Final Copa del Rey

Una familia, una ilusión

Por tierra, mar o aire. Ese es el firme propósito de la familia Pou Tapia en cuanto a fervor y apoyo por el Glorioso se refiere. Por eso llevan sin conciliar el sueño como es debido desde hace ya semanas, concretamente desde que aquel gol de Edgar en el partido de vuelta de semifinales ante el Celta metió el Alavés en su primera final de Copa de su historia. Desde entonces todo ha sido un fantástico estrés para prepararlo todo de cara a la final. Búsqueda de entradas, reserva de un autobús, reuniones con el resto de socios, compromisos con los medios de comunicación para dar fe de su alavesimo... En fin, “una bendita locura”, como reconoce Diego Pou, mientras revisa ese móvil que estos días echa humo. Porque este socio de 42 años que lleva 30 de alavesismo es una especie de hombre orquesta en su barrio de Borinbizkarra para todo lo que se refiera al Alavés. Diego para esto, Diego para lo otro... Como no podía ser de otro modo, a la gran final viajará con toda su familia: su mujer, Araceli Tapia, y sus tres hijos, Laia, Alba e Iñigo, con los que espera vivir uno de los capítulos más importantes en la historia del club.