con apenas catorce años, un joven uruguayo de aspecto reservado llamado Matías Alonso se disponía a salir de su país por primera vez en su vida. Por delante tenía un viaje transoceánico de más de diez horas camino de Vitoria, una ciudad desconocida para el que sólo ha visto en imágenes, vídeos y fotografías habladas que le relataba su hermano, el delantero del Alavés de principio de década, Iván Alonso, todo un ídolo en aquellos tiempos. Hoy, a sus 26 años, aquel niño llega convertido en futbolista del Zamora (17.00 horas) al campo que alumbró la carrera de su hermano mayor. "Lo primero que hice cuando firmé con el Zamora fue ver en qué fecha jugábamos en Mendizorroza. Va a ser la primera vez que juegue en ese campo y la verdad es que es muy especial. No sólo por lo que representa a nivel futbolístico, si no también por todo lo que vivió Iván allí", confiesa el punta uruguayo. "Yo era un chaval de catorce años, y todos los veranos venía a visitarlo. Pasaba mi mes de vacaciones en España con mi hermano. Conozco muy bien la ciudad y guardo buenos amigos en ella".

Matías Alonso, de 26 años, es el hijo menor del matrimonio Alonso-Vallejo. La familia la completa Iván, el primogénito, seis años mayor que Matías. Desde muy temprana edad, el sólido núcleo familiar de los Alonso marca la personalidad de dos hijos de profundos valores que comulgan con el trabajo y la humildad. "Lo que nos inculcaron mis padres es que intentáramos ser unos buenos profesionales. Trabajar día a día y tener la conciencia tranquila. Poder llegar al final de una semana y de una temporada sabiendo que uno ha hecho bien las cosas y ha trabajado siempre por el bien común más que por el suyo".

Pronto, en las categorías inferiores de River Plate de Uruguay, tanto Iván como Matías comenzaron a mostrar unas cualidades especiales para jugar al fútbol. Iván pronto dio el salto Europa, de la mano del Alavés en el año 2000. "Para mi familia es un club muy especial porque fue la primera entidad que confió en él y las cosas allí le fueron muy bien a nivel deportivo y personal", explica Matías, que ha comenzado la temporada es un gran estado de forma y ya ha conseguido marcar tres goles.

El Zamora se presenta en Vitoria después de vencer en sus dos últimos partidos -frente a la Real Sociedad B y el Real Unión- y conseguir ocho de los últimos doce puntos en juego. "Nos costó arrancar porque somos un bloque nuevo, pero ahora ya estamos muy conjuntados y las cosas nos están saliendo bien". En Mendizorroza intentarán prorrogar su racha, lo cual dejaría al Alavés en una posición delicada. "Sabemos que es un campo muy difícil y que el Alavés está obligado a ganar pero nosotros vamos a Mendizorroza con la mentalidad de salir a puntuar y a vencer si se puede", asegura Matías.

vueltas por españa Zamora es la última parada en el viaje del pequeño de los Alonso por el fútbol nacional. Tras llegar al Celta en 2006, donde jugó con el filial antes de ser cedido al Ibiza, Matías salió rumbo al sur, enrolado primero en las filas del Murcia y después en el Granada en Segunda División la temporada pasada. Su andadura en el conjunto de Quique Pina fue corta, ya que pronto fue cedido al Atlético Cerro de su país. El club uruguayo fue la antesala de su fichaje por el Zamora. Este vaivén de equipos no ha desanimado a Matías, que califica su andadura como "buena al fin y al cabo". "Si uno es trabajador las cosas terminan por salir", resume.

Esa máxima también es la que ha llevado a Iván Alonso a disfrutar de una carrera notable de diez años en el fútbol español a caballo entre Primera y Segunda antes de recalar en el Toluca mejicano.

La profesionalidad de Iván es resaltada por todos los compañeros y entrenadores que ha tenido en su carrera. Para su hermano menor, es además un espejo, una senda marcada en la vida. "Iván es un ejemplo como persona. Siempre le he tenido como referencia. Es el único hermano que tengo y siempre ha sido un espejo para mí".

Diez años después, la afición alavesista todavía recuerda la potencia de salto de Iván, una virtud que llevó al charrúa a firmar numerosos goles de cabeza como el que anotó en la final de la UEFA. "Lo de saltar viene de familia. Lo tenía mi padre, mi hermano y yo. No tanto como Iván, porque eso es algo antinatural, fuera de lo común, pero el juego aéreo es una de mis armas", afirma Matías, quien diez años después de que lo hiciera su hermano por primera vez pisará el césped de Mendizorroza con la misión de perforar la puerta del equipo de Iván al que tanto alentó cuando era un pibe.