Quien más quien menos ha oído hablar de los oficios de ferrones, carboneros, canteros-moleros o tejeros que, en siglos pasados y antes de la llegada de la electricidad, surgieron en nuestros montes, ya que eran auténticos almacenes económicos; pero también estaban los castañares, que fueron vitales en la supervivencia de nuestros ancestros.

De hecho -aunque hoy día, muchas veces ni se recogen y quedan tiradas en el monte, para regocijo de la fauna silvestre como jabalíes, corzos o ratones- la castaña fue un importante producto alimenticio cuando a las familias, en pleno invierno, no les quedaba nada que llevarse a la boca

“Estaba muy controlado, 18 eran las unidades que daban la energía necesaria a una persona para subsistir una jornada. No existían las neveras por lo que no había forma de conservar alimentos como hoy, y no todo el mundo se podía permitir sacrificar un cerdo o similar, así que la castaña –sobre todo con leche caliente- era un plato muy nutritivo y recurrente en aquella época”, explica el etnógrafo de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, Iñaki García Uribe, que sobre todo ha investigado esta cuestión en Gorbeialdea, donde aún se conservan gran cantidad de kirikinauzi o ericeras, empleadas para el almacenaje de castañas en el monte. 

Iñaki García Uribe posando junto a un kirikinauzi o ericera para el almacenaje de castañas en Gorbea Cedida

También se molían para obtener harina con la que elaborar lo que se llamaba "pan de los pobres", y por supuesto para alimentar al ganado. De ello también saben, y mucho, en Montaña Alavesa y, más concretamente, en el concejo de Apellániz del municipio de Arraia-Maeztu que, este fin de semana, celebrará su sexta fiesta de la castaña, en su empeño por poner en valor la labor de sus antepasados con este árbol y su fruto.

De ecopaseos a catas de pastel y pan

Programa de la VI fiesta de la castaña en Apellániz Cedida

Para el sábado, a partir de las 17.00 horas, han organizado talleres de cestería y una recogida colectiva de castañas en la zona de Atxurdina-Ilarra, que luego asarán también en comunidad mientras se relatan historias en torno al fruto.

El programa continuará el domingo, de 10.00 a 14.30 horas, con un mercado de productores de Montaña Alavesa, que estará acompañado de una exhibición de talla con motosierra a cargo de Mikel Lasarte, una exposición de pintura de Javier Garrido Gómez de Segura y el segundo certamen de poesía de la fiesta de la castaña; y como no, de buena gastronomía, pues habrá cata de pastel de castañas, elaborado por el presidente de la Asociación de Pasteleros y Confiteros Artesanos de Álava, Luis López de Sosoaga, así como de panes de castaña con Mendialdeko Ogia.

Visitantes en el castañar de Apellániz Cedida

Tampoco faltarán, en dos turnos previstos a las 10.00 y 12.00 horas, ecopaseos al famoso castañar local. Otra joya de nuestro territorio, situada en el interior del Parque Natural de Izki, que con 13 hectáreas en las que viven 1.100 castaños es el mayor y mejor conservado castañar de Euskadi. 

Las primeras plantaciones de las que se tiene constancia se remontan a 1762 y de aquí que albergue castaños realmente excepcionales en tamaño y que abunden los pies de entre cinco a más de ocho metros de perímetro. De hecho, éstas se promovieron en su día por la Diputación Foral de Álava como complemento para los pueblos en los duros inviernos alaveses

El terreno lo cedió el concejo de Apellániz para la plantación, es decir, es público. Los árboles sin embargo son privados. Cada vecino y vecina conoce su árbol y se heredan generación tras generación. En su día, un guarda contratado por el pueblo cuidaba de que sólo las familias propietarias pudieran aprovechar la cosecha. Cada hogar recogía únicamente sus castañas, siempre antes del 1 de noviembre, momento en el que cualquier persona podía entrar en el monte a recoger las sobras. El ganado, que se introducía más tarde, daba cuenta de las castañas de menor calidad.

Castañar de Apellániz Cedida

De especial protección

Hoy día, este bosque de castaños trasmochos -que estuvo a punto de llevarse el título de Bosque del año 2025 en el Estado, dentro del certamen de la ONG Bosques sin Fronteras, aunque quedó en segundo lugar tras los alcornocales de Cobrana en Cangosto (León)- se encuentra catalogado como “Zona de especial Protección”, por considerarlo un área de interés de conservación, paisajística y cultural.

La normativa del Parque Natural insta al órgano gestor, la Diputación Foral de Álava a promover activamente la recuperación y conservación de los viejos castañares a largo plazo, y así evitar que, como esta ocurriendo en otras zonas, desaparezcan o sean desterrados a la sombra de otras especies forestales más productivas.

Esta labor comenzó hace un lustro con la ayuda de la Red de Semillas de Euskadi, cuyo objetivo ha sido restaurar este ecosistema y dar un lugar privilegiado a los castaños, recuperando su uso, sus tradiciones y la ilusión de su recolección; pero el testigo lo han recogido los vecinos y vecinas de Apellániz que, cada año, a mediados de octubre, organizan la feria de la castaña para dar a conocer el entorno y los proyectos de conservación y recuperación que se están desarrollando allí.

Destaca la visita a la finca “Atxurdina”, una parcela pública de 2 hectáreas donde se están ensayando técnicas de injertado, nuevas plantaciones, poda y retrasmocheo de castaños. Es un lugar de donde se combinan acciones de formación. 

En 2024 desarrollaron una guía práctica para resumir los trabajos realizados y que sirva de inspiración para crear proyectos similares en torno a los castaños y la importancia socio-cultural que tienen en nuestro entorno.

Asimismo, terminaron el documental sobre el castañar tradicional de Apellániz, donde se recuperan diferentes experiencias sobre el manejo y trabajos realizados en las plantaciones de castaños. Este fin de semana quien quiera tendrá la oportunidad de visitarlo.