Vitoria. Que haya dos sin tres es el objetivo que se ha marcado el Deportivo Alavés para la octava jornada liguera, la que esta tarde le enfrenta a Osasuna Promesas en Tajonar y en la que tratará de dejar atrás esas dos derrotas consecutivas, las primeras de la temporada, que no han servido para descabalgarle del liderato del Grupo II pero que han provocado que los rivales hayan reducido una ventaja antes significativa a la mínima expresión. Será el primero de tres compromisos consecutivos en apenas una semana de margen, siendo el más importante el de Copa del Rey que se jugará el miércoles, pero la plantilla albiazul solo puede fijarse ahora en el primero de esos escollos dentro de esta particular etapa reina del calendario que puede auparle a lo más alto del podio o dejarlo tocado moralmente.
Y es que en el mundo del fútbol las situaciones cambian a una velocidad de vértigo y en apenas dos partidos se puede pasar del día a la noche y viceversa. Si la semana va bien y se dan resultados positivos, el arranque de temporada será histórico, el alavesismo rezumará ilusión y se sentarán las bases de un futuro ciertamente esplendoroso. Eso sí, si en los siete días venideros todo se viene abajo por culpa de una serie de malos resultados, llegará la hora del retorno del pesimismo, de la decepción y de las dudas, quedando en ruinas lo que había sido un buen arranque de curso.
Por eso, la primera piedra habrá que ponerla esta tarde en la que será la primera visita a Tajonar en la reciente andadura alavesista en Segunda División B. Tras disputar los tres compromisos precedentes en el viejo Sadar, el cuadro albiazul tendrá que poner en esta ocasión sus argumentos futbolísticos sobre el césped de la ciudad deportiva de un Osasuna que no atraviesa sus mejores momentos y en el que el filial parece contagiado por el mal inicio de campaña que ha vivido también el primer equipo.
Cuestión de rachas, de las que bien entiende un Alavés que llegaba a ganar partidos que no merecía cuando estaba en la cresta de la ola y que recientemente ha visto cómo se le escapaban otros en los que se había hecho acreedor al triunfo al volverle la suerte la espalda. El fútbol es un estado de ánimo, que diría Jorge Valdano, y por esa misma razón necesita el equipo vitoriano de árnica para restañar sus heridas y no afrontar con otro puñado de dudas en su mochila la trascendental cita copera del miércoles, en la que económicamente se pone en juego buena parte del curso.
cambios en el horizonte Con ese duelo en el horizonte, no sería de extrañar que Natxo González optase en Tajonar por algunos cambios significativos en lo que vienen siendo sus planes habituales. La rotación en la plantilla ha sido escasa, las bajas impiden que se den cambios radicales y la presencia de tan trascendental partido el miércoles podría llevar a alguna de las piezas fundamentales de este equipo a asumir una ración de banquillo o grada que sería difícil de entender en otras circunstancias.
Así, la entrada de Agustín en el eje de la zaga -seguramente para suplir a Luciano- parece una novedad evidente, así como la reaparición de Barahona en la banda izquierda para oxigenar a Sendoa. A partir de ahí, con el regreso de Miguel a la portería, las dudas son más que evidentes, con opciones incluso para el canterano Sergio Llamas en el centro del campo o para el inédito Juanma en el ataque.