Vitoria. El cuarto proyecto del Deportivo Alavés en su versión Segunda División B comienza a andar esta tarde con el mismo objetivo final en el que fracasaron los tres intentos anteriores. El ascenso se perfila lejano en el horizonte. Quién sabe dónde estará cada cual allá por el mes de junio. Eso sí, como la fábula de la cigarra y la hormiga, o como el buen labrador, el tiempo para la siembra ya ha empezado y solo será posible sobrevivir si desde el primer momento se hacen los deberes. Para alcanzar el objetivo final del ascenso hay que ir cumpliendo con anterioridad una serie de preceptos y dentro de esta carrera de fondo que hoy empieza lo mismo valen los puntos que hoy se ponen en juego que los que se disputarán en las últimas jornadas de la fase regular cuando se llegue al ahora lejano mes de mayo. Todo el trabajo que se adelante ahora supondrá un colchón de tranquilidad para el futuro y, a la vez, unos cimientos a la hora de atacar la posición más alta que sea posible dentro del Grupo II -ni que decir tiene que el liderato del lote supondría un aldabonazo para las aspiraciones del equipo- para afrontar el play off con mayores garantías.

Arranca el curso El Glorioso con un duelo añejo que vuelve a repetirse tras un año en barbecho. Vuelve el cuadro albiazul a Barakaldo, territorio hostil donde los allá, en lo que supone la primera estación para coger definitivamente el tren que le lleve a Segunda División, para olvidarse definitivamente de las penurias del fútbol de las catacumbas, para volver a viajar en avión y olvidarse de los autobuses.

Se inicia la temporada con un equipo que aún genera más incertidumbre que otra cosa. No puede ser de otra manera cuando se ha optado desde el salón de mando por el borrón y cuenta nueva, por desterrar casi todo aquello que desprendía un tufillo a fracaso. Se ha empezado casi desde cero y con esa dificultad inicial de tener que acoplar un equipo nuevo parte el técnico Nacho González, hijo pródigo que regresa a casa con el difícil objetivo de ser profeta en su tierra.

El técnico vitoriano lo ha tenido claro desde su llegada y en el Alavés ha apostado por las mismas ideas que tan buen rendimiento le dieron durante su exitosa etapa en Cataluña. La parte fundamental de su trabajo se ha basado en asentar los conceptos defensivos para tratar de asegurar una baja cifra de goles en contra y, a partir de ahí, confiar en el talento innegable de los futbolistas de vanguardia para resolver los partidos.

Seguramente esta nueva versión albiazul no va a ser de las que enamoren al espectador imparcial, pero lo importante aquí son los resultados y si estos llegan el equipo va a contar con el tirón suficiente para enganchar a una afición persistente pese a los constantes desencantos padecidos. El resultadismo va a estar por encima del efectismo, sobre todo en un arranque de temporada en el que las bisagras no están del todo engrasadas.

escasas posibilidades Y es que llega el Alavés a su estreno liguero con bastantes problemas, culpa una parte de las lesiones y otra de la falta aún de algún jugador más en la plantilla. Casi con lo justo para completar la primera convocatoria viajará Nacho González a Barakaldo y con varias demarcaciones en las que solo existe una única opción para la titularidad. Así las cosas, el primer once titular del técnico vitoriano está prácticamente definido y no supondrá ninguna novedad importante con respecto a lo visto a lo largo de la pretemporada.

Así las cosas, la recuperación de Javi Hernández para conformar el eje de la zaga le permitirá al preparador alavesista apostar por Jaume como acompañante de Miki en el doble pivote. La otra gran duda, radicada en la delantera, parece resuelta en favor de la pareja formada por Jonan y Viguera, quedando Negredo como recurso en el banquillo.