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Salud mental: vía a la plena inserción laboral en Álava

El Programa de Integración Laboral Apoyada (Pila) de Asafes, que trabaja por la empleabilidad de un colectivo aún perseguido por el estigma, cumple 25 años. Una excusa perfecta para hablar con quienes lo hacen posible

Salud mental: vía a la plena inserción laboral en ÁlavaJorge Muñoz

La plena inserción laboral de las personas con problemas de salud mental es un reto todavía lejano, pero Álava puede presumir de una iniciativa pionera en este ámbito y que a día de hoy sigue dando la oportunidad de trabajar en diferentes empresas del mercado ordinario a numerosos vecinos de este territorio. Además, con estabilidad y en condiciones de igualdad. 

Se trata del Programa de Integración Laboral Apoyada (Pila) creado por Asafes, la Asociación alavesa de Familiares y Personas con Enfermedad Mental, que este mes de noviembre celebra un aniversario redondo.

Son ya nada menos que 25 años los que este proyecto acumula fomentando la empleabilidad del colectivo, una excusa magnífica para hablar del pasado, del presente y también del futuro del Pila con quienes lo hacen posible.  

"Un programa valiente"

“Fue un programa valiente, que venía de Europa y que no existía aquí para ningún tipo de colectivo –con necesidades especiales–”, contextualiza Justine Gestoso, psicóloga de formación y técnica de empleo en Asafes, en conversación con NOTICIAS DE ÁLAVA.

El Pila ha sido el único programa de sus características en el entorno cercano hasta hace apenas una década, cuando echó a andar una experiencia similar en la vecina Bizkaia. 

Una veintena de personas con problemas de salud mental y que han completado todo el proceso de inserción diseñado por Asafes están trabajando en la actualidad en distintas empresas alavesas del mercado ordinario, en sectores como la jardinería, la logística o la limpieza, con contratos indefinidos y en jornadas completas. 

Normalización e inclusión

Uno de ellos es David Ortiz de Landaluce, “un claro ejemplo de normalización e inclusión” –en palabras de Gestoso– que está ya a punto de cumplir nueve años en nómina de la multinacional GXO Logistics, anteriormente Ceva, que cuenta con sucursal en Vitoria (Crispijana). Allí trabaja como mozo especializado de almacén. 

“Antes de llegar aquí pasé por varias empresas, pero no llegaba a aguantar mucho tiempo porque la enfermedad surgió y tuve un parón de varios años. Pero gracias a mis padres y a toda la gente que me ha apoyado ahora estoy súper contento”, apunta este trabajador.

Como todas las personas que entran en contacto con el área de Empleo de Asafes, Ortiz de Landaluce fue derivado a la asociación desde la Red de Salud Mental de Álava (RSMA) de Osakidetza, entre cuyos pacientes los especialistas detectan a quienes pueden tener mayores capacidades para acceder al mercado laboral, ya sea protegido u ordinario. 

Una vez en contacto con el colectivo, Asafes pone en marcha el proceso de inserción laboral, que incluye diferentes formaciones y un conocimiento del potencial trabajador en aspectos como la puntualidad o sus habilidades en todos los ámbitos necesarios. 

Primero, en el Raep

Si este cumple con los requisitos establecidos, en primera instancia es asignado al Raep, el Centro Especial de Empleo que Asafes gestiona en el área industrial de Gamarra, donde en la actualidad trabajan 102 personas, 63 hombres y 39 mujeres, en áreas como la limpieza o el montaje de piezas.

Es la última etapa antes de que puedan dar el salto al Pila, a través del que la asociación pone también a disposición de las empresas interesadas a las personas cuya potencial buena inserción ha testado. 

Ortiz de Landaluce pasó casi cuatro años en Raep, en distintos puestos de trabajo relacionados con la limpieza o los montajes eléctricos, antes de que surgiera la oportunidad de unirse a Ceva con un contrato de media jornada, primero a través de una empresa de trabajo temporal. Hasta hoy.

“Estoy a gustísimo, la verdad, tanto trabajando como con los compañeros”, reconoce. Han sido casi nueve años “intensos” en sus palabras, de “mucho trabajo” y marcados, además, por una agenda creciente. 

Seguimiento

Montse Mozo, también psicóloga y técnica de empleo en Asafes, ha seguido de cerca el proceso de inserción laboral de este vitoriano y todavía se encarga de su seguimiento.

