Un partido en Arlonagusia contra el Lemona siempre viene acompañado de unas connotaciones especiales por las particularidades que tiene el terreno de juego del conjunto cementero y el propio juego que desarrolla en sus dominios el propietario del terreno de juego. Son estos siempre partidos en los que el físico impera sobre el talento y el juego aéreo predomina sobre el pase al pie, donde se ven más cabezazos y despejes que destellos de calidad. De todo ello, y de mucho más, había advertido José Carlos Granero a sus pupilos a lo largo de la semana y lo cierto es que durante muchos minutos el conjunto albiazul supo adaptarse a la perfección a Arlonagusia.
Ya de partida dejó claras Granero sus intenciones con una notable variación en la elección de jugadores. Quintanilla volvió a actuar en el pivote, dando así una mayor consistencia física al centro del campo en el 4-1-4-1 que volvió a disponer el preparador valenciano. El adelantamiento del joven jugador vizcaíno propició la entrada en los planes del equipo de Aridane, otro jugador muy alto y que no había contado hasta la fecha para Granero.
De altura anda también sobrado Moya y fueron estos tres los jugadores que llevaron la voz cantante en un entramado defensivo alavesista que funcionó bastante bien y donde solo los fallos de Aridane causaron problemas. Desde esa vertiente física, Granero fue capaz de dotar de solidez a su equipo desde atrás para complicarse lo mínimo posible en zonas de riesgo e intentar sacar el balón con velocidad hacia la vanguardia. Fue ahí donde creció la creatividad, aunque siempre partiendo del desplazamiento en largo en busca de Jito y Geni para que estos dejasen balones a las llegadas desde atrás de sus compañeros y se fuesen hacia el área en busca del remate de los centros que llegasen desde la banda. Así se fabricaron dos excelentes jugadas en las que Jito, Sendoa y Geni fueron protagonistas, pero al capitán le faltó ayer acierto en unos remates que chocaron contra Alcalde.
Lo que quedó claro durante muchos minutos, hasta la segunda parte, es que el Alavés es capaz de adaptarse a todo tipo de situaciones y salir airoso de ellas. A sabiendas de que la cosa no estaba para exquisiteces, tiró el equipo de mucho oficio. Así construyó Granero la Ponferradina que logró el ascenso.
Para la segunda parte quedó la variante táctica novedosa con la aparición simultánea sobre el terreno de juego de los tres delanteros. La entrada de Azkorra por Aridane le dio réditos al Alavés en forma de penalti, pero la falta de efectividad mostrada ayer impidió que esa apuesta se saldara con éxito.