Aguilar de Campoo. El Deportivo Alavés afrontaba ayer en el Torneo de la Gallet la prueba definitiva de su pretemporada y, tras lo visto en Aguilar de Campoo, no puede decirse que consiguiera despejar las incógnitas sobre su puesta a punto. Con el teórico equipo titular sobre el césped, ante un adversario de superior categoría y en el último ensayo antes del inicio de la competición oficial, encajó una nueva derrota aunque bien es cierto que el resultado más justo probablemente hubiera sido el empate.

Tras el oásis que supuso la última victoria sobre el Barakaldo, el conjunto albiazul volvió a recaer en uno de los vicios que más le han perseguido desde que comenzó el carrusel de amistosos y ofreció dos caras muy diferentes ante el Numancia. Impreciso, sin apenas hilvanar dos pases seguidos y demasiado condescendiente atrás durante el primer periodo y mucho más agresivo, eléctrico y firme tras el descanso. Curiosamente, fue en esa segunda parte cuando llegó el gol que le condenó a la derrota.

El encuentro arrancó densó y sin que ninguno de los dos contendientes fuera de capaz de hacerse con el timón y conducir el juego por los cauces que más le convenían. Como si el fuerte viento que durante todo el primer periodo azotó sin descanso las instalaciones de la ciudad deportiva Alberto Fernández ejerciera un extraño influjo sobre los futbolistas, el balón iba de una zona a otra del campo sin que nadie pareciera capaz de controlarlo.

Mientras Tomé se desesperaba en la banda reclamando a sus discípulos que realizaran alguna mínima combinación en lugar de recurrir una y otra vez al despeje sin contemplaciones que no ofrecía el más mínimo rédito, sobre el césped fue el Numancia el que primero comenzó a dar señales de vida. Con el velocísimo y escurridizo Cedric como estilete por la banda izquierda -Iván Malón sufrió de lo lindo para tratar de contenerle-, el conjunto soriano comenzó a acercarse con cierto peligro a las inmediaciones de montero.

El Alavés se mostraba incapaz de superar la presión que ejercía el combinado de Juan Carlos Unzúe y los sorianos aprovechaban los balones que una y otra vez les regalaba su condescendiente rival para tratar de buscar, sin demasiado acierto eso sí, la portería.

Por parte vitoriana, únicamente cuando Jito -de largo el mejor de los de Tomé ayer- conseguía entrar en juego parecía cobrar sentido el fútbol albiazul. Tanto dando apoyos para la salida de la pelota como ejerciendo de nueve puro en la brega y los remates -una espectacular espuela suya a la salida de un córner fue la mejor ocasión hasta el descanso- fue el mejor y casi único faro de luz de los alavesistas.

Cambio En la reanudación, el duelo cambió sensiblemente y el juego albiazul experimentó también una notable mejoría. Con Jito igualmente de referencia, las ocasiones comenzaron a sucederse en una y otra área -más claras y en mayor número las favorables al Glorioso hasta que la diferente fortuna de los guardametas terminó por decidir la contienda-. Mientras que el cancerbero del Numancia -y la falta de tino de los de Tomé- impidió con sus actuaciones que la pelota llegara a su red, un grave error de Alberto Montero al intentar blocar un centro desde la derecha dejó en bandeja el balón a Cedric para que cabeceara a la red. A partir de ahora ya no quedan más experimentos y la competición oficial medirá a este nuevo Alavés.

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ALAVÉS Montero; Iván Malón (Indiano, min. 72), Igor Cuesta (Mesquita, min. 61), Moya, Javi Casas (Josetxo, min. 72); Casares (Iván, min. 85), Ibon Gutiérrez, Alaña, Salcedo (Óscar Rico, min. 72); Jito (Óscar Martínez, min. 72) y Geni.

NUMANCIA Eduardo (Diego, min. 63); Óscar López, Jaio (Lago, min. 63), Pavón, Dani López (Nano, min. 46); Gallardo (Aaron, min. 80), Dimas (Mario, min. 46), Víctor Andrés; Angulo, Cedric (Álvaro, min. 63) y Diego Antón.

Gol 0-1, min. 62: Cedric, tras fallo de Montero en un centro.

Árbitro González Fernández (colegio palentino), asistido por Díez Maraña y Salcedo González. Amonestó a Salcedo.

Estadio Alberto Fernández. En torno a medio millar de espectadores.