Vitoria - Tuvo que ser en Semana Santa, en tiempo de pasión, cuando El Glorioso, como Lázaro, resucitó de entre los muertos y se abrazó a la vida en un ejercicio de fe sólo para devotos de un cáliz especial. Lo hizo este cadavérico equipo que capitanea Alberto López no cerca de Jerusalén, ante el asombro de aquella docena de apóstoles, sino en Huelva, en el histórico Nuevo Colombino, en un estadio donde, contra todo pronóstico, la versión más evangélica del Alavés resucitó de entre los muertos de la Segunda división, derrotó con justicia a todo un gallito de la categoría como el Recre y situó su esperanza a sólo tres puntos, que es la delgada línea roja que en estos momentos separa la salvación del purgatorio. Cualquier tiempo pasado en torno a este equipo, que es mucho y muy malo, forma parte ya del olvido a la espera de iniciar el próximo sábado en Mendizorroza una nueva Liga de siete partidos donde sólo tiene que dejarse llevar por la inercia emprendida en tierras onubenses. Un sorprendente cambio de actitud que permitió al conjunto albiazul conseguir un tesoro que le mete de nuevo en la pomada y le permite soñar -algo impensable antes del partido- con una permanencia en la que ya están implicados un puñado de equipos como el Girona (colista) y el Jaén, Castilla, Hércules y Ponferradina, todos ellos con dos y tres puntos de ventaja con respecto al Alavés. Y ya se sabe lo que tiende a ocurrir cuando el río baja revuelto...

mejor de lo que parece De modo que a este escenario de pura supervivencia se quiere agarrar ahora El Glorioso. Puede que al final la recompensa llegue tarde y hasta sea justa merced a los deméritos contraídos a lo largo de la temporada, pero de lo que no hay duda es de que a falta de siete finales -tres de ellas en casa- el equipo no solo está vivo a estas alturas del calendario sino que cree de puertas adentro que el milagro es posible. También lo intuye, con más escepticismo, eso sí, la afligida afición, encomendada ya a la virgen del clavo ardiendo para mantener vivo un proyecto éste de Segunda que costó transitar cuatro años. Casi un lustro de predicamento agrio y penoso por esos campos de la Segunda B que ahora nadie quiere tirar por la borda ante lo que pudiera ocurrir. Por eso para la gran familia albiazul también esta nueva Liga de siete partidos y 21 puntos es sustancial. Si el equipo y la entidad se juegan a una carta su prestigio, la hinchada demanda y exige la ilusión como bandera que enarbolar dentro del fútbol profesional.

El objetivo, ni mucho menos es fácil, pero historias más complicadas se han escrito en el fútbol, donde muchas veces elementos como la pasión, el orgullo o la ilusión han sacado del campo de juego a la calidad, el orden y el acierto. Por eso se antoja obligatorio a estas alturas que el Alavés se agarre a este credo. El de la ferviente creencia de reconocerse mejor que el rival con indiferencia de lo que dibuje la tabla clasificatoria y saltar al césped pertrechado tras un aura de aparente superioridad que le de alas y contagie a la grada. Que por otra parte, es seguro que no fallará.

Argumentos innegociables A partir de ahí deberá aportar los mismos argumentos que le facilitaron el triunfo el pasado fin de semana. Presión y superioridad numérica en el centro del campo, solidez defensiva y pegada en ataque. Disposiciones innegociables si se pretende ganar este sábado en Mendizorroza, donde además de al Mallorca, el Alavés deberá derrotar a esa fría estadística que demuestra su pobre bagaje cuando ha actuado como local en los, pongamos, últimos nueve partidos. Si se echan un vistazo a los datos, el saldo es desolador: una única victoria ante el Alcorcón (1-0), cuatro empates y otras tantas derrotas. Desde luego un guarismo imperfecto si se pretende seguir enganchado al tren de la salvación. La victoria ante el conjunto mallorquín, por lo tanto, tampoco resulta negociable. Y para la suerte del equipo, la afición lo sabe. Después de los baleares llegarán, y por este orden, Ponferradina (fuera), Deportivo de la Coruña (casa), Lugo (fuera), Eibar (fuera), Numancia (casa) y Jaén (fuera). Pero eso será ya otra historia que tocará escribir a partir del sábado a las 19.45. Entonces Vitoria sabrá si su equipo del alma, el resucitado de entre los muertos, ya camina como Lázaro.