Un día después del fallecimiento de los dos bodegueros de Crespo Zabala, el dolor y el miedo, porque algo así en plena vendimia, vuelva a repetirse, este lunes todavía era demasiado palpable en Lanciego, la localidad riojanoalavesa en la que sucedió.

"Ahora trabajamos todo el pueblo en silencio. Hay un silencio rarísimo”.

Muestra de ello eran las siguientes palabras de la nueva presidenta de ABRA, Itxaso Compañón: “Ahora trabajamos todo el pueblo en silencio. Hay un silencio rarísimo”.

“Para la gente de Lanciego ha sido un palo. La gente está consternada y encima ha tocado con la vendimia"

Como resumía Enrique Jalón, propietario de bodegas Ezki (Viñaspre), “para la gente de Lanciego ha sido un palo. La gente está consternada y encima ha tocado con la vendimia, cuando todo el pueblo y toda la comarca están en plena faena”.

Hace tres años del último

Así que en la mente de todas las personas que viven de la uva y residen en esta comarca está el del otro siniestro mortal, muy parecido al de este pasado domingo, que ocurrió en 2020, en Lapuebla, y que tuvo como resultado el fallecimiento de otras dos personas: una, su exalcalde y la otra, su primo, también por el tufo del vino.

Vieja amenaza

“El miedo y la preocupación lo hemos tenido siempre"

El miedo y la preocupación lo hemos tenido siempre. Por eso, vigilamos y ventilamos antes de meternos. Él tenía ventanas, no era de las bodegas de antes, pero no sé qué pudo pasar”, insiste una persona, al frente de una bodega en Lanciego, que prefiere no revelar su identidad. “Bastante tenemos con lo que tenemos”, argumentaba.