Desde 2012, un total de 2063 estudiantes de la Universidad del País Vasco han invertido más de 216.592 horas en los Programas de Voluntariado y Participación social reconocidos por la Universidad del País Vasco.
Durante el pasado curso 2023-24 esta iniciativa solidaria ha partido mayoritariamente del alumnado femenino (el 75,5% son mujeres y el 24,5%, hombres) y se ha llevado a cabo en más de 66 entidades diferentes de ámbitos tan distintos como el cultural, socio sanitario, social, deportivo, ocio y tiempo libre o medio ambiente. En total, se han reconocido 590,5 créditos que equivalen a 17.715 horas de voluntariado.
Como explica David Hoyos Ramos, director de EHUgune-Compromiso e Impacto Social, “uno de los objetivos que nos planteamos en el actual Plan Estratégico de la Universidad fue que el alumnado recibiera una formación integral de calidad y que su paso por la UPV/EHU, además de constituir una experiencia vital enriquecedora, le permitiera responder adecuadamente a retos locales y globales y actuar de forma ética y creativa en un entorno cambiante y cada vez más exigente”.
Añade que “el voluntariado es una excelente oportunidad para que el alumnado se implique en la mejora de la realidad que nos rodea y para que avancemos hacia una universidad comprometida socialmente que fomenta los valores de inclusión, equidad y sostenibilidad. Una universidad que se sitúa así en el centro de la sociedad.”
Nagore Gallardo Menayo e Iker Callado Iza pertenecen al grupo de alumnas y alumnos que han participado en iniciativas de este tipo. La primera estudia Trabajo Social y opina que “el voluntariado es una herramienta transformadora tanto a nivel individual como a nivel comunitario. A nivel personal, es un acto de calidez humana donde dejas de ser el centro para poder ver a la otra persona y tener la posibilidad de compartir, acompañar... en definitiva, de estar y conocer otras realidades que distan mucho de nuestra vida privilegiada”.
Para ella, que ha colaborado con la Fundación Ellacuría en la acogida a personas migrantes y refugiadas, “las experiencias vividas en el voluntariado (bellas y crudas) permanecen en nuestra mente y en nuestro corazón expandiéndose así el buen trato y los cuidados atendiendo a la dignidad de todas las personas”. A nivel comunitario, Gallardo cree que ayuda a promover una sociedad diversa y fomentar la justicia social: “Me parece imprescindible que el alumnado universitario realice voluntariado, especialmente el que cursa estudios relacionados con la atención directa a las personas. En este sentido, agradezco que la UPV/EHU me haya facilitado el contacto con las entidades del Tercer Sector.”
Por su parte, Iker Callado es estudiante de posgrado (Graduado en Psicología - Máster en formación del profesorado, especialidad en orientación educativa) y opina que “el trabajo de voluntariado es una forma de intentar ayudar. Da igual el ámbito; ello va a traer alguna mejora seguro, y es una experiencia muy gratificante que, una vez vivida, mucha gente intenta repetir”.
Respecto a su área, dado que se realiza una labor más social interactuando con otras personas, “adquieres muchas competencias transversales que serán útiles para el resto de la vida. Nadie hace trabajo de voluntariado obligado; la gente hace todo tipo de voluntariados para ayudar, porque les gusta o por todo lo que puedes aprender. También para desarrollarse como persona, y la gente que recibe el trabajo voluntario lo nota. Nota que el tiempo que emplean los voluntarios es para ayudarles a ellos y que lo hacen porque quieren, no porque les paguen”.
De hecho, el programa IkasLagun en el que participa Callado está destinado a dar refuerzo académico a niñas y niños en acogimiento residencial, pero para él es mucho más que eso: “Reciben ese apoyo académico que puede que de otra forma no puedan recibir, pero también tienen ayuda emocional y un soporte social. El vínculo que se crea entre el voluntario y la otra persona puede llegar a ser muy especial, una relación de la cual salen todos ganando.
Y desde aquí sólo me queda animar a la gente a que, si puede, busque, porque hay muchos sitios en los que hacer voluntariado y es una ayuda bidireccional, recibes tanto o más como lo que das.” Una de esas satisfacciones fue ser merecedor del Premio Enlight Inclusion Award 2024 por su labor como coordinador de la iniciativa anteriormente citada, IkasLagun.
Las organizaciones en las que se pueden llevar a cabo las actividades solidarias son las avaladas por las agencias vascas de voluntariado (BizkaiaGara, en Bizkaia; Gizalde en Gipuzkoa y Batekin, en Álava); las inscritas en el Censo General de Organización del Voluntariado de Euskadi; las entidades de la Coordinadora de ONGD de Euskadi; las participantes en programas promovidos o apoyados por el Gobierno Vasco en el ámbito de la solidaridad y la cooperación y las que desarrollan proyectos dentro del Cuerpo Europeo de Solidaridad. Asimismo, la UPV/EHU cuenta también con programas propios.
Desde la Dirección de EHUgune-Compromiso e Impacto Social de la UPV/EHU, en la que también trabaja Felipe García, se fomenta la participación activa de la comunidad universitaria en proyectos e iniciativas que promuevan la justicia social, la diversidad y el bienestar colectivo. “Nuestro trabajo se fundamenta en dos propósitos claros: empoderar al estudiantado universitario para que sea agente de cambio y crear una comunidad universitaria comprometida con un futuro más inclusivo y sostenible”, afirma.