La profesional alaba también la capacidad y valía de Ortiz de Landaluce, a pesar del “estigma” que continúa persiguiendo al colectivo con el que trabajan. “En todo el tiempo que lleva trabajando allí no han llamado nunca de la empresa por ningún problema”, remarca Mozo.

Más allá de las alrededor de 20 personas que están insertadas a día de hoy en el marcado ordinario gracias al Pila, hay bastantes más que en los últimos años han logrado hacerlo también a través de este programa, pero que en un momento dado han decidido salir del radar de Asafes por decisión propia.

La conmemoración del aniversario del Pila va a vivir su acto central este próximo miércoles 20 en Gasteiz. Será una jornada de trabajo, abierta en exclusiva a profesionales y entidades e instituciones colaboradoras, que servirá también para “plantear cuáles son los principales retos de futuro del Pila o qué mejoras pueden implementarse”, según detalla la técnica Justine Gestoso. La cita tendrá lugar en la Fundación Laboral San Prudencio -desde las 10.15 horas- y contará en una primera charla con la participación de Vanesa Vadillo, gerente de Asafes, y Endika Minguela, responsable del área de Empleo de la asociación. El plato fuerte de la jornada vendrá después, con la ponencia Empleo y salud mental: situación y retos actuales, que impartirán Luis Pelegrín, presidente de la Federación estatal de Asociaciones de Rehabilitación Psicosocial, y Leandro Tacons, coordinador de Ammfeina, una asociación que agrupa y representa a las entidades de iniciativa social de ámbito catalán que promueven la inclusión de las personas con problemas de salud mental.

Sin dejar de lado los datos, Osakidetza deriva todos los años a Asafes a una media de unas 40 personas con problemas de salud mental susceptibles de incorporarse a sus programas de empleo. La asociación está trabajando además a día de hoy con algo menos de 200 personas en el proceso previo a su posible entrada en el Centro Especial de Empleo (Raep).

Enviser, dedicada a la gestión medioambiental, es una de las empresas que participa en el Pila desde hace alrededor de un lustro. Y cinco son también los trabajadores seleccionados y proporcionados por Asafes que a día de hoy esta firma tiene en plantilla, con contratos indefinidos.

Llevan a cabo labores de escarda en diferentes zonas verdes o parterres de Vitoria donde acostumbran a crecer las malas hierbas, fruto de una concesión del Ayuntamiento.

“Muy buena” adaptación

Jorge Arce, delegado de Enviser, celebra la “muy buena” adaptación de este grupo de trabajadores, que se encuentran “totalmente integrados en la plantilla” de la empresa. “La experiencia está siendo muy positiva”, reconoce Arce, que en etapas laborales previas ya había trabajado con perfiles de estas características.

“Cumplen perfectamente sus labores, como cualquier otro jardinero de la ciudad. Empezaron en fase de prueba durante un año, cumplieron y tienen un seguimiento desde la asociación que nos da mucha tranquilidad”, expone.  

De izquierda a derecha, Montse Mozo, Jorge Arce, Justine Gestoso y David Ortiz de Landaluce.

“Desde Asafes adquirimos con la empresa el compromiso de que no vamos a desaparecer nunca, que siempre vamos a responder”, apostilla Gestoso. 

La asociación también ofrece a las empresas que se suman al Pila una formación optativa destinada a que puedan disponer de herramientas para responder a posibles problemas o desajustes derivados de su participación en el programa. “Y nosotras nos tenemos que asegurar muy mucho de que la inserción va a ir bien”, remarca, por su parte, Mozo.

"Mucha pupa"

El camino hasta aquí ha tenido momentos complicados, como la crisis económica de finales de la primera década de este siglo o la pandemia del coronavirus, que en palabras de la técnica de empleo “hicieron mucha pupa”. Porque el proceso de inserción, además, “es largo” en la mayoría de los casos y con no pocas dificultades.

Entre los retos más importantes del colectivo se encuentra ahora sobre la mesa avanzar en la progresiva incorporación de las mujeres con problemas de salud mental al mercado laboral, pues se trata de un colectivo aún muy masculinizado.

“Las derivaciones desde Osakidetza ya nos vienen sesgadas”, apunta Mozo.