Cuando tienes motivación, las horas te parecen más llevaderas, haces tus tareas con menos esfuerzo y cualquier logro te sube los ánimos. Pero cuando te falta, ese mismo trabajo te desgasta. La OMS ya lo advierte: un entorno de trabajo desmotivador reduce la productividad e incrementa el riesgo de ansiedad, estrés y problemas de salud a largo plazo. PsicoLan te propone estas cinco pequeñas acciones, aplicadas con constancia, pueden ayudarte a recuperar la motivación perdida.

Establece metas claras y alcanzables

Trabajar sin objetivos definidos es como irte de viaje sin saber a dónde y sin preparación. La desmotivación suele ser la primera parada. Pero para que una meta funcione debe estar bien definida: decir exactamente qué quieres lograr, comprobar si lo alcanzaste, que sea posible de cumplir, que tenga sentido para ti y que tenga una fecha límite

No es lo mismo decir “quiero ser más productivo” que proponerse “terminar el informe mensual antes del viernes al mediodía”. En el segundo caso, la claridad del objetivo te permite organizar la semana, priorizar tareas y, lo más importante, disfrutar al conseguir lo que te has propuesto

Organiza tu espacio de trabajo

Una mesa o entorno desordenado agota mentalmente. El móvil personal esperando la siguiente notificación, un cúmulo de papeles en la esquina esperando a ser atendidos, post-its de tareas a realizar decorando tu monitor o la bandeja de correo electrónico abierta con correos sin leer. Imposible concentrarse así.  

Organiza lo necesario y elimina lo que te distrae. Incorporar elementos personales, como una planta pequeña, una fotografía significativa o una frase inspiradora, también ayuda a asociar el espacio con emociones positivas. 

Si teletrabajas, esta práctica cobra aún más relevancia. Diferenciar físicamente el lugar de trabajo del resto del hogar, te ayudará a separar roles y a proteger tu motivación.

Una mesa desordenada con un cúmulo de papeles y una taza Cedida

Haz pausas estratégicas

Olvida eso de que hay que ser productivo todo el tiempo. La realidad es que el cerebro necesita pausas para mantener la concentración y la creatividad. No descansar provoca errores y pérdida de motivación.

Las pausas estratégicas son breves interrupciones que se hacen de manera consciente en la jornada laboral. Te proponemos una de las técnicas más conocidas: la Pomodoro. Veinticinco minutos de trabajo concentrado seguidos de cinco minutos de descanso. Levántate, camina, estírate o simplemente aparta la vista de la pantalla durante unos instantes te ayuda a oxigenar la mente y a volver con más energía.

Reconoce tus logros diarios

La inercia muchas veces nos puede y la falta de reconocimiento personal mina la motivación. Reconocer tus logros diarios, aunque sean pequeños, es una práctica sencilla con gran impacto. Puedes hacerlo al final de la jornada. Anota en un cuaderno tres tareas que se hayan completado o puedes celebrarlo con un gesto tan simple como disfrutar de un café especial, dar un paseo breve o compartir el logro con un compañero. Verás que tu percepción del trabajo cambia. Ya no se trata de una sucesión interminable de tareas pendientes, sino una cadena de logros.

MÁS INFORMACIÓN

La Fundación San Prudencio - PsicoLan

Programa "Tu salud - Zure Osasuna"

C/ Dato, 43 - 01005 Vitoria-Gasteiz

Tel: 945 222 900

Web: www.lafundacion.com

Rodéate de personas positivas

Un equipo en el que predominan las quejas, el pesimismo y la crítica constante termina debilitando la motivación individual. En cambio, trabajar junto a personas con actitud constructiva y optimista refuerza el ánimo y facilita superar los retos cotidianos.

Buscar aliados dentro del equipo o de tu organización, compartir ideas y momentos con compañeros y compañeras que te aporten energía y evitar conversaciones que solo alimentan el malestar son estrategias sencillas pero efectivas. Rodearse de personas positivas no significa negar los problemas, sino afrontarlos con disposición para encontrar soluciones en lugar de quedarse atrapado en la queja.