Las personas que acostumbran a cumplir con la tradición de despedir el año peregrinando hasta la cruz del Gorbea, saben que se van a encontrar adherido a uno de sus pilares un pequeño belén de 30 por 40 centímetros, metido en una caja con forma de caserío vasco.

Lo que seguro que muchos no saben es quiénes se esconden detrás de esta curiosa tradición navideña, con la que no ha podido ni la pandemia ni las inclemencias meteorológicas que, en estas fechas, suelen azotar esta cima de 1.482 metros de altura, y que hoy cumplirá 54 ediciones.

Desde 1970

De hecho, fue un diciembre de 1970 cuando Pablo Valencia, un relojero navarro afincado en Bilbao ya fallecido, colocó por primera vez y en solitario un pesebre montañero, configurado por figuras de procedencia polaca que le habían regalado y al que protegió en el interior de una caja de madera. Lo siguió haciendo hasta 1973 cuando, aquejado por su avanzada edad y viendo que sus hijos no querían seguir con la tradición, decidió ceder el testigo al montañero bilbaíno Txema Sainz-Ezkerra, al que conocía por sus constantes visitas a su negocio a admirar sus relojes de cuco.

Y es que Sainz-Ezkerra pertenecía al club de montaña Juventus, donde compartió la idea y enseguida sumó adeptos para continuar con la iniciativa del viejo relojero desde 1974 y hasta hoy.

Perdido en las inundaciones

“El belén inicial sucumbió en las dramáticas inundaciones de 1983, pero lo hemos sustituido por otro más robusto, realizado con chapa galvanizada de los antiguos Hornos de Bizkaia y figuras de hierro de la mina Concha II de Gallarta, la del famoso alirón (all iron)”, explica a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, el montañero Josu Beltrán, que se sumó a esta comitiva en 1986 y se ha convertido en su portavoz.

“El belén inicial sucumbió en las dramáticas inundaciones de 1983, pero lo hemos sustituido por otro más robusto, realizado con chapa galvanizada de los antiguos Hornos de Bizkaia”

Josu Beltrán - Montañero

Plan de subida

De hecho, a sus 60 años es de los más jóvenes del grupo y, de aquí, que acometan su promesa por etapas y con calma. “Llegamos el jueves al centenario refugio del club en Egiriñao, a más de mil metros de altura para aclimatarnos, entre buenas viandas, y ya a las 10.30 horas de este domingo desde Pagomakurre, acometeremos el ascenso a la cima, donde en torno a las 12.00 horas, porque vamos despacio, tomando fotos y charlando, haremos la escenificación previa al instalado del belén, en el pie este, el que mira a Navarra, en memoria de Pablo”, aclara Beltrán.

Cuatro pilares del Gorbea

Y es que la Cruz del Gorbea se asienta sobre cuatro pilares, de los que el norte y este se asientan en suelo vizcaíno (Zeanuri) y el sur y oeste, en Álava (Zuia), de donde también esperan que se les sume gente.

Belén congelado cuando fueron a retirarlo en una pasada edición. Cedida

“Para hacer más atractivo y lúdico el evento, desde 2015 llevamos un buen cargamento de txutxes para repartir a todos los niños y niñas que nos encontremos, y nos disfrazamos, cada año de una temática, representando la eterna batalla del bien contra el mal y, por supuesto, será bienvenido todo aquel que quiera acompañarnos”, añade Beltrán.

“Para hacer más atractivo y lúdico el evento, desde 2015 llevamos un buen cargamento de txutxes para repartir a todos los niños y niñas que nos encontremos, y nos disfrazamos"

Josu Beltrán - Montañero

También de legionarios

De hecho, han ido de legionarios romanos, tiroleses, escoceses, caballeros templarios, piratas del Caribe, vikingos y hasta de duendes el año de la pandemia, aunque en 2019, con motivo del 50 aniversario, representaron una boda, novia y cura incluidos. “Este año vamos de Star Wars, unos de mandalorianos protegiendo al pequeño bebé Yoda en su misión, y otros de Darth Vader, en el lado oscuro de la fuerza. Ya se nos van acabando las ideas”, ríe Beltrán, que no esconde que “lo que muchos no hicieron con 20 años, lo están haciendo ahora con más de 70. El caso es cumplir con las tradiciones, mientras no se haga daño a nadie”, apunta.

Respeto al prójimo

Ellos, desde luego, no lo hacen. “Lo ponemos antes de la Navidad y lo quitamos después de Reyes, porque creemos que un belén no pinta nada todo el año en la Cruz del Gorbea, y lo ponemos colgado para que no moleste ni para sentarse ni para nada. Es más, a veces lo cubre la nieve y ni se ve. Más de un año hemos tenido que tirar de piolet para liberarle de los carámbanos que lo cubrían al ir a retirarle”, explica, quien también añade que “en líneas generales, la gente es muy respetuosa, aunque también nos lo hemos encontrado con algún destrozo, pero esta intacto”, asegura.

El más longevo de Euskadi

La pasión y la implicación de este grupo de montañeros ha hecho posible que el belén de cumbre de Gorbea no solo sea el más longevo de toda Euskal Herria, sino “creemos el único de España de estas características”.

Mandalorians y Darth Vaders listos para la misión 2023 de llevar el belén a la Cruz del Gorbeia este domingo 17 de diciembre. Cedida

Tradiciones

Y es que, aunque la tradición de llevar un belén a la cima de las montañas, proviene de los asturianos Picos de Europa, ésta suele consistir en ascensiones, incluso más altas, por parte de clubes que suben, sacan la foto y se van, o que los guardan en alguna cueva, pero dejarlo a la intemperie a 1.482 metros de altura, en un lugar en el que azota tanto el viento como la lluvia o la nieve, “no tenemos constancia de otro”, apostilla Bletrán que, con todo, añade que esta aventura no es la más dura que han acometido con este belén.

“Nos lo hemos llevado dos veces a hacer el Camino de Santiago y lo hemos transportado a las 596 cimas de primera categoría que hay en Euskadi”, concluye orgulloso este montañero.