vitoria. "Esa fideuá, esa fideuá, esa fideuaaaaaaá". El cántico que varios de los jugadores albiazules llevaban a cabo ayer al término del entrenamiento de Ibaia antes de dirigirse al vestuario deja bien a las claras el buen ambiente que reina en estos momentos en el plantel babazorro.

La letra de tan original single esconde una singular historia que corrobora la excelente sintonía que existe hoy en día en el vestuario del conjunto vitoriano. Cristian Castells, destinatario de dichas estrofas, es el principal protagonista de la misma. Y es que el central valenciano se ha comprometido a invitar a sus compañeros a este típico plato del levante español en caso de lograr mañana un triunfo ante el Palencia. Eso espera el resto. Un nuevo convite. Uno más. Y es que en las últimas semanas las invitaciones a pinchos y comidas están a la orden del día.

La culpa la tiene la espectacular racha de resultados que está logrando el Alavés en estas últimas semanas. Teo Delgado, utillero del Alavés, lo confirma. "Cada jornada hay algún jugador que se compromete a pagar pinchos o invitar a una comida al resto si se gana el siguiente partido y ahora es el turno de Castells, que ha prometido invitar a una fideuá si se logra la victoria ante el Palencia".

Es el nuevo Alavés. Un grupo "más unido que nunca", como apostilla el encargado de material albiazul. Queda claro que Iñaki Ocenda ha devuelto la sonrisa al vestuario babazorro. Ese plantel alicaído y triste que paseaba sus caras largas hace poco más de dos meses por las instalaciones de Ibaia ha quedado atrás. Enterrado. De hecho, ahora el buen humor y las bromas son la tónica habitual de una plantilla en la que reina el buen ambiente. "Fenomenal", como corrobora el propio Teo, quien convive a diario con todos ellos en el vestuario.

Un vistazo al entrenamiento de ayer en las instalaciones José Luis Compañón lo confirma. Risas, ambiente distendido, bromas con cada túnel que se hacía durante los rondos, cánticos y un vacile continuo entre todos los jugadores.

El encargado del material albiazul confirma además las grandes esperanzas que alberga la plantilla babazorra de lograr el ascenso de puertas a dentro, ya que hacia afuera se quiere comedir por el momento la euforia. "Claro que hay optimismo. Mucho", puntualiza. Los números permiten estar ilusionados. No es para menos.

Y es que desde que ha llegado Iñaki Ocenda, el cuadro vitoriano no conoce la derrota después de diez encuentros. Tres empates y siete victorias, las cinco últimas de forma consecutiva permiten tener licencia para soñar. Así está el entorno albiazul, que ve como ahora la suerte está de cara. "Tienen la flor que en su día tenía la selección española de Miguel Muñoz y ahora les sale todo", apuntaba al respecto Juan Carlos Cendoya, periodista de Radio Nacional, que cubre la información del club babazorro.

"Son una piña" Sale todo. Goles en los últimos minutos, victorias in extremis y una racha para enmarcar. No es para menos. Y es que el Alavés de Ocenda ha marcado 15 goles y sólo ha encajado 5. Además, los datos demuestran que este Alavés va a más a medida que avanzan las jornadas. Buena prueba de ello es que en los últimos cinco partidos, el cuadro babazorro ha conseguido marcar dos goles, a la vez que ha dejado su portería a cero en tres ocasiones.

La clave de estos espectaculares resultados está a juicio de Teo Delgado en la unión que existe en estos momentos en el grupo. "Son una piña y se llevan todos de puta madre". Un grupo de amigos bien avenidos. Sin mal rollo. Sin las caras largas del pasado. Adiós a las comeduras de coco, que las había y mucho como corrobora el propio encargado del material. "Han pasado de estar desquiciados y volverse locos a la mínima a tener una confianza y creer en sí mismos de una forma espectacular". Todos en todos además. Confianza en el grupo. Nadie por encima de otro. Un vestuario bien avenido, en el que cada jugador se siente importante, pero no por ello se ve por encima del de al lado. Todos suman. Unos desde dentro y otros desde fuera.

Equilibrio perfecto. Por eso, todos ellos aguardan su momento. Sin prisas. Sin querer romper una dinámica ganadora. El propio Raúl Llorente avala la teoría. Y es que pese a que el madrileño ha sido una pieza importante en los esquemas del nuevo preparador albiazul hasta su lesión, ahora aguarda su vuelta a los terrenos de juego con paciencia y sin precipitación habida cuenta de que su puesto está bien cubierto. "Forzar, ¿para qué? Si no hace falta. Van cómo un tiro. Déjales que sigan así", bromeaba ayer cuando se le cuestionaba si podría jugar mañana contra el Palencia.

Confianza en los que están. Cree en la victoria. El vestuario también. En la sexta consecutiva. "Hay optimismo", repite Teo. Por eso, todos piden ahora a coro "una fideuá".