Una mano amiga hacia el éxito en Álava
Cruz Roja presta desde 2018 un valioso apoyo educativo y social a jóvenes que han comenzado o quieren empezar una formación en la educación no obligatoria
Ser una persona competente y disciplinada en los estudios y tener un entorno social propicio son dos aspectos fundamentales, a partes iguales, para acceder a la educación no obligatoria y poder progresar en ella.
"Las barreras lingüísticas y las del entorno, por no tener amistades, o sentirnos mal pueden generarnos mucha frustración y hacer que nos vengamos abajo"
Porque si uno de estos dos pilares se tambalea, los problemas para el estudiante no tardarán en surgir y le empujarán, en el peor de los casos, a tirar la toalla.
Sin embargo, por desgracia, no siempre existen los recursos suficientes para dar respuesta a estas casuísticas, a esos factores de índole personal, económico o familiar que dificultan el camino.
“A veces, las barreras lingüísticas y las del entorno, por no tener amistades, o sentirnos mal pueden generarnos mucha frustración y hacer que nos vengamos abajo. Y ahí ya es muy difícil levantarse”, sintetiza Emi Galcheva, responsable de Cruz Roja Juventud en Álava.
Punto de partida
Fue el punto de partida para el proyecto de Promoción del Éxito en Jóvenes (PEJ) que la organización humanitaria impulsó en el año 2018, un programa que nació para tratar de llenar esos vacíos prestando un valioso apoyo social y educativo a jóvenes de entre 16 y 30 años en riesgo de exclusión.
Gentes de muy distintos perfiles y realidades, pero unidas porque están formándose tras superar la etapa obligatoria de la educación o pretenden comenzar unos determinados estudios.
El programa, que tiene su base de operaciones en la propia sede de Cruz Roja en Gasteiz, ofrece a las personas participantes acompañamiento educativo y orientación y también talleres temáticos sobre técnicas de estudio, oratoria, participación o competencias digitales, así como un espacio cómodo, dotado y autogestionado de aprendizaje.
Seis voluntarios de la organización, entre ellos Juan Carlos Múgica, son los verdaderos culpables de que el PEJ haya sido hasta ahora un verdadero éxito, como el que ayudan a alcanzar a su joven alumnado.
“Siempre pensé que me faltaba algo más y la experiencia ha sido muy gratificante”, reconoce Múgica, quien tras 42 años trabajando en la factoría de Mercedes-Benz y dos más dedicados a viajar, estudiar inglés o hacer teatro y yoga terminó embarcándose en esta aventura como la persona “inquieta” que es.
“Siempre pensé que me faltaba algo más y la experiencia ha sido muy gratificante”
Múgica, a quien el contacto con las personas participantes en el programa ha aportado “mucho”, no esconde sentir “una gran satisfacción” al ver cómo alumnos que tenían “bastantes dificultades” para estudiar han sido capaces de completar sus respectivos caminos e incorporarse al mundo laboral.
Además, “otros con más actitud y conocimientos nos dejaron con el Bachiller terminado y siguen estudiando carrera”, se congratula este vecino de 70 años.
13 son los jóvenes que este curso, desde el pasado 30 de septiembre, están participando en el PEJ, tres más que en el año anterior. Acuden al aula reservada para el programa en Cruz Roja los lunes y los miércoles de 17.00 a 19.00 horas.
A diferencia de antaño, cuando casi siempre “más que estudiar y hacer deberes les gustaba interrelacionarse”, ahora acuden “más con trabajo y deberes”, según Múgica.
Omar Lelou, que llegó a Vitoria hace cinco años desde Senegal, ha sido uno de las ya decenas de jóvenes que han participado en el programa durante estos años. Pasó por el instituto Ekialde y después por Federico Baraibar antes de iniciar y finalizar una FP Básica en Mecánica en EPA Carmen.
“Me costaba el idioma y hacer los deberes en casa. Aquí me motivaba y me ayudaban mucho”
En ese tránsito, el soporte del PEJ le fue de gran ayuda, pues al instalarse en Gasteiz este joven –aún adolescente–solo hablaba francés. “Me costaba el idioma y hacer los deberes en casa. Aquí me motivaba y me ayudaban mucho”, recuerda Lelou. “Muy contento” en la ciudad, ahora está buscando trabajo y le gustaría ser mecánico.
“La juventud de hoy en día es maravillosa, y tenemos perfilazos. Gente que tiene una gran proyección, pero que a veces no termina de desarrollarla porque hacen falta más recursos. Yo siempre digo que no somos magos, pero hacemos todo lo posible para que cuando llega esa situación, el adolescente pueda salir adelante. Aquí tienen un espacio seguro donde pueden percibir ese soporte educativo y ser ellos mismos”, sintetiza de nuevo Galcheva, quien tilda el camino recorrido hasta ahora de “maravilloso”.