CON 17 años recién cumplidos, debutó en un terreno de juego de Tercera División. Desde entonces, han pasado nada menos que dos décadas y continúa en el mismo sitio. Perenne dentro del área como si, al igual que las líneas de cal, se hubiera convertido en un elemento más del escenario. Pero a diferencia de éstas, se mueve. Y mucho. Especialmente para celebrar los cerca de 240 goles que han llevado su sello desde entonces. Ha pasado por todas las categorías recorriéndose prácticamente por completo la geografía del fútbol español siendo admirado y temido a partes iguales por compañeros y adversarios allí donde ha recalado. Es Paulino Martínez Soria -Pauli, para los muchos amigos que ha ido haciendo entre patada y patada al balón-, un clásido del fútbol modesto que mañana volverá a pisar Mendizorroza con la portería entre ceja y ceja.
Contrariamente a lo que pudiera pensarse tras echar un vistazo a su DNI, este futbolista nacido el 14 de agosto de 1973 en Albacete y afincado hace años en León tiene la cabeza mucho más tiempo mirando al frente que hacia atrás. "El futbolista no deja al fútbol, es el fútbol el que deja al futbolista", zanja. Lejos de vivir de los recuerdos, conserva "la ilusión" por levantarse cada día y acudir al entrenamiento como si fuera el primero de su carrera.
Gracias a ello, "mientras haya alguien que me quiera y me mantenga en condiciones", aspira a continuar regateando la inevitable bajada del telón durante algún tiempo todavía. Y ello pese a que la deriva que está tomando el negocio del balompié en los últimos años no le haya llevado a encontrarse precisamente con su cara más amable. Así, por ejemplo, la plantilla del Palencia, su actual club y rival del Alavés mañana, acumula cuatro meses sin percibir su sueldo y los problemas económicos se agolpan, como en tantas otras entidades, sobre la mesa de la directiva.
El análisis de Paulino, condimentado con la visión del que ha visto pasar casi de todo por delante de sus ojos, no puede ser más descarnado. "La situación está complicada, sobre todo en algunas categorías. El fútbol sale salpicado pero es la situación real de los momentos que vive la sociedad en todos los ámbitos. Se está atravesando por una crisis a la que de momento no se le ve la salida, de hecho yo incluso veo muchos metros de oscuridad por delante, y nuestro caso no va a ser diferente. Es triste porque todos los años hay muchas familias que se quedan tiradas. Ahora la AFE está trabajando bien y esperemos que consiga dar estabilidad", resume.
A la hora de repartir responsabilidades, el delantero no duda en apuntar a los despachos y al todo vale que ha reinado en el fútbol durante demasiado tiempo. "Muchos equipos se crean ellos mismos sus propios problemas. Si todo el mundo viviera acorde a sus posibilidades y no por encima esto no pasaría. Desgraciadamente parece normal que los futbolistas llevemos meses de retraso a la hora de cobrar, no pasa nada. Mientras que en cualquier otro gremio en cuanto falta un mes se echan, y con razón, las manos a la cabeza", argumenta.
rival propicio Claro que el fútbol no proporciona únicamente sinsabores. "Por suerte o por desgracia he recorrido todos los puntos cardinales a lo largo de mi carrera y me quedo con eso, poder conocer diferentes culturas y diferentes formas de ver la vida", apunta.
Entre las muchas personas que ha conocido por los campos de fútbol, Paulino coincidió con el actual entrenador albiazul durante una temporada en la Cultural Leonesa y, a tenor de sus palabras, la experiencia le dejó huella. "El Alavés tiene muchísima suerte de tener al entrenador que tiene. Es uno de los mejores, por no decir el mejor, de esta categoría -no porque lo diga yo, lo dicen los resultados- y lo que estoy deseando es que tenga suerte de una vez y consiga ascender al equipo y el fútbol vea a Tomé en Segunda División. Porque es otra de las personas que aporta cosas a este deporte. Se merece mucho más de lo que hasta ahora le ha dado el fútbol", alaba. Claro que sobre el césped este veterano killer no tiene amigos y El Glorioso se ha convertido en una de sus piezas preferidas. "Le he eliminado dos veces de la Copa y en casi todos los partidos he marcado", recuerda.
Consciente del estatus que tiene dentro del vestuario, el nueve del Palencia trata de ayudar a los más jóvenes. "Mi predisposición con ellos es siempre hacer todo eso que yo quizás no viví. Intento ayudarles en todo lo que pueda. Hacerles ver que si están es por algo y que da igual la edad que tengas", señala.
Si siguen su valioso ejemplo, quizás tengan la fortuna de, como él, vivir dos décadas de pasión con el balón. "Digo que se consigue con mucho sacrificio pero en realidad para mí no lo es tanto porque disfruto cada momento que estoy en el fútbol. No soy brillante en nada pero siempre he tenido alguien bueno a mi lado, he sabido explotar al máximo mis virtudes y ser consciente también de mis limitaciones", resume como receta. Palabra de Paulino, bota de vino.