Vitoria - La inminencia de la cita copera contra el Espanyol va a ser beneficiosa para que el Deportivo Alavés no le dé demasiadas vueltas a la cabeza pensando en la derrota contra el Numancia. Es lo bueno del deporte profesional, que da la oportunidad de resarcirse cada semana y que en esta ocasión ha adelantado unos cuantos días la cita por mor del torneo del K. O. Que el equipo vitoriano sufrió el sábado un varapalo severo es algo que no se le escapa a nadie, ya que la derrota ante el cuadro soriano fue bastante dolorosa e impidió dar ese salto hacia arriba en la clasificación que tanto tiempo se lleva esperando. Al tiempo, supuso una nueva decepción en Mendizorroza, donde al equipo le cuesta un mundo ganar como ya ha quedado demostrado en demasiadas ocasiones. Por esa misma razón, el duelo contra el Espanyol ofrece la posibilidad de tomarse una revancha casi inmediata. No es la Copa lo más importante para El Glorioso, pero un dulce no amarga a nadie y plantar cara a un equipo de Primera División o, incluso, conseguir apearle del torneo supondría un aldabonazo al nivel anímico del grupo y de una afición que se merece ya una alegría. Por eso, no existe tiempo para lamentos en el vestuario albiazul.
La eliminatoria ante el cuadro periquito también puede servir como revancha del último descenso del Alavés de la máxima categoría. En la campaña 2005-06 el Espanyol se salvó gracias a un gol en el último minuto de la temporada que hundió al equipo albiazul en lo deportivo y que abrió las puertas a su particular descenso hacia los infiernos hasta rozar la desaparición. Puede ser escaso consuelo comparando lo que vino después para uno y otro club, pero en Vitoria aún se recuerda con amargura aquel episodio. Curiosamente, protagonista invitado del mismo fue el hoy técnico alavesista, un Alberto que por entonces defendía la portería de la Real Sociedad y que encajó ese gol de Corominas después de haber salvado no pocas ocasiones con anterioridad.
Una oportunidad de tomarse una pequeña revancha en lo deportivo y, lo que es más importante, la opción de que algunos jugadores que en las últimas semanas se encuentran desaparecidos asomen de nuevo la cabeza. El caso más evidente es el que protagoniza un Sergio Tejera que querrá reivindicarse ante el club que tiene sus derechos federativos y que por segundo año consecutivo ha optado por su cesión. El mediapunta catalán apenas ha entrado en los planes de Alberto últimamente a pesar de que estaba llamado a ser uno de los puntales del equipo por su capacidad creativa. Cuatro minutos en los últimos siete partidos han sido todo su bagaje y es uno de los futbolistas menos utilizados en lo que va de campaña. Un lujo que este Alavés, y más con las carencias que tiene con el balón cuando actúa en Mendizorroza, no se puede permitir y en el que resulta tan importante el trabajo del propio Tejera como el de Alberto para sumarle a la causa y encontrarle un hueco.
El técnico irundarra realizará muchas variaciones mañana, pero seguramente no tantas como desearía. Los problemas físicos siguen siendo una pesada losa y se verá obligado a repetir más nombres de los que le gustaría con respecto a la alineación del pasado sábado y teniendo en cuenta que a la vuelta de la esquina está el partido en Ponferrada, con mucho en juego. Rafa García y Jarosik están descartados y Despotovic también tiene casi imposible jugar por el problema que sufre en el tobillo y que ayer le obligó a ejercitarse en el gimnasio. La presencia de Manu García también es bastante dudosa, ya que tampoco participó ayer en la parte más exigente del entrenamiento y todo hace indicar que Migue descansará tras el fuerte golpe en la nariz -no tiene rotura, pero la zona está muy hinchada- que sufrió el sábado. Eso sí, con unos u otros el Alavés peleará para olvidar su último tropiezo.