Vitoria. La rueda de la competición sigue girando imparable y al Deportivo Alavés se le presenta esta tarde una oportunidad de quitarse del paladar el mal sabor que le dejó el empate de la semana pasada contra el Lleida, donde más que sumar un nuevo punto a su casillero se dejó dos por el camino. Eso sí, dicho partido tiene que convertirse en un aprendizaje de cara a un futuro en el que volverán a perfilarse compromisos de un perfil áspero como planteó el conjunto catalán, más dedicado a destruir el fútbol por todos los medios posibles, los legales y los ilícitos, que a permitir un normal desarrollo de los partidos. Seguramente la Gimnástica de Torrelavega no eche mano de la misma marrullería que el último oponente, pero el cuadro cántabro, tremendamente necesitado en todos los apartados, no será un hueso al que sea fácil hincarle el diente.
Un mal resultado no puede servir para sembrar dudas en una temporada alavesista en la que los claros son predominantes. Los nubarrones han sido mínimos y siempre se han disipado con prontitud, así que el objetivo pasa por cortar de raíz esas malas sensaciones adquiridas tras el último empate, el primero de la temporada. Volver a la senda del triunfo y seguir mirando al resto de rivales desde la superioridad que otorga la altura es el doble reto, que a fin de cuentas es uno solo.
Llega el equipo de Natxo González a Amorebieta habiéndose convertido en el mejor equipo a domicilio de toda la categoría de bronce. No hay quien iguale los registros vitorianos, que solo tienen como mácula la derrota en Eibar, contándose por triunfos los otros cinco compromisos disputados lejos de Mendizorroza. Sólido atrás y poderoso en el centro del campo, la única diferencia se marca en la efectividad ofensiva, ese punto que le viene bailando al equipo durante toda la temporada. Si se destapa con un acierto casi pleno, como en Amorebieta, la goleada está asegurada; en cambio, si la puntería no es tanta, el sufrimiento está asegurado.
Lo que queda claro antes del comienzo del partido es que Natxo González tendrá que cambiar los que hasta la fecha habían sido sus planes habituales cuando al equipo le ha tocado actuar a domicilio. Pierde por culpa de una lumbalgia el preparador albiazul a uno de sus puntales en el centro del campo, un Jagoba Beobide que es pieza fundamental en ese trabajo de presión y desgaste que el conjunto alavesista somete a sus rivales buscando su ahogamiento. La baja es considerable, ya que obliga a un replanteamiento que se puede solucionar con un cambio de hombre por hombre con la entrada de Miki o por una variación del dibujo táctico, pasando así del habitual 4-2-3-1 a un 4--1-4-1 que hasta la fecha apenas se ha utilizado en este curso.
Un equipo en apuros Y es que en este compromiso ganar la batalla en el centro del campo se plantea como una cuestión ineludible si se quiere optar al triunfo. No es la Gimnástica un equipo especialmente dotado técnicamente, pero sí que es un bloque especialmente correoso, que aprieta muy fuerte en líneas adelantadas y al que se le puede generar mucho peligro si se le consigue dar una buena salida al balón, más aún teniendo en cuenta que José Gómez tendrá que plantear una defensa completamente novedosa al tener de baja a su cuarteto habitualmente titular.
Casi todos son problemas en el equipo de Torrelavega, donde se recuerda con especial cariño el último duelo con el Alavés con el que la pasada temporada consiguieron la permanencia, pero en el club cántabro han sabido hacer de tripas corazón. Así, cuando llegan los partidos se olvidan de los impagos, de la mala clasificación y de todos los problemas que rodean a la entidad para pelear sobre el césped como jabatos. Así las cosas, muy equivocado está el que espere esta tarde un compromiso accesible.
Habrá que echar mano de la paciencia para saber aprovechar los errores locales por su insistencia en la presión adelantada y contar con la fortuna de cara en los metros decisivos para que no vuelvan a repetirse episodios como el vivido contra el Lleida. Y es que es el gol el que marca las diferencias que el Alavés pretende seguir ampliando hoy en tierras cántabras.