vitoria - Apenas son tres puntos los que marcan la diferencia entre la situación del Deportivo Alavés hasta este sábado y la actual. Una cifra aparentemente poco trascendente pero que en el caso de la escuadra de Mendizorroza supone un cambio como pasar del agua al vino. Porque en muy pocas ocasiones una victoria tendrá tanto valor añadido como la conquistada por El Glorioso en el Ciudad de Valencia. El combinado albiazul había firmado hasta ese momento un pleno, pero de desgracias, saldando con derrotas todas sus comparecencias y habiendo sido capaz de anotar únicamente un gol que, para colmo, no le reportó rédito alguno. Todo ello le había hundido en una situación crítica en la que, pese a ser todavía los albores de la temporada, su esperanza de vida parecía pender de un cada vez más delicado hilo. En esta tesitura complicada a más no poder se produjo el estreno de De Biasi como timonel de la nave desde el banquillo y cuando lo más sencillo era augurar un nuevo naufragio, lo cierto es que en el horizonte surgió una pequeña rendija por la que escapar de la tormenta.

De esta manera, el veterano técnico italiano fue capaz de comenzar a reconducir el rumbo a la deriva del Alavés para acercarlo a las coordenadas de una reacción imprescindible. El primer paso, que se antojaba vital para no caer en una depresión de la que habría sido casi imposible salir, se produjo el sábado estrenando el casillero de triunfos del curso con el Levante como víctima propiciatoria.

Pero probablemente todavía más importante que el resultado en sí mismo -y mira que era fundamental la victoria- fue la manera en la que se consiguió. Porque como si el conjunto vitoriano hubiese aprovechado la visita a Valencia para buscar resguardo en su puerto y hacer uso de sus talleres, cuando saltó al césped levantino prácticamente todas las vías de agua que le habían condenado al naufragio con anterioridad estaban perfectamente parcheadas. De esta manera la retaguardia, lamenteblemente porosa en las jornadas precedentes, recuperó una solidez que parecía haberse extraviado durante las vacaciones. Pachecho volvió a ser Pacheco y la línea defensiva con Alexis como improvisado lateral derecho, Ely y Maripán componiendo un eje central solventa y Duarte cubriendo la banda izquierda acabó sin excesivos problemas con los acercamientos azulgranas.

Sobre esa recuperada seguridad continuó su particular reconstrucción un Alavés que por fin vio puerta y generó además un buen número de ocasiones. En definitiva, un perfil de equipo capaz de competir por sus objetivos que había brillado por su ausencia hasta entonces.

Es cierto que pese al evidente cambio de imagen y la mejoría experimentada de la mano de De Biasi, El Glorioso continúa ocupando puesto de descenso y aún tiene por delante una ardua tarea para tratar de enmendar definitivamente su situación. Lo que ha logrado, eso sí, es desbrozar el camino para vislumbrar lo que necesitaba su juego y su puesta en escena. A partir de ahora, necesita no solo el nivel mostrado en Valencia sino, con total seguridad, seguir progresando y mejorando las prestaciones para recuperar el terreno perdido en su pésimo arranque de Liga. Con los tres puntos en su casillero y quince días por delante en los que poder trabajar antes del siguiente compromiso oficial, la meta que antes se antojaba inalcanzable parece ahora dentro de lo posible. Para ello, el Alavés necesita seguir caminando con pasos firmes como el del pasado sábado.

Solidez. De Biasi había advertido que lo primero para pensar en una posible recuperación era mejorar el trabajo defensivo y el Alavés lo consiguió en Valencia. Por primera vez este curso evitó errores graves y pudo mantener su puerta a cero.

Equilibrio. El técnico ha optado por formar una banda derecha más defensiva, con Alexis en el lateral, y una izquierda mucho más atacante con Duarte y Pedraza.

3

Puntos separan en estos momentos, tras la disputa de la séptima jornada, al Alavés de la salvación. El triunfo sobre el Levante le ha permitido recortar significativamente esta distancia. Las Palmas y Girona son los conjuntos que se han convertido en objetivo albiazul con seis puntos en sus respectivos casilleros. Los mismos que tiene el Eibar, que cae a puesto de descenso por su peor average.