otro solitario y tempranero gol de Santos (1-0) fue suficiente para sumar ante un equipo que jugó gran parte de la segunda parte con un jugador menos los primeros tres puntos de la temporada en Mendizorroza. Así pues, aunque sea solo por pura dinámica y confianza, el italiano repetirá el mismo once. El equipo lo necesita y él también.
Si tras su debut con victoria en el Ciutat de Levante (0-2) el pasado 30 de septiembre el preparador italiano sugirió aquello de “Hoy comienza un nuevo viaje para el Alavés”, quince días después -también entonces hubo parón liguero- tuvo que apelar a la débil mentalidad de sus muchachos para explicar la derrota en casa ante la Real Sociedad tras haber cuajado 75 minutos muy buenos que se fueron por la borda en el tramo final con dos despistes defensivos inaceptables. “El equipo necesita creer más y no bajar su autoestima”, concedió con aire paternalista ante la prensa, un discurso que con el paso del tiempo ha ido repitiendo como mecanismo de defensa. Por tanto, también en este sentido tocará en los próximos días en Ibaia sesión de diván por parte del italiano para fortalecer una mentalidad demasiado frágil que tocó fondo en el partido perdido ante el Betis en Sevilla. “No podemos perder ahora la confianza”, dijo entonces tras escuchar los lamentos públicos en sala de prensa de jugadores de peso como el capitán, Manu García, o de otros de corte más mediático como Munir, que afirmó sin tapujos que aquel día, en el Villamarín, al equipo le faltó “ir un poco más arriba”. Una declaración suavizada para tapar el catenaccio que aquella tarde montó De Biasi ante el conjunto bético con poco éxito (2-0). Concentración defensiva
Para que cualquier equipo de fútbol se sostenga en el tiempo, lo primero que necesita es tener unos buenos cimientos sobre los que edificar el resto de virtudes del plantel. Hace décadas que De Biasi sabe que esto es así, por eso antes de asumir el cargo de entrenador del Alavés ya intuía que el equipo, estando como estaba en el fondo de la tabla, era un coladero. No se equivocó, por eso su primera medida fue apuntalar el debilitado sistema defensivo albiazul y dotarlo de mayor músculo con más piernas en la zona de peligro. Así llegó la defensa de cinco a Mendizorroza, que el año pasado utilizó de forma puntual Pellegrino y que este curso ha convertido en habitual el italiano. Y sobre ella es como el equipo ha ido creciendo en las últimas semanas, ofreciendo una imagen de bloque un poco más regular pero asumiendo como lastre una serie de errores garrafales que le han costado partidos. “Está muy bien que veamos puerta pero lo que tenemos que hacer es no encajar ningún gol”, sostiene en este sentido De Biasi, que casualmente ha cumplido con este pronóstico en las dos únicas victorias del equipo en lo que va de temporada, ante Levante y Espanyol. Mendizorroza, capital
Aunque insista el italiano en alejar a sus jugadores del calendario y la situación del equipo en la clasificación, a nadie se le escapa que la salvación en Primera División pasará este año más que nunca por los resultados que se obtengan en Mendizorroza, que de momento son nefastos con cinco derrotas consecutivas y una sola victoria, la que llegó precisamente la semana pasasa, y de forma inmerecida, ante el cuadro perico. “Así es el fútbol”, se defendió entonces el preparador italiano.
En este camino de orden y rigor defensivo será fundamental en los meses que restan de competición la gestión que De Biasi haga del vestuario, especialmente con los jugadores que menos minutos están disfrutando bajo su mando o, simplemente, han desaparecido del mapa. En ese escenario andan los Enzo, Burgui, Sobrino, Bojan, Dani Torres o Katai, al que en su llegada sí concedió una oportunidad que con el pasar de las jornadas se ha ido desvaneciendo. De la implicación en la causa de todos ellos dependerá, y mucho, la suerte del Glorioso al final de temporada.
Suele decirse en la jerga automovilística que la potencia sin control rara vez sirve de algo. Pues haciendo un símil con el fútbol y el Alavés, algo parecido podría decirse de la potencia de Pedraza, cuyas explosivas cabalgadas por la banda izquierda no están teniendo toda la efectividad que debería. De Biasi quizá debe aleccionar al cordobés para que sea más selectivo y eficaz cuando sortea rivales, pisa área y se planta en la misma línea de gol. A veces menos es más. mercado de invierno
Aunque eso es en estos momentos harina de otro costal, el técnico italiano sabe que a este equipo le faltan, como poco, un lateral derecho de garantías y recorrido, un centrocampista que canalice el juego y un delantero centro que compita de tú a tú con el único 9 de referencia que hay ahora mismo en la plantilla, el venezolano Christian Santos, que en sus primeras actuaciones como titular está dejando muy buenas sensaciones y liberando en tareas ofensivas a compañeros como Munir.