La localidad de Dulantzi ha cerrado este domingo siete intensos días de fiesta donde el buen ambiente ha sido el principal protagonista junto a los más de 60 actos programados. El cielo plomizo acompañó a los dulantziarras en la jornada de la despedida de las fiestas en honor a Nuestra Señora de Aiala. La traca final y la subida de Tripafina ponen el broche de oro a la última jornada festiva.

Fanfarre

Los primeros sones de la jornada han llegado de la mano de la fanfarre Kilkir. La formación musical no ha faltado a su cita festiva de la localidad. Los vecinos y vecinas se han lanzador a la calle tras la última resaca festiva con los niños, los blusas y las neskas como protagonistas.

A mediodía en los alrededores de la plaza se formaba una larga cola de niños, niñas, padres, madres y abuelos. Esperaban su turno en los dos castillos hinchables instalados en el entorno del ayuntamiento. Los más pequeños se decantaban por el hinchables. Además de las colchonetas las niñas y los niños han pasado el rato de la mañana de la última jornada festiva jugando en las diferentes mesas de los arcos de la casa consistorial. Unos se decantan por las construcciones de madera, mientras otros trataban de guiar con habilidad la bola por el circuito marcado.

Reunión de blusas

Sin tiempo para reponer fuerzas los blusas han ido reuniéndose en sus lugares habituales. Unos en los bares de la localidad, otros en los txokos, pero todos ellos con el ánimo y las ganas suficientes para rendir al máximo en la última jornada festiva. La kalejira con Kilkir ha atraído la atención de grandes y pequeños hasta la llegada del vermouth momento en el que se celebró un concurso de paellas amenizado por Radio Vinilo 80 y Dj Reibax.

Joselu Anaiak

Por la tarde la animación callejera y los diferentes actos como un espectáculo de circo con música tradicional vasca, los monólogos o el baile con Joselu Anaiak centran la atención de unos dulantziarras que ya sólo desean descansar del trajín festivo. La quema de la traca y la subida de Tripafina hasta el campanario de la iglesia de San Blas desde donde descendió el viernes 13 ponen punto y final a los festejos patronales para los que ya ha comenzado una nueva cuenta atrás para las fiestas del año que viene.