No hay secreto sobre setas y hongos que se le escape a la Sociedad Micológica Gorbeiako Bazterra, al disponer de un fondo bibliográfico de unos 30 volúmenes, así como un laboratorio para el estudio microscópico y un herbario micológico. Si bien, lo mejor es la experiencia y sabiduría de los 35 socios de todas las edades, siendo la mayoría del valle Zuia y alrededores, que forman parte de esta sociedad fundada en el año 2001.

Cestas repletas

Gracias a ello, ofrecen en Murgia (antiguo ambulatorio), todos los lunes un servicio gratuito de clasificación de especies, como ejemplo de las muchas actividades y cursos que realizan y entre las que destaca su exposición micológica, la cual desde su primera edición ha ido creciendo, siendo en la actualidad de referencia en Álava.

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Su presidente, Vicente Blanco, explica que aunque se dedican principalmente al estudio micológico, ahora mismo son una sociedad de ciencias naturales en la que tienen cabida disciplinas con la botánica, ornitología, estudio de vertebrados e invertebrados, etc.

Sin lluvias

Preguntado por cómo va la temporada, en comparación con el año pasado, declara que va peor dado que hasta la semana pasada se ha mantenido temperaturas altas para la época del año en la que estamos “y sobre todo porque en la parte de finales de agosto y primeros de septiembre, no ha habido humedad suficiente para estimular una brotación buena como es habitual. De todos modos, como todos los años, en nuestra exposición micológica de octubre hemos conseguido cerca de 365 especies”.

Y es que las setas alavesas también sufren las consecuencias del cambio climático. “Vemos que cada vez dura más el verano y el otoño empieza más tarde, lo que hace que la naturaleza en general se vea un poco loca. Hay árboles que ahora mismo se han puesto a brotar. Además este año, hay especies de setas que han aparecido fuera de su época habitual”, apunta Blanco.

No obstante, matiza que para ellos, la temporada de setas es todo el año “dado que nuestra disciplina no solo contempla las setas de gran tamaño y comestibles, sino que abarcamos otro tipo de hongos, por ejemplo, los que salen en madera y sobre excrementos de animales. Pero para los amantes de los hongos, la temporada empieza a finales de agosto, aunque empezó débilmente. Incluso se llegó a publicar que había empezado de forma masiva, siendo esto falso”.

Diferencias por zonas

En cuanto a si hay diferencias por zonas de Álava, precisa que normalmente las zonas donde suele ser más estable la aparición de setas son las que dan a cara norte “y sobre todo al norte de la Llanada Alavesa. El sur de Álava cada vez está más castigado por la sequía, con lo cual las condiciones para que broten son más difíciles”.

Pero lo que no cambia es que normalmente, cuando empiezan a salir las setas, hay “muchísima gente” que sale al monte a recolectar. “Cada vez hay más afición a recolectar setas, pero hay un peligro que mucha gente no tiene en cuenta. La identificación de especies no es fácil sin una base previa y las aplicaciones de móvil que van saliendo no ayudan mucho, ya que mucha gente sin conocimiento alguno de micología se fía de ellas y con nulo criterio validan lo que la aplicación les propone, llevándoles a confusión, que en algunos casos puede ser nefasta. No olvidemos que dentro de la micología hay especies, que al consumirlas pueden tener sabor agradable, e incluso tienen pinta de apetecibles, pero que en este mundo, hay especies que irremediablemente te pueden llevar a la tumba”, subraya el presidente de la Sociedad Micológica Gorbeiako Bazterra.

Más gente, más peligro

Y, como agrega, el hecho de que cada vez vaya más gente a los montes a por ellas, tiene otra peligrosa consecuencia: “lo que más daña es la afluencia masiva a un lugar determinado y la presión que eso provoca en el suelo, compactando los micelios y por ende, impidiendo la normal expansión de los mismos”. A esto hay que añadir, que hay gente que empieza a “destrozar setas” que para ellos no tienen ningún valor culinario creyendo que así hacen un favor para que otros por detrás nos las cojan. “Esto es una salvajada. Las setas/hongos, no los hay ni buenos ni malos. Todos cumplen una función esencial para el medio ambiente y debemos dejarlos en paz. Habría que poner en algunos lugares un cartel que diga algo así como: “Zona de hongos, por favor no molestar, estamos trabajando”, propone Blanco.

Cuadrillas de recolectores

También, por desgracia, hay cuadrillas de recolectores, “muchos de ellos ilegales, que arrasan el monte en busca de setas para luego ser comercializadas”. Para Blanco, el problema está en que debería haber una norma más estricta respecto a la comercialización de setas silvestres en tiendas y restauración. “Debería prohibirse la venta de este tipo de especies sin un registro sanitario que avale la salubridad de las mismas. Yo mismo me he llagado a intoxicar por el consumo de setas en un restaurante, entre las que había alguna seta tóxica. Afortunadamente, no paso de un dolor de tripas y una mala noche, pero podía haber sido peor. Nunca más he vuelto a consumir setas si una certificación sanitaria”, aconseja.

Por si fuera poco, lamenta que, por desgracia, hay mucha gente que sigue llevando bolsa para recolectar setas, “aunque cierto es que cada vez hay menos. El problema de recolectar en bolsa es que las setas, al cabo de un tiempo, por falta de transpiración, empiezan a fermentar y puede pasar que setas comestibles le puedan hacer daño cuando las consume. Esto es debido, en general, a que esta consumiendo un alimento que esta en malas condiciones y no necesariamente por que la seta que ha consumido era tóxica. Además, esta impidiendo que las esporas que van soltando las setas durante nuestro paseo micológico, se puedan expandir por el medio ambiente y así favorecer la reproducción de las mismas”.

Especies que más brotan

En cuanto a las especies que más hay, en general, cuando hay brotación, hay todo tipo de hongos, “pero los más visibles para la gente aficionada son los “agaricales”, es decir, setas con láminas y los boletales, entre los que están los tan codiciados Boletus edulis y Boletus aereus”.

En cuánto a los precios, Blanco aclara que en estos temas de comercialización, no se suelen meter porque “nuestro ámbito es principalmente científico. De todos modos creemos que muchas de la setas silvestres que se comercializan están sobrevaloradas”.

Sobre si hay algún tipo de limitación de los kilos que se pueden recoger en Álava, recuerda que la normativa de la Diputación establece que el máximo de setas que una persona puede recolectar por cesta y día es de tres kilos. “Creo que no todas las setas deberían tener el mismo límite. Por ejemplo, coger tres kilos de hongos, cogidos como hay que cogerlos, es decir, grandes, se hace con una docena y media de ejemplares, pero para recolectar tres kilos de Craterellus luetescens, hay que rascar mucho monte y es bastante más dañino para el bosque”, opina.

En cualquier caso, ante cualquier duda sobre si son comestibles o no, reitera que en su sociedad en Murgia tienen un servicio gratuito de identificación de especies: “Estamos, todos los lunes a partir de las 20.15 hasta las 21.30 horas en nuestra sede en el antiguo ambulatorio de Murgia. Allí, a parte de decirte si lo que has cogido es comestible o no, te asesoramos y explicamos como diferenciar de especies tóxicas y si lo desean, tienen a disposición del que quiera, una extensa biblioteca de consulta especializada. Eso si, tienen que ser dentro de la sede. No se pueden llevar a casa”. Mucho más fiables, además, que una app.