palma de mallorca - El Deportivo Alavés se ha convertido en asiduo a la equis en la quiniela y la constante repetición de dicho signo ha propiciado que lo que era una velocidad tremendamente elevada que le llevaba directamente a Primera División se haya transformado en un lento transitar que no hace más que incrementar las dudas según se van cumplimentando las jornadas. De los quince partidos disputados en la segunda vuelta liguera, ocho son los que han terminado ya en tablas con los albiazules como protagonistas. Más de la mitad ya. Ocho puntos sumados de los veinticuatro que se han puesto en juego en dichos compromisos. Una sangría que ha impedido que El Glorioso se disparase al frente de la clasificación, que habla mucho de la igualdad de la categoría y que hace prever un final de curso dramático por las apreturas que presenta la tabla clasificatoria.
El Alavés solo ha sufrido tres derrotas en la segunda vuelta -cinco llevaba a estas alturas en la primera-, lo que habla bien a las claras de que se trata de un equipo al que es muy difícil de superar. Pero, de la misma manera, solo acumula cuatro victorias -llevaba el doble en el primer giro al calendario-, lo que indica que tiene problemas muy serios para imponerse en esta fase de la competición. El balance de puntos entonces, a pesar de acumular más tropiezos, era de 26; actualmente se queda en 20. Una diferencia que a primera vista no es demasiado importante, pero que dada las rentas que manejaba este equipo podía haber sido ya determinante.
El problema que le afecta a este equipo es recurrente, así que tampoco es de extrañar que se volviese a manifestar de nuevo ayer en la visita al Mallorca. El poderío defensivo de un colectivo que tiene un sistema de contención brillante resguardado por un portero sensacional no tiene continuidad con una línea ofensiva en la que se echa de menos mucho más talento.
Resulta complicadísimo dejar la portería a cero cuando a un equipo le toca actuar como visitante, pero este Alavés lo consigue con cierta regularidad. Y, cuando encaja, rara vez es más de un gol. Pero en el otro lado de la balanza, el ofensivo, el rendimiento es muy bajo y esa tendencia conduce a que se acumulen los empates sin cesar, lo que provoca un avance demasiado lento